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Historias de San Luis: seguimos con los boliches

Por Nino Romero

Foto: Nino Romero.
España y Maipú, pizzería Asensio.
Actualizada: 12/04/2020 10:37
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Son interminables realmente las historias de nuestros boliches o bares y seguimos recibiendo notables aportes. Gracias a todos.

Y eso que nos hemos quedado en San Luis por ahora. Imaginemos toda la provincia.

En cada rincón un lugar lleno de historias.

Siguiendo con San Luis, el amigo Roberto Miguel Irusta cuenta que la mítica “Cueva del Chancho” fue en el año 1955 propiedad de su tío Marcos Irusta, quién vendió el fondo de comercio a un señor de apellido Riquelme.

Para algún desprevenido, hemos publicado fotos de una hermosa vivienda del lugar dónde estuvo instalada “La Cueva del Chancho” en avenida España casi Maipú.

“La Cueva del Chancho” en avenida España casi Maipú (Foto: Nino Romero).

Durante un largo tiempo hasta su cierre, esas paredes estuvieron pobladas de rock, blues, música urbana y notables visitantes del lugar que se llamó “Panacea”.

De esto no hace mucho tiempo. Tocadas y juntadas memorables.

Y haciendo cruz, o sea en la esquina opuesta a la Cueva, siempre en España y Maipú, como olvidar a la pizzería Asensio. Se le hacía “agua la boca” días pasados a un reconocido abogado local llamado Julio, recordando sus incursiones por la pizzería.

Siempre por España en la esquina con Justo Daract estuvo instalado el famoso boliche de Doña Blanca. Su dueña vivía sola y tuvo un trágico final, ya que fue asesinada por dos parroquianos que la policía apresó y pasaron un largo tiempo en la cárcel. Eran hermanos.

También en esa zona, pero en la esquina opuesta funcionó el bar de don Casari, que luego se transformó en el local bailable llamado “Delicias Cuyanas”.

Me dieron detalles del Bar El Globo, que habíamos citado por Justo Daract, pero sin precisiones. Mario y otros amigos y amigas nos enseñan que en el lugar han quedado unas casas antiguas entre unas residencias universitarias y una ex panadería de la familia Vacca. Vereda Oeste por avenida Justo Daract pasando Almirante Brown estaba el Bar El Globo.

Lo atendía un señor de nombre Germán, cuentan los amigos.

Muchos mensajes hacen referencia a la Confitería Moramay, por Pringles casi Colón, lugar donde actuaban artistas consagrados a nivel nacional y era un ambiente familiar.

No sólo tenía un salón cubierto, sino que cuando las temperaturas eran altas, se recurría al llamado Patio de Verano.

En la esquina, o sea en Pringles y Colón, existía un bar que fue escenario de una tragedia entre dos personajes de San Luis, uno de ellos diarero, que fue el matador u homicida en perjuicio de otro hombre que era zapatero. (No damos identificaciones por respeto a las familias de ambos protagonistas).

En esa zona se ubicó en sus inicios el restaurante Sans Souci de la familia Adorno.

Ya más cerca de la Catedral había una tintorería, la vidriería de la familia Ferrieres, que posteriormente tuvo otras direcciones, y aparece en escena la famosa Panadería Odicino.

En la próxima entrega nos ocuparemos de la esquina de Chacabuco y Pringles.

No crea que tuvo vida a partir de la pizzería que ahora cambió de nombre o de la confitería de Carlitos Chaplin, que alcanzó fama en el año 1993 cuando en San Luis se vivieron momentos personales, políticos e institucionales bastante complicados.

En esa zona, mucho antes, estaba un bar o boliche famoso con escalinata hecha de mármol de Carrara (el mismo del Vía Crucis de Villa de la Quebrada), una hermosa verdulería, una pensión, una bicicletería, una fábrica de mosaicos.

Y por la calle San Martín el Sanatorio Ramos Mejía y en la esquina con Pringles la famosa garita desde dónde un policía dirigía el tránsito. Y en la zona la panadería Borsotto y más aún. Hasta la próxima.

ninoromero@gmail.com/elchorrillero@gmail.com

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