Historias de San Luis: la carpa de la dignidad
Por Nino Romero.
La Plaza Independencia no era como hoy entre los primeros meses del año 2004 y durante bastante tiempo del 2005.
Allí estuvo instalada la llamada “Carpa de la Dignidad o de la Dignidad Docente”, que era el lugar de referencia de un momento de luchas sociales muy importantes.
Se armó en la Plaza Independencia sobre calle 9 de Julio, frente a lo que era la Casa de Gobierno en ese entonces, y ahora es el Palacio de Justicia.
A la carpa la destruyeron policías y militantes por orden de las autoridades del gobierno.
En ese tiempo nació la “Multisectorial del Pueblo de San Luis” que organizó marchas de reclamos todos los días jueves con peticiones de numerosos sectores afectados por el gobierno, que entonces también ejercía el actual primer mandatario de la provincia.
Luego, las organizaciones y movimientos sociales que integraban la Multisectorial se fueron diluyendo, desapareciendo, y finalmente debilitadas o divididas por el poder del gobierno provincial, en un marco de acusaciones cruzadas entre dirigentes que conservaban inalterables sus principios, y otros que habían cambiado sus ideas.
Muchas de esas organizaciones y movimientos permanecen actualmente trabajando muy fuerte, defendiendo los derechos de ciudadanos desprotegidos y abandonados.
Fue una época en que la ciudad de San Luis tuvo dos intendencias: por un lado, Daniel Pérsico, finalmente legitimado en el cargo por la Corte Suprema de Justicia de la Nación, y por el otro María Angélica Torrontegui, impuesta de manera ilegal por un proceso electoral fraudulento pergeñado por los hermanos Rodríguez Saá.
En el año 2003 es creado el Plan de Inclusión Social, cuyos integrantes se constituyeron en obligados defensores del gobierno de turno.
Ese tiempo fue de mucha tensión y también actos de violencia y abuso de poder.
La sociedad estaba transitando una grieta muy profunda con un gobierno provincial que siempre ejerció el poder absoluto, dejando de lado todos principios democráticos.
En ese marco, el Poder Ejecutivo dio a conocer en febrero del año 2004 un decreto ordenando la intervención de unas 70 escuelas.
Los interventores eran personas que en muchos casos carecían de estudios primarios o secundarios, o tenían algún título, pero jamás habían ejercido el cargo de director o interventor de una escuela. Todos eran punteros políticos.
Y la mayoría de los maestros reaccionaron, acompañados por la comunidad docente, o sea los familiares de los alumnos de las escuelas, porque querían transformarlas en unidades básicas encubiertas.
Los docentes fueron la columna vertebral de reclamos sociales que derivaron en lo que le contaba reglones arriba: carpa de la dignidad, multisectorial, marchas y mucho más.
Aclaro que también había frentes de conflictos con la policía de la provincia, con los viales, con los judiciales y con la Iglesia Católica, entre otros.
Sin que nada pudiera hacer la milenaria institución religiosa, fueron sacadas todas las órdenes religiosas que cumplían funciones sociales y espirituales en el Hogar de Ancianos “San Vicente de Paul”, en el Hogar del Niño “Elena Mora Olmedo de Castelli”, en el Hogar Materno Infantil y en la Colonia Hogar, dónde hubo resistencia de un sacerdote llamado Marcelo Carballo, que finalmente debió abandonar la provincia porque según sus propios dichos “su vida corría peligro”.
Esta situación fue defendida por una organización llamada “Laicos Autoconvocados”, que desapareció. Formaba parte de la Multisectorial.
Este es un pantallazo desordenado e incompleto. Muy superficial, porque lo ocurrido fue trascendente y sucedieron graves atropellos.
Y este relato tiene su origen en que precisamente un grupo de alumnos y alumnas de una escuela me invitaron a participar de un encuentro virtual, y algunos que en ese entonces eran niños, preguntaron que era la Carpa de la Dignidad y porqué se había instalado.
Debemos seguir reconstruyendo las memorias colectivas, para que no perdamos de vista toda nuestra historia.
Litto Nebbia escribió y cantó:” si la historia la escriben los que ganan, eso quiere decir que hay otra historia, la verdadera historia, quien quiera oír que oiga”.