Historias de San Luis: tercera de boliches
Por Nino Romero
Las historias que se vienen relatando en estas columnas han generado afortunadamente la gran colaboración de familiares, descendientes y amigos de quienes fueron dueños y asistentes de esos boliches o bares tan especiales dónde se reunían los amigos en largas tertulias.
Mencionaré simplemente con la letra E a un amigo que nos envió colaboraciones y datos, pero prefiere el anonimato.
Hace dos aportes fundamentales para estos relatos. En la primera nota de esta serie abordé aspectos personales y por eso los llamé: Boliches en primera persona. Lugares que conocí y estuve.
Hice referencia a un hermano de la vida, Marcelino Celestino Rojo, alias El Conejo Blanco, quien me llevaba los domingos en bicicleta a tomar una naranjada a un bar sin poder precisar exactamente si era por Italia (ahora Fuerza Aérea) o la calle Chile, en la zona del Aeropuerto.
El amigo E me informa que era a lo de Ricarte adónde me llevaban, y me compraban fichas para escuchar música cuyana o popular en las máquinas llamadas Aconcagua.
Sí, esas máquinas Aconcagua que ya conté ponías una ficha, apretabas un botón ubicado al lado del nombre del tema musical elegido, y a disfrutar con volumen bien alto
Lo de Ricarte, prácticamente frente a lo que hoy es la entrada al aeropuerto de San Luis “Brigadier Mayor César Raúl Ojeda”. Porque así se llama nuestro aeropuerto.
El famoso negocio de calle Colón pasando Pringles y que lo escriben de diferentes maneras, me asevera mi amigo E que es Viglianco con V no con B. Para no errarle el domingo anterior lo escribimos de tres maneras distintas, pero todas parecidas.
Me cuenta además que por la misma calle Colón, pero entre Lavalle y Bolívar, había un negocio de comidas conocido como “Lo de Rosso”. (Apellido tradicional de San Luis).
Y también me dice que por Colón pasando Bolívar había un local de despacho de bebidas dónde tuvo la oportunidad de conocer a Hilario Cuadros y los Trovadores de Cuyo.
Continuando por Colón, entre las Heras y Tomás Jofré frente a lo que ahora es el Club Pringles, estaba el bar de Pedro Fernández que era bandoneonista y en su local también había una máquina Aconcagua para escuchar muy buena música.
Es reconocido también el bar de Doña Aurora en la esquina de Buenos Aires y Rivadavia, famoso por el queso de pata picante, nos apunta Jorge.
Omar recuerda al Bar Chile. Inolvidable lugar en la calle Chile entre Ejército de los Andes y Avenida España. Un lugar histórico.
Y hace referencia al Bar El Globo por la Justo Daract, sin precisarme a qué altura. Así que se agradecen aportes para ubicarlo correctamente.
Les anticipo a los amigos que el próximo domingo andaremos por la zona de Chacabuco y Pringles, que tiene su historia y relataremos el origen de la esquina de Justo Daract y Ejército de los Andes. Nuevamente gracias a todos los que nos ayudan.
Hasta la próxima.