Juicio contra Lorenzetti: el extenso testimonio de la pareja del brasileño y la moto secuestrada
En la continuidad del debate oral por la muerte de Romina Aguilar, declararon conocidos del ex intendente de La Calera a quienes les había pedido dinero, la esposa de Edivaldo de Oliveira Pereira, un joven que mantuvo una relación sentimental con la víctima y un policía.
A las 9:50 de este miércoles, la Cámara de Apelaciones en lo Penal, Correccional y Contravencional N° 1 reanudó el debate oral por el homicidio de Romina Celeste Aguilar.
Como en la jornada previa, los imputados, Diego Lorenzetti, Edivaldo de Oliveira Pereira y Leandro Vílchez, siguieron el debate por videoconferencia desde el Servicio Penitenciario. Mientras que en la sala de juicios estuvieron sus abogados defensores.
En la audiencia, el Tribunal presidido por José Luis Flores e integrado por Silvia Inés Aispeolea y Jorge Sabaini Zapata, escuchó seis nuevas testimoniales. La esposa de Oliveira Pereira, Sandra Becerra; el comisario Roberto Molina; un joven que mantuvo una relación con Aguilar, Diego Barroso; y tres conocidos del ex intendente de La Calera a los que les había pedido dinero en los días previos al crimen.
Casi un mes después del episodio, en febrero del 2016, Oliveira Pereira se entregó a la Justicia. Reconoció haber participado el asesinato junto a Vílchez, quien según su versión realizó los disparos. Lorenzetti habría ofrecido una suma de dinero para cometer el homicidio.
La detención del brasilero y una moto que no funcionaba
La declaración más extensa e interesante de la audiencia fue la de Becerra. La mujer, oriunda de La Calera, mantiene una relación con el “brasilero” desde el 2007 aproximadamente y tienen una hija de 11 años.
En su relato contó que tras el nacimiento de la pequeña, se mudaron a un departamento que había edificado arriba de la casa de sus padres, en la calle Dominicos Puntanos.
Sobre la situación económica de su familia dijo que era “normal” y aclaró que los dos trabajaban. “Además él todos los fines de semana aportaba dinero extra por que apostaba y ganaba carreras”, contó.
Becerra recordó el 29 de febrero del 2016, cuando Oliveira Pereira quedó detenido. Detalló que era el comienzo de clases y que ambos acompañaron a la niña a la escuela. Alrededor de las 13 fueron a retirarla y ellas quedaron en su vivienda, mientras que él se fue al empleo en el hipódromo. “Nos dejó y nunca más supimos qué pasó”, agregó. Contó que recién conocieron la situación a la noche cuando un móvil de la Policía fue a informarle.
“Hace cuatro años y tres meses esperamos una respuesta de la Justicia. Se han tomado un tiempo extraordinario. Para ella (por su hija) es traumático asistir a una cárcel, además de las amenazas que hemos recibido”, expresó la mujer.
Puntualizó que ese día alrededor de las 15 fue hasta su casa “un chico del taller” donde habían dejado una moto. Dijo que la habían compraron para que ella pudiera ir a buscar a la nena al colegio.
En la visita, el joven le avisó que la noche anterior la Policía “se había llevado” el rodado. Ella le preguntó los motivos, pero él se limitó a decir que hablara con Edivaldo.
“Ahí empecé a llamarlo pero nunca más contestó el teléfono”, rememoró.
Becerra expuso que el rodado se encontraba en el negocio, ubicado en la calle Ejército de los Andes, entre Caseros y Los Inmigrantes, desde mediados de enero porque “tenía problemas mecánicos” y “estaba sin funcionar, no arrancaba”.
“Mi interpretación era ilógica porque la moto estaba en el taller”, reflexionó. Ese vehículo fue secuestrado bajo la sospecha de que en ella se habrían trasladado los homicidas de Aguilar.
Por otro lado, contó que al día siguiente recibió un llamado de un teléfono privado para que fuera a retirar el auto en que circulaba Oliveira Pereira. Fue hasta la División Homicidios, donde tras un acta y entregar fotocopia del DNI le entregaron el coche.
La mujer también relató que dos días después la contactaron porque su marido “necesitaba de la familia”.
“Fui a la Comisaría Segunda. Inclusive ellos nos arreglaron una visita extraordinaria para que mi hija no se diera cuenta que estaba preso. Lo hicieron salir a él a una oficina normal. Le dieron 15 minutos. Después yo iba, le llevaba comida y visitaba hasta que lo trasladaron a la cárcel”, indicó.
“Estaba muy angustiado, en un lugar oscuro. Tenía golpes, hematomas. No pedí demasiadas explicaciones. Lloraba”, detalló sobre el encuentro en la seccional.
Asimismo, mencionó amenazas que habría recibido el “brasilero” en la Penitenciaria: “Creo que eran para que cambiara el testimonio. Habrá sido como un año después”. Tras eso le entregaron un botón antipánico y cuenta con custodia policial.
En la declaración de la instrucción, había dicho que el ex intendente le había enviado mensajes instándolo a modificar su relato “a cambio de dinero”.
Respecto a la relación entre su esposo y Lorenzetti, dijo que “era normal” y que “sólo veía cuando había una carrera”.
“El vínculo era con Rubén Arce. Era el encargado de los caballos”, aseguró.
Becerra también reconoció que estuvo “enojada” con Oliveira Pereira “por toda esta situación”.
“No entendía nada lo que había sucedido. Nunca me dijo entonces estaba molesta”, fundamentó.
Una relación sentimental de Romina
Diego Armando Barroso fue la tercera persona en sentarse ante el Tribunal. Tiempo antes del trágico hecho, había mantenido un vínculo con la víctima.
“La conocí por Facebook, tuvimos una amistad, salíamos a bailar, nos juntábamos a tomar mates. Hasta que llegó el punto donde tuvimos una relación sentimental”, explicó.
Si bien no pudo precisar fechas, esto habría comenzado entre 2013 y 2014. “Estaban separados pero vivían en la misma casa”, aclaró respecto a Lorenzetti.
Describió que “de vez en cuando” se juntaban y “la mayoría de las veces era a la tarde”. En otras oportunidades se cruzaban en el boliche.
Barroso se enteró de la muerte de Romina a través de un compañero de trabajo. En ese momento y desde hace aproximadamente un año sólo eran amigos. Continuaban hablando, pero él ya tenía otra relación.
El joven desconocía si Aguilar había sufrido episodios de violencia de parte del ex intendente.
Lorenzetti y el pedido de préstamos para "un problema inmediato”
Jorge Adorno, Walter Vogt Barrionuevo y Daniel Velazco declararon ante los jueces sobre la necesidad de dinero que tenía el entonces jefe comunal, unos días antes de la muerte de la mujer.
Adorno explicó que conocía a la pareja porque es periodista de automovilismo y el hijo de ambos, Hernán corría en karting. En algunas ocasiones había compartido asados.
“Me llamó porque necesitaba dinero para solucionar un problema inmediato. No lo tenía completo, consulté a un amigo (Walter Vogt Barrionuevo). Completamos una cifra y le fue prestado”, señaló.
La cifra requerida era de $100 mil y el fundamento fue que un hermano “había tenido un accidente”. La devolución se hizo por medio de un cheque a cobrar días después.
Adorno también reconoció que en ocasiones anteriores ya le había prestado dinero a Lorenzetti.
Vogt Barrionuevo coincidió con el relato del periodista sobre la suma que pidió el intendente y el fin que tenía aunque no pudo asegurarlo con precisión. Agregó que fue “tres o cuatro días antes de la muerte”.
Por su lado, Velazco mencionó que arreglaba el karting de Hernán. En una llamada, el imputado le solicitó dinero, pero no contaba con la cantidad.
También le había argumentado “un accidente” del hermano. “Una o dos veces antes le había cambiado un cheque cuando precisaba la plata”, recordó.
La restante declaración fue la del policía, Roberto Molina. No recordaba detalles de la intervención en la causa, pero puntualizó un operativo en el Barrio ATE, donde secuestraron celulares.
En la audiencia los abogados de Vílchez (Jorge Sosa) y Oliveira Pereira (Olga Allende e Iván Coria) insistieron en la importancia de que los acusados también acudan a Tribunales. Los magistrados se comprometieron a analizar el requerimiento y consultar “si es factible” concretarlo.
El debate seguirá el jueves a las 8:30, bajo la misma modalidad.