Historias de San Luis: La Última Operación de Combate en Malvinas
Por Nino Romero
Su protagonista asegura que la suya fue la última acción de combate en las Islas Malvinas y da sus razones.
Y San Luis tiene que ver, porque de quien hablamos es el Veterano de Guerra de Malvinas (VGM) Néstor La Veglia, radicado en El Volcán, que es su lugar en el mundo.
Por supuesto que para comprender el título de esta historia los invito a leer el relato en primera persona que me hizo Néstor, con autorización de publicarlo, y también tuvo la gentileza de ceder las fotos. Es su historia, pero también un homenaje a todos los Veteranos de Guerra de Malvinas.
“Soy Néstor La Veglia y el 21 de junio se cumplieron 38 años de mi regreso como prisionero de guerra de Malvinas y es un buen momento para contar parte de mi historia.
El 14 de junio de 1982 en horas de la mañana recibí junto a mis soldados y camaradas la orden de deponer las armas ante el enemigo usurpador inglés.
“Se nos comunica que debemos entregar nuestro armamento individual (pistola) con nuestro grado, nombre y apellido para que luego las autoridades británicas nos las devolvieran.
Ese mismo día, en solitario, comienzo a preparar mi última acción de combate en las islas, trazándome una misión y un objetivo. La misión consistía en burlar y humillar a todo el sistema de seguridad terrestre y marítimo de una de las fuerzas armadas más poderosas del mundo y de la OTAN, como lo son los ingleses.
El objetivo, pasar mi armamento individual (pistola 9mm) ante las propias narices británicas para que no se convirtiera en un trofeo de guerra para los usurpadores.
Les diré que, como buen soldado de infantería del glorioso ejército argentino, cumplí con mi misión, realicé mi última acción de combate y porque no la última de toda la isla con éxito.
Me di el gusto y el placer de burlar todos los controles de seguridad, que de por si eran rigurosos.
Fui el único soldado argentino que vino como prisionero de guerra en un buque británico (Nordland) Armando y con munición de guerra.
Mi misión terminó con éxito el 21 de junio de 1982, cuando el buque inglés amarró en Puerto Madryn.
Ya próximo a bajar de la nave personal militar inglés y de la cruz roja internacional, nos entregaban una cartilla y se nos permitía bajar
Mi corazón latía de una forma tremenda parecía que se quería salir de mi cuerpo, yo estaba armado y a punto de dar el primer paso en esa escalera interminable
Ya en suelo firme, giré sobre mí y le grité al oficial británico.
Cuando me miró le mostré la pistola. Se quedó mirando fijamente y levantó su pulgar.
El representante de la cruz roja también pudo observar lo acontecido.
Sé que en esta misión me jugaba a todo o nada, que en ello me iba la vida, pero mi juventud orgullo y amor a la patria superó todo tipo de temor.
Pasaron 38 años de ese 21 de junio que también fue como este año el día del padre por tal motivo he tenido doble festejo.
Aquí les presentó la pistola que junto a mí, su legítimo dueño, combatió y regresó de nuestras Islas Malvinas argentinas. y que el enemigo no la pudo tener como trofeo de guerra.
Yo fui a Malvinas desde 06 de abril hasta el 21 de junio de 1982,con el Regimiento de Infantería Motorizado 8, con asiento en Comodoro Rivadavia.
En ese entonces tenía el grado de Cabo 1ro de Infantería con 24 años de edad”.
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