El Chorrillero CNN Radio San Luis | Obispo Martínez y su renuncia a la diócesis: “Es una visión eclesial”
El Papa Francisco aceptó la renuncia al gobierno del obispado de San Luis y designó como su sucesor a monseñor Gabriel Barba.
Apenas se conoció la noticia esta mañana, Pedro Daniel Martínez Perea, de 64 años, concedió una entrevista exclusiva a El Chorrillero CNN Radio San Luis.
El sumo pontífice lo nombró como administrador apostólico “sede vacante” de la diócesis de San Luis hasta que asuma en nuevo obispo.
¿Hay cuestiones de salud de por medio?
– No, gracias a Dios no hay nada. Claro, suena fuerte una renuncia, pero son fruto de conversaciones serenas con la Santa Sede y entonces más o menos entre enero y marzo de este año de hecho yo le agradezco al Santo Padre de que tenga la confianza a su vez nombrarme como administrador diocesano.
Son distintas razones, es larguísimo. Y después también decisiones de la Santa Sede por lo que después me tocará otro lugar como a cada uno en la Iglesia.
¿Permanecerá como administrador diocesano hasta que asuma el nuevo obispo?
– El cargo de administrador diocesano es el que está entre el obispo que sale y que entra. Normalmente la Iglesia determina que el colegio de consultores, es decir, un grupo de sacerdotes de la diócesis, elige quién es.
En esta oportunidad el papa ha tenido esa confianza de decirme directamente ‘usted no va a ser el obispo, sino que es el administrador, confiamos para que usted ordene’. Y una vez que llega el nuevo obispo, el administrador cesa.
¿Hubo razones de peso que lo hayan llevado a decir ‘hasta aquí llegué’ en el cargo en San Luis?
– Si quieres sí, pero en la Iglesia es otro contexto. A lo mejor uno piensa que lo va a hacer mejor otra persona, quizás puede ser que algunos se sientan mejor, pero no es ni cansancio, enfermedad ni un problema. Es algo pastoral, me parece que hay elecciones o decisiones de la Santa Sede.
¿Cuestiones políticas de por medio?
– ¿Política en sentido de Gobierno? No, al contrario. Me voy muy agradecido de todos, no tengo rencores o heridas. Al contrario, la herida es irme, uno se va llorando, pero porque creo que con el Gobierno hemos tenido una relación de respeto, ha sido mutuas, una justa autonomía, hemos colaborado, creo que San Luis ha sido ejemplo en eso, al menos lo que me propuse, tanto con el gobernador actual como con el contador Claudio Poggi que también nos llevábamos muy bien.
Como obispo uno tiene que tener una relación de paz, creo que la provincia ha sido modelo para otros, valorando cada uno lo suyo.
¿Alguna política interna de la iglesia?
– Algunos van a decir que si, otros que no. No me gustan esos temas, porque en realidad Dios está por encima y uno ve la historia y Dios sabe.
¿Lo afectó el año pasado hubo problemas con algunos sacerdotes, otros que se retiraron de ejercer el sacerdocio, esas cosas influyeron en su decisión?
– No, no han influido realmente. Son cosas de otro tipo. Son los problemas normales de la vida. Me voy muy contento, así como ha sido mi vida, tuve una niñez y adolescencia muy linda, y ahora digo lo mismo. Me va a dar pena no poder ir a cada lugar, no estar en algún paraje, saludarlos, no darles un último adiós, es difícil, pero los aprecio a todos y le agradezco al amor y acompañamiento.
¿Tuvo algo que ver en su decisión esa visita que hubo a fin de año de alguien del episcopado o Vaticano a san Luis?
– ¿Usted habla de la visita apostólica? Si, quizás para corroborar estas cosas o no, pero también se fue muy contento el visitador.
Quizás corroborar lo que puedan pensar, son cosas así que no vamos a saber, además, hasta último momento.
Me da la impresión de que este sacerdote que vino se reunió con gente que dijo: “Monseñor Martínez se tiene que ir”.
– Puede ser, eso lo sabe la gente. No me lo ha dicho a mí el visitador, lo sabrá quién se lo dijo o no. Puede ser, la vida es así, todas las decisiones son difíciles porque un grupo está de acuerdo y otro no, eso es normal en cualquiera que gobierna.
¿Cuál es el motivo de su renuncia?
– Es una visión eclesial, y después de haber hablado, de poder seguir adelante, que la Iglesia siga creciendo, la vida pastoral, tendré otros destinos. La vida es así.
¿Consideraba que usted en lo personal o la diócesis en San Luis en particular y en general necesitaba un cambio, por eso presentó la renuncia?
– Creo que dada la circunstancia era mejor así. Hay unos que hablan por edad, otras cosas circunstanciales, quizás puedo servir en otro lugar mejor.
¿Quiere decir que le quería dar esa visión eclesial a la Iglesia como pastor, pero le costaba, no imponerla sino decir que así le gustaría que fueran las cosas?
– Sí, hay decisiones que puede estar uno de acuerdo o no. Nunca tuve un rechazo, o una falta. Solamente puedo hablar que los colaboradores y los grupos trabajan, los sacerdotes por supuesto uno ve hasta en los pueblitos más chiquitos, pero bueno habrá matices, no me he puesto a analizar mucho.
Lo que pasa que, en el contexto actual, en el internet hay tantas cosas que generan una inquietud y una oposición, así no se puede vivir tampoco. Les hace mal a todos.
Hartazgo a cuestionamientos…
– Sí, hay cosas que no se pueden, porque sea quien sea el que esté siempre va a haber un problema. Puede haber cosas que uno no está de acuerdo, porque es normal, somos libres, pero creo que hay que ser en paz, mirar adelante y recibir al nuevo obispo que se va a adaptar muy bien. Lo voy a envidiar porque se va a quedar en San Luis.
¿Usted últimamente no sentía que estaba en paz?
– Siempre estuve tranquilo.
¿Pero las cosas alrededor suyo le generaban inquietudes?
– No. Siempre desde que llegué hubo problemas, pero normales, de gobierno o extremos o no. Yo también veo las diferencias y hay que saber convivir con ellas.
¿Qué balance hace de su pastoral aquí?
– Estoy muy contento porque soy parte, haría lo mismo, ahora pido perdón por todo si por esas cosas que uno tiene, también tengo defectos, he ofendido a alguien, aprovecho al medio para pedir disculpas.
Desde la pastoral creo que hemos crecido mucho, las jornadas diocesanas de pastorales desde que estamos las hacemos de febrero, las capillas de adoración, los 65 mil kilómetros anuales que hago en auto visitando todos los parajes y pueblos para fiestas patronales. Realmente el balance es tan lindo, al menos para mí y creo que he colaborado para que la fe se mantenga, a animarlos.
¿La Iglesia católica a nivel mundial, está en un periodo de crisis?
– Yo diría de crisis y confusión. De crisis en el sentido más profundo que implica un cambio que pone a prueba para poder superarlo y de confusión porque realmente un grupo dice una cosa y otro grupo otra. Hay un poco de confusión, de todas maneras, hay que estar serenos, la Iglesia no está ajena lo que pasa en el mundo, todo está muy complicado y los hombres somos los mismos de la Iglesia, tenemos las mismas inquietudes.
¿El papado de Francisco está así en crisis o confusión?
– Lo que pasa es que le ha tocado un momento muy difícil, en el mismo Vaticano y las va llevando muy bien, con buenos asesores. Así que uno siempre reza por el Papa. Tiene todas las iniciativas para poder superar tantas dificultades, pero estamos en momentos difíciles, como toda la sociedad y los medios que por un lado ayudan y por otro se ponen las cosas de tal manera que quedan muy banales, cuestiones que se discuten de otro modo, en un grupo más chico, no situarlo en una plaza, por ejemplo.
¿Hizo todo lo que le hubiera gustado como obispo o le quedaron algunas asignaturas pendientes?
– Siempre hay asignaturas pendientes, porque uno no es Dios, es un humano, tiene límites o errores. Pero sobre lo que hice, estoy muy contento, volvería a hacerlo, a viajar a todas las fiestas patronales, vería esos ojos, esos niños jugando, es tan lindo, hay mucha esperanza en San Luis.
¿Qué cambiaría de lo que hizo?
– No sé qué cambiaría, quizás hubiera ido a jugar al fútbol o rugby un poco antes a la Penitenciaría.
¿Tiempo que permanecerá en San Luis y cuál será su tarea después de san Luis?
– El tiempo más o menos será lo que les contaba, la nueva tarea por ahora es ser administrador diocesano y luego la Santa Sede me pedirá otras cosas. La Iglesia es así, firma como un cheque en blanco y el Papa lo llena según la circunstancia.
¿Cuándo asume monseñor Barba?
– Todavía no está definido. Tenemos que hablar entre nosotros, ver cuando él pueda salir de su diócesis. Y si lo dejan salir, porque la gente lo quiere mucho.
¿En qué se diferencia monseñor Barba de usted en la doctrina?
– En absolutamente en nada. Serán matices, pero es como las personas, no somos iguales. Pero creo que va a ser una riqueza y nos tenemos que adaptar, algunos lo harán muy rápido y otros más despacio, pero todos lo harán de a poco.
Me queda la sensación de que se cansó de muchas cosas que han pasado en San Luis que le molestan y llegaron a un hartazgo en su persona
– Yo me he sentido bien.
¿Próximo destino Mendoza y después el Vaticano?
– Estaré con mi madre un tiempo, todavía para eso falta. Veremos en julio cómo es todo. Que estemos todo en paz, ese es el primer principio.
¿Hará una celebración o misa para que puedan despedirlo?
– Si, vamos a esperar un poco más adelante que la cuarentena nos va dejando.