Leandro Vílchez en el juicio por Romina Aguilar: “Fuí delincuente pero nunca maté a nadie"
Hoy, otro de los imputados por el crimen ocurrido en 2016 negó su participación. Dijo que tenía vínculo con Edivaldo de Oliveira Pereira porque le proveía droga. “Al señor (Diego) Lorenzetti lo conocí en el Penal”, aseguró. En el inicio de la jornada su abogado renunció a la defensa pero el Tribunal no lo aceptó.
Por Antonella Camargo
Este martes le tocó a Cristian Leandro Vílchez sentarse ante los jueces José Luis Flores, Silvia Inés Aizpeolea y Jorge Sabaini Zapata para dar su versión del hecho que lo involucra como autor material en la muerte de Romina Aguilar.
El 29 de febrero de 2016, casi un mes después del homicidio, Edivaldo de Oliveira Pereira se entregó a la Justicia como partícipe del hecho e inculpó a Vílchez y Diego Lorenzetti. Ayer, el brasileño desmintió esa versión y expuso que fue obligado a firmar aquella declaración.
En el inicio de su relato, Vílchez, conocido como el “Bocón” se refirió al 30 de enero, cuando Aguilar fue asesinada de dos disparos en la puerta de su vivienda. Dijo que él se encontraba en su casa junto a su ex mujer, quien estaba embarazada.
Detalló que se levantaron entre las 8:30 y las 9, desayunaron y “antes del mediodía” fueron a la casa de su suegra a “buscar ropa y toallones” para irse a El Trapiche. “Estuvimos ahí hasta las 7 u 8”, precisó, y agregó que más tarde volvieron a cenar con la madre de su pareja, donde permanecieron hasta alrededor de las 2 del otro día.
Vílchez transmitió que se enteró de la muerte de la mujer al día siguiente por el noticiero.
Respecto al brasilero, dijo conocerlo del barrio, de unos tres o cuatro meses antes del hecho porque hacía unos siete que había salido de prisión: “Mi casa queda en la esquina y la de él a la vuelta”.
“La relación que tenía con él era porque me vendía droga”, dijo, y explicó que a veces Oliveira Pereira le dejaba “colgada”, es decir, para que él la ofreciera y “ahorrara” para su consumo. “No hacía mucho que lo conocía. Pocas veces nos juntamos a tomar una gaseosa”, afirmó.
Aseguró que no se trataba de una amistad, ya que todo pasaba por el consumo y recordó una oportunidad donde lo acompañó a Zanjitas: “Le había pedido y me dijo que la tenía allá. Él montó dos caballos. Habremos estado dos horas y de ahí nos volvimos. Estaba escondida en el campo. Yo vi cuando fue y la sacó. Entramos por una tranquera”.
Respecto a Lorenzetti señaló que recién lo conoció en la cárcel: “La primera vez que lo vi fue a través de unas telas, porque en el patio de visita nos dividen de una unidad a otra. Ni sabía quién era el intendente de La Calera. Nunca tuve una relación con él”. Insistió que en prisión se enteró que compartían la misma causa.
A raíz de ello, también hizo referencia a Gastón “Chori” Heredia, quien pasó por Tribunales, reconoció ser su primo hermano, y mantener el mismo parentesco con el ex jefe comunal por medio de su esposa.
“Con él tenemos una relación distante. No somos muy unidos. Nos veíamos de vez en cuando. Antes de esto (muerte de Aguilar) no lo veía desde hace mucho tiempo. La última vez habrá sido para el cumple de mi abuela”, argumentó.
Aunque se criaron juntos, con el paso del tiempo el vínculo se volvió “más lejano”.
“He delinquido pero jamás maté a nadie”, expresó con la voz entrecortada. Y afirmó no tener idea sobre los motivos que lo llevaron a estar imputado del crimen: “Siempre tuve en mi mente por qué esto me pasó a mí. Puede ser que en algún momento habré quedado debiendo plata de droga o tardado pero lo terminé pagando. No quería estar mal con nadie. Había veces que me retaban porque decidí cambiar al salir de la cárcel”.
Al mismo tiempo, puntualizó en las versiones que lo ubicaron como prófugo de la Policía por la muerte de Aguilar. Hizo referencia a un episodio donde efectivos de Homicidios “capturaron” a su hermano en el Barrio Eva Perón.
“Lo agarraron y dijeron `quédate quieto Bocón, ya te tenemos, quédate tranquilo porque ya fue´”, contó. Mencionó que luego vieron su DNI y advirtieron el error. Luego de eso, su pariente lo llamó y le transmitió: “Leo te anda buscando la Policía”.
En este sentido, describió: “Desde ese día me escondía pero nunca estuve prófugo. No quería que me volvieran a capturar porque cada vez que toqué una comisaría me bajaron al Penal. Iba a dormir a mi casa, a veces me quedaba en la de mi ex mujer, pero nunca me fui de la provincia”.
“No quería volver a estar preso por algo que yo no cometí”, enfatizó y luego contó que en enero de ese 2016 un vehículo sin patente pasó por su casa, frenaron y le dijeron “ya te vamos a capturar bocón, vas a caer”.
“Como que me iban a volver a bajar al Penal de una u otra forma. Yo he sido delincuente pero no soy un asesino”, siguió. Y agregó que no hizo la denuncia porque fue “una sola vez”.
En otro punto de su declaración, fue consultado por Manuel “Rubio” Mitchell Puebla y Gastón “Chuky” Nadalini, los dueños del taller de donde secuestraron la moto del brasilero y que habría estado vinculada al homicidio.
“A Rubio lo conozco, vive de mi casa una cuadra para abajo, yendo para la Falucho. Con él me crié en ese barrio. Siempre salíamos a andar en bicicleta, hacíamos pista. De grande nos veíamos de vez en cuando”, indicó.
Advirtió que “también eran consumidores”, pero no tenía información de que “hubiesen vendido” droga.
En la parte final, Vílchez comentó cómo era la relación con Amanda Escudero, por entonces su esposa y madre de dos hijos, de cuatro y dieciséis años: “Siempre me recriminaba que me pusiera las pilas porque iba a perder de vuelta a mi familia, estaba cansada de mi. (…) Siempre discutíamos por lo mismo”.
La renuncia de la defensa de Vílchez
En el inicio de la audiencia, la secretaria de la Cámara de Apelaciones en lo Penal leyó la renuncia presentada por el representante del Bocón, Jorge Rubén Sosa. La decisión tuvo origen en la testimonial de Oliveira Pereira.
“Nunca en mi trayectoria como defensor penal particular he tenido que tomar una decisión como la que hoy tomo, urgido por la tranquilidad espiritual que me provoca la declaración de uno de los imputados de la causa, que menciona graves irregularidades, involucrando a la ex secretaria del juzgado, Carolina Monte Riso, y a la actual señora jueza Virginia Palacios”, fundamentó el letrado.
En el escrito remarcó que tiene “gran respeto” y “jamás pondría en duda” la trayectoria de ambas. Respecto a la postulante a integrar el Superior Tribunal de Justicia reflexionó: “Ha sido objetiva e imparcial en este proceso y en todos los que me ha tocado ser parte, no puede ser puesta en tela de juicio por una persona que intenta defenderse a cualquier precio”.
De la misma manera, transmitió la conformidad de Vílchez y consideró que éste podría “optar por otra defensa particular o finalmente ser asistido por el defensor oficial”.
Ante ello, Flores comunicó la resolución de tener en cuenta los motivos de Sosa, pero no aceptó el pedido debido al desarrollo del debate, y que esta próximo a concluir.
Por su lado, los abogados de Lorenzetti, Marcos Juárez y Natalia Sarmiento se pronunciaron: “Esta defensa comparte todos y cada uno de los argumentos vertidos por el doctor Sosa respecto de la honorabilidad, objetividad e imparcialidad de los doctoras Carolina Monte Riso y Virginia Palacios en la instrucción de esta causa”.
“Entiendo que de haber existido los actos denunciados por Oliveira fueron llevados adelante por personal policial previo a su presentación ante el Juzgado. De manera tal que quiero dejar a salvo la integridad moral y profesional”, manifestó Juárez.
El juicio continuará el miércoles a las 10:30. Serán citados a declarar Hugo Vílchez (puntero político que conocía al ex intendente) y Amanda Escudero.