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Historias de San Luis: Cholita

Por Nino Romero.

Cholita nacida y criada en un hogar donde se hacía defensa y difusión de las tradiciones argentinas.
Actualizada: 03/05/2020 10:16
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Para la mayoría es Cholita. Su identificación real es María Teresa Carreras de Migliozzi.

Nacida y criada en un hogar donde se hacía defensa y difusión de las tradiciones argentinas. En otra de nuestras historias le pediré que nos hable de su honorable familia.

Pero ahora quiero referirme a ella estrictamente. A su lucha incansable “para no permitir jamás que la música nativa se sienta extranjera aquí, en su propia casa”, como lo expresa textualmente en su libro “El Folklore que yo viví y otras memorias musicales”.

Obra notable como tantas que ha escrito Cholita, dicho su apelativo con todo respeto.

Afortunadamente las redes sociales permiten que muchos escritores, investigadores, docentes, músicos y poetas sigan publicando sus obras, ya que es muy difícil hacerlo, pero no por la pandemia que estamos padeciendo, sino por otro virus que desde hace un largo tiempo hace que carezcamos de una política cultural seria y coherente.

Pero vamos con Cholita y sus enseñanzas. Que es también su gran pasión y lucha.

Por eso elegí publicar uno de sus últimos escritos aparecidos en su Facebook.

La higuera en la leyenda

Este árbol frutal, tan rústico como noble, es oriundo de Siria. De allí fue llevado a Italia y luego a España y Portugal. Fueron los conquistadores quienes lo arraigaron en América.

En tiempos coloniales, la modesta población puntana de sólo 700 habitantes basaba su economía en la ganadería mayor y menor, en la industria del cuero y de la madera, los tejidos, la fabricación de charqui y quesos, velas y jabones y en el secado de frutas.

Entre ellas, la más abundante y conocida, el higo.

Debido a la gran cantidad de higueras que poblaban las quintas de San Luis, muchas leyendas asomaron a la imaginación de los puntanos, narraciones que hoy llegan a nosotros a través de la oralidad. Una de ellas es ésta:

Cuenta la gente añosa que la higuera es una planta "airiada" porque entre sus hojas corre un aire misterioso que "enroncha" a las personas que duermen o se guarecen a su sombra. Dicen que por las siestas hay un duende que se esconde detrás de los higuerales para reírse cuando esto les sucede. Algunos afirman que "para curar ese maleficio que anda entre sus hojas, hay que tomar un cuchillo filoso y hacer una cruz bien honda en su corteza, así los malos espíritus se van y la higuera se vuelve buena".

También dicen que no da flores porque hace mucho tiempo, sobre un burrito y con el Niño en brazos, la Virgen pasó cerca de una higuera; el árbol estiró sus gajos y le rompió el vestido. Cuentan que la Virgen se enojó y le dijo que nunca florecería.

Pero luego, viendo la generosidad con que ofrecía tantos frutos, la bendijo dándole muchas propiedades curativas. Por eso la leche de la higuera cura testes, verrugas y niños que nacen "pupudos", o sea, de ombligo grande.

Algunos afirman que florece en la noche del Viernes Santo; otros, en el día de San Juan. Y que quien logre cortar la flor y conservarla, será feliz toda su vida.

Amigos: Hablando de la higuera, les dejo una vieja copla que escuché en el campo:

Todos me dicen negro
porque quise a una negra.
¡A quién no le va a gustar
comer quesillo con brevas!

M.T. Carreras de Migliozzi.

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