La crisis de los mineros de San Luis: entre el miedo a fundirse y un futuro oscuro
El sector vive momentos críticos por estos días. Productores señalaron que la situación “empeoró de sobremanera” con el comienzo de la cuarentena. Marcan la falta de políticas económicas del Gobierno provincial para socorrer a las pequeñas empresas.
La situación económica y laboral de los productores y los trabajadores mineros de San Luis no es nada fácil. A los problemas que arrastran desde hace varios años se le sumaron las consecuencias que contrajo el aislamiento social, preventivo y obligatorio que ya cumplió un mes en todo el país.
El sector agupa alrededor de 70 productores repartidos en los departamentos San Martín, Pringles, Chacabuco y Junín. Muchos de ellos detuvieron su marcha y otros pocos se las ingenian para subsistir.
Para tener un panorama, El Chorrillero habló con dos pequeños productores radicados en La Toma y Tilisarao. Ambos coincidieron que el contexto es crítico y que el futuro es incierto.
Fernando Mansilla, quien además fue concejal de Tilisarao, trabaja en el rubro desde hace 35 años. Tiene una pequeña empresa y algunas canteras para explotar cuarzo, granito y feldespato. Según relató a este medio, el escenario que viven hoy es “sumamente delicado”.
“El sistema y la cadena de pago se cortó totalmente. Lamentablemente somos el último eslabón que siempre paga el precio”, manifestó.
Mansilla estuvo parado por unas semanas sin poder extraer nada, pero logró generar un permiso nacional por pertenecer al sector de la fabricación del vidrio. Pero lejos de haber resuelto inconvenientes, vio disminuida la producción de manera “abrupta”.
“Tenemos en claro que el año está totalmente perdido, somos conscientes de ello, quizás haya alguna esperanza para quienes trabajamos cuarzo y feldespato. Las empresas que compraban el granito no pueden abrir, se paró totalmente”, comentó el productor.
Si bien la actividad sintió con fuerza el impacto al detenerse la economía desde hace más de un mes, los inconvenientes no son del todo nuevos. Desde hace 5 años que las trabas aumentaron y la ayuda es necesaria.
“Las políticas provinciales no están direccionadas a la minería. Estoy en el tema desde hace muchos años y el gobernador (Alberto Rodríguez Saá) no ha sido muy afín con el sector. La verdad no sé por qué, lo único que hicimos fue esforzarnos, trabajar, generar puestos de trabajos y producir”, sostuvo.
Mansilla también reconoció que durante ese tiempo tuvo que despedir siete empleados, el último cesanteado en diciembre. Ahora solo trabajan él y un sobrino.
“Lo que hacemos es subsistir nada más, hacemos un viaje con carga de cuarzo, se hace el proceso y nada más”, agregó. En medio del escenario que describió pidió que se tomen “decisiones que impacten de buena manera”.
Además, adelantó que durante esta semana mineros mantendrán una conversación y coordinarán para hacerle un petitorio al Gobierno provincial. Entregarán nota para que se suspenda por 90 días el cobro de las guías mineras, un requisito para circular en el territorio provincial.
“Se trata de un talonario que, con el 60% de aumento que sufrió este año, se fue a unos $8 mil y hoy es complicado afrontarlo. Hay quienes no sacan viajes por día, sino uno por semana y deben pagar la totalidad del monto”, manifestó.
“Coma profundo”
Otro pequeño minero, que prefirió mantener en reserva su nombre, contó que su situación es “similar a la de un coma profundo”. El hombre trabaja en el sector hace más de 30 años y contó que prácticamente está fundido.
“Siempre nos dejan para lo último, no les importamos a nadie”, se quejó.
Según dijo, no tiene ningún tipo de actividad desde el inicio de la cuarentena pese a trabajar con minerales como el cuarzo y el feldespato; y agregó que “las pérdidas son mayúsculas”.
“Hasta hace poco no sacaba grandes cantidades de minerales para no tener que vender todo de una sola vez y de esa manera poder sacar algo de rédito y vivir”, añadió.
Al igual que el anterior caso, destacó que “no hay decisiones y medidas” dirigidas a las pequeñas compañías, incluso contó que tuvo que vender dos palas hidráulicas y un camión para poder mantenerse. Hoy solo le queda una pala hidráulica y una camioneta. Además trabaja solo.
“Estamos en la lona, hasta estoy viendo de buscar otro trabajo y vender lo que me queda”, agregó.
Explicó que intentaron hablar con autoridades provinciales en búsqueda de un auxilio pero “nunca hubo respuestas”.
“Me encanta lo que hago, me crié con esto, pero no damos más. Estamos mal pagados y cansados, hay veces que te dan ganas de largar todo y listo”, dijo.