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¿Cómo sobreviven los carros de comida? Un presente que los lleva a la quiebra

A muchos trabajadores que ofrecen en San Luis el servicio de comida al paso, el aislamiento social, obligatorio y preventivo los castigó de manera implacable.

Por la cuarentena, la mayoría de los carritos en San Luis está cerrado.
Actualizada: 10/05/2020 21:23
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Solo algunos están empleando el método del delivery pero no es “sustentable” para los gastos de alquiler y el mantenimiento del carrito. La mayoría está cerrado.

En el inicio de la semana con la “apertura gradual” de la cuarentena, el sector comercial reabrió y empezó a activar sus economías. Sin embargo las medidas en nada favorecen a los puestos de comida, conocidos como carritos bar, que tradicionalmente funcionan con el movimiento nocturno de personas.

Se estira el aislamiento y se estira la espera para volver nuevamente a un ritmo que les permita sostener sus emprendimientos; una misión casi imposible en tiempos de pandemia.

La crisis se profundizó en las últimas semanas cuando la necesidad de trabajo comenzó a ser intranquilizante. A partir de ello, algunos abrieron para hacer el puerta a puerta.

Puesto de comida, Primera Rotonda.

Mantener un carro operativo no es un negocio para cualquiera, y menos cuando hay un aislamiento que este sábado se alargó hasta el 24 de mayo. Dueños e inquilinos dialogaron con El Chorrillero y dieron cuenta de un panorama crítico.

El alquiler de estos carros está “entre los $12000 y los $35000”, según contó Alejandro Fernández, que tiene un puesto en la ciudad de La Punta.

“En mi caso particular al no tener ingreso alguno la semana pasada tuve que vender mi autito para tener algo de dinero y pagar mayo y junio de alquiler por las dudas que esto siga”, indicó para graficar la compleja situación que transitan.

Explicó que los primeros días de la cuarentena realizaban delivery pero las ganancias eran mínimas ya que se vendían “4 sándwich por noche”. Antes de la cuarentena la demanda era de entre 40 a 60 sándwiches, y destacó que en este tiempo “la pérdida fue mucha”.

“No veo solución alguna, solo pienso que veníamos trabajando y luchándola honradamente, y de un día para el otro nos dejaron sin sustento alguno con cuentas y mercadería perdida”, analizó.

A lo largo de la avenida Lafinur varios son los carritos de comida que están cerrados y además ahogados en deudas y envueltos en una preocupación cada vez mayor. Uno de los casos es el Matías García dueño de “Panchettos”.

Cerrados y en medio de la incertidumbre.

Contó que armó un grupo de “carritos autoconvocados”, al principio de la cuarentena para “mantenerse informados con los compañeros”.

“El tema del delivery es bastante difícil porque si te piden un lomo en Juana Koslay, perdiste la plata en el viaje”, indicó.

Ana María Andrada, propietaria del carro-bar “El rey del pancho” contó que “la situación es cada vez más grave”.

“Nosotros le damos trabajo a cinco familias que por suerte con un fondo que tenía los he podido ayudar con mercadería y plata”, detalló. Y fue por esa necesidad que decidió ponerse a trabajar otra vez: “Llegó un momento que se terminó el fondo entonces el lunes decidí abrir, no podía aguantar más”.

Carrito, Lafinur y Junín.

“Cuando reabrí el carro fue bromatología y me dijo que con ventanilla abierta no podía, así que preparamos todo, las motos y trabajamos a puerta cerrada con envíos a domicilio”, dijo.

También remarcó que el volumen de ventas ya no es el mismo pero “gracias a Dios alcanza para tener un plato de comida”.

En la avenida Centenario y Riobamba está el puesto de comida “Mr. Humo”. Su propietario, Juan Ferrare también vive días de incertidumbre mientras sobrevive la cuarentena.

Carrito de Riobamba y Centenario.

“Nunca tuve delivery, lo tengo que implementar ahora, es algo nuevo y es necesario tomar las precauciones necesarias. Esta modalidad suma pero no alcanza”, contó. Pasó más de un mes y “se puede aguantar más” porque el dinero hace falta.

Juan junto a sus empleados decidieron quedarse en su casa, pero ya con más de un mes de cuarentena no pueden seguir así y están analizando comenzar con repartos a domicilio: “Te suma pero no te aumenta la venta, es muy poca la ganancia”.

Carrito, Esteban Adaro y Cerro Tomolasta.

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