Los líderes de la UE muestran los primeros signos de compromiso sobre el plan de estímulo
Después de tres días de regateo, el lunes empezaron a vislumbrarse las primeras señales de que los líderes de los países del norte de la Unión Europea estaban dispuestos a comprometerse con un plan de estímulo contra el coronavirus de 1,8 billones de euros.
Divididos y lentos en su respuesta inicial al brote de coronavirus en Europa, los líderes de la UE creen que ahora tienen la oportunidad de redimirse con un plan de ayuda que demostraría a los europeos que el bloque sabe reaccionar ante una crisis.
Pero los viejos agravios entre los países menos afectados por la pandemia y los países endeudados como Italia y Grecia, cuyas economías están en caída libre, han vuelto a resurgir, enfrentando a Roma con La Haya y sus aliados en Estocolmo, Copenhague y Viena.
Como hasta las 1400 GMT los líderes no retomarán las negociaciones, mucho se basa ahora en los esfuerzos del presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, para presentar una nueva propuesta que aúne las demandas encontradas del norte y el sur de Europa.
“Es necesario un acuerdo”, dijo el lunes el ministro francés de Finanzas, Bruno Le Maire, a la televisión francesa BFM, mientras unos agotados diplomáticos dormían o se preparaban para otro día en la que podría ser la cumbre más larga de la UE.
En la madrugada del lunes, el presidente francés Emmanuel Macron perdió la paciencia con los “bloqueos estériles” de Holanda, Suecia, Dinamarca y Austria, a los que luego se sumó Finlandia, dando un puñetazo sobre la mesa, dijo un diplomático.
Otro diplomático confirmó el arrebato del mandatario galo, señalando que las tensiones subieron de tono hasta que la primera ministra de Bélgica, Sophie Wilmes, pidió calma.
Michel instó antes a los 27 líderes a lograr “una misión imposible”, recordándoles que ya habían muerto más de 600.000 personas a causa de la COVID-19 en todo el mundo.
Las cosas parecían así inclinarse hacia un posible avance.
“Todavía no hemos llegado ahí (a un acuerdo), las cosas aún pueden desmoronarse. Pero parece un poco más esperanzador que en los momentos en que anoche pensé que se había acabado”, dijo esta mañana a periodistas el primer ministro neerlandés, Mark Rutte.
Dentro del fondo de recuperación de 750.000 millones de euros, 390.000 millones de euros podrían ser considerados como subvenciones no reembolsables, dijeron los diplomáticos, un compromiso entre el nivel de 350.000 millones que pedían los cinco “frugales” y los 400.000 millones de euros exigidos por Francia y Alemania.
No estaba claro de forma inmediata que se estuviese forjando un acuerdo, pero el canciller austriaco Sebastian Kurz dijo a la radio ORF que estaba satisfecho con las negociaciones.
“Definitivamente fue la mejor decisión que el grupo de los frugales (…) se haya formado”, dijo Kurz. “Éramos cuatro, ahora somos cinco. Todos son países pequeños, que por sí solos no tendrían ningún peso”.
El BCE pide ambición
Las cuestiones relativas a vincular los pagos a reformas económicas y democráticas estaban todavía por resolver, aunque España se mostró dispuesta a aceptar algunas condiciones para la ayuda.
“No rechazamos la condicionalidad. Pero queremos transparencia”, dijo en una entrevista con la Cadena SER la ministra española de Exteriores, Arancha González Laya. “Necesitamos una base que nos dé confianza a nosotros y a nuestros socios”.
La presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, advirtió en contra de alcanzar un acuerdo a cualquier precio.
“Lo ideal sería que el acuerdo de los líderes fuera ambicioso en términos de tamaño y composición del paquete (…) aunque lleve un poco más de tiempo”, dijo a Reuters.
Los comentarios de Lagarde sugirieron que estaba tranquila respecto a la posibilidad de una reacción adversa en los mercados financieros si la cumbre fracasa, especialmente porque el BCE cuenta con un programa de recompra de deuda pública de más de 1 billón de euros.
“Los mercados están en compás de espera”, dijo David Madden, analista de CMC Markets en Londres. “Ahora que va a haber un mayor porcentaje de préstamos y un menor porcentaje de las subvenciones a repartir, eso va a poner más presión en las economías fuertemente endeudadas”.