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Historias de San Luis: boliches en primera persona

Por Nino Romero

Recuerdos, boliches de ayer.
Actualizada: 15/03/2020 10:17
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Haré una breve referencia a los boliches en primera persona, o sea aquellos que pude conocer siendo niño acompañado de mi padre o de un “hermano de la vida”. Por supuesto no me refiero a boliches bailables. De ellos escribiré en otro momento.

Se trata de aquellos boliches dónde se juntaban generalmente los trabajadores y los amigos a tomar algo, a comer un sándwich (sánguche), y principalmente a conversar. Lugares de encuentro. Sitios en donde era un ritual ir. Y sin que mediara ninguna cita previa, sabías que los amigos estaban allí a tal hora y en esa mesa. Quedan ya muy pocos. Pero quedan.

Este relato fue motivado el fin de semana pasado escuchando el tema musical “Recordando Boliches” cantado por el inolvidable amigo Juanón Lucero.

Boliches de San Luis.

Y Juanón recuerda en su canto a: Mario Serante, Kecho Flores, Doña Hortensia, Las Tres Perdices, Pedro Apes, El Tropezón, La Niña Molina, Rusito Gómez, Doña Felipa, Ricardo Ortiz, Don Buci y Cacho Quiroga.

Por supuesto hay muchos más, y también existen notables publicaciones y trabajos de investigación a los que haremos referencia en un futuro sobre este tema.

Pero van ahora los que conocí de niño y después ya mayor.

Un hermano de la vida que se llama Marcelino Celestino Rojo “alias el Conejo Blanco” me llevaba en su bicicleta a un boliche cuya ubicación no recuerdo exactamente, pero estaba cerca del Aeropuerto. Casi todos los domingos por la mañana. No puedo precisar si era por la actual avenida Italia o por la calle Francia. ¿Y qué hacía yo? Tomaba una naranjada y “El Conejo” me compraba fichas para que pusiera en el Aconcagua. ¿Qué era el Aconcagua? Una máquina donde colocabas una ficha o una moneda y luego apretabas un botón dónde estaba escrito el nombre del tema musical que querías escuchar. Por supuesto la mayoría eran intérpretes y música cuyana, y el resto algún pasodoble o ranchera.

Una vivencia que está grabada a fuego en mí. Y un homenaje a este hermano de la vida que nos criamos juntos y ya no está.

Sigo ahora con mi padre, que se llamaba Juan Cruz y era plomero, gasista y hojalatero. Para él era un ritual el vermouth (vermú) de las once de la mañana, en algún lugar cercano a la obra dónde estaba trabajando. Como mi entretenimiento en las vacaciones cuando niño era acompañarlo en bicicleta a las obras, me llevaba a “sus” boliches. Así conocí “La Cueva del Chancho” en avenida España y Maipú, pero quiero enfatizar un lugar situado en calle Colón pasando Pringles que era un restaurante, cuyo dueño no recuerdo el apellido.

Ese restaurante con manteles cuadriculados fue el primer lugar dónde comí fideos blancos a los 7 años. Se trató de la primera comida sólida ingerida por mí, ya que al nacer padecí un grave problema intestinal que motivó una arriesgada intervención quirúrgica cuando tenía 9 meses de edad. Hasta que mi padre decidió probar con esos fideos blancos (los más ricos de mi vida), toda mi alimentación había sido líquida durante 7 años.

Boliches de San Luis.

Ya mayor por supuesto que estuve en muchos lados. Pedro Apes (avda. Lafinur casi Las Heras), Pizzería don Enrique (avda. España y Chile, por España). Avenida que cuando llovía se desbordaba (lo mismo que ahora). Pero el problema que el agua inundara el local estaba resuelto ya que era cuestión de sacarse el calzado, las medias, arremangarse los pantalones, y a seguir firme con los amigos. Cafelandia (Colón y Pedernera y luego por Ayacucho pasando San Martín); el Rincón de la Boca en la ex terminal; Los Amigos (Pringles y Lafinur) dónde me juntaba con el senador Cano de La Toma, (siempre en el buen recuerdo). Parrillada Mi Rancho de don Eduardo Morcón, en la Falucho casi ruta 7. Allí trabajé mucho tiempo como locutor de sus peñas de viernes y sábado. Frente a la estación de servicio. Y del otro lado estaba don Alfio Batti con La Gaviota. Los dos en la misma zona. ¿Y en el resto de la provincia? Ni hablar. Son muchos. Seguiré con los que conocí, y también con los que cuentan los libros o las memorias colectivas. En estos boliches pasaron muchas cosas importantes para la historia de nuestra provincia.

info@elchorrillero.com – ninoromero@gmail.com

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