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La historia de Juana; una mendocina que lleva cuatro meses varada en San Luis

Vino a visitar a su hija y hace 4 meses y 25 días que no puede volver a su casa, en Los Corralitos, Guaymallén. Pide que las autoridades atiendan su caso; necesita retomar sus tratamientos médicos y volver a encontrarse con sus cosas.

Juana desde el 16 de marzo se encuentra en San Luis y no puede retornar a su hogar.
Actualizada: 24/07/2020 23:58
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A María Jorgelina Garay la llaman Juana, desde toda su vida. Por estos días no sabe explicar cómo resiste tanta angustia encima. Tal vez cualquiera se podría imaginar lo que siente estar tanto tiempo lejos de su hogar, en un mar de incertidumbre; pero hasta ahora nadie ha podido ayudarla.

Todo comenzó el 16 de marzo cuando llegó a la casa que su hija alquila en la localidad de Renca. Quería pasar unos días de vacaciones con ellos y después continuar viaje hasta la ciudad de Chepes, en La Rioja. Porque ahí cumpliría su próximo deseo: ver a su hermana.

Cuatro días después el país entró en un aislamiento social y obligatorio.

Ese pueblo riojano es donde nació, y las distancias hacen que muy de vez en cuando pueda volver y estar con los familiares que todavía le quedan. Pero la pandemia cambió los planes. Y los contagios avanzan en todo el país y “pareciera cada vez más difícil”, según reflexiona.

Vive en Mendoza desde hace 51 años. En la tierra del sol y el buen vino formó su familia y todo lo que tiene. Su casa está ubicada sobre calle Los Pinos, en Los Corralitos, Guaymallén. Hace 15 años enviudó y se mantiene con una pensión graciable de $12 mil.

Tiene 66 años y una tristeza que busca calmar cuanto antes, y por eso está pidiendo ayuda. Desde que San Luis transita la fase 5, pudo viajar a la capital puntana (donde vive una sobrina) con el deseo de poder cruzar Desaguadero “en algún momento”.

El invierno llegó rápido y el frío más cruel la encontró sin ropa, y mucho menos de abrigo. Porque cuando decidió emprender unos días de descanso acompañaba un clima hasta primaveral.

“La gente que conocí me acercó ropa, y hasta calzado. Así estoy subsistiendo con estas bajas temperaturas”, le contó a El Chorrillero este viernes cuando decidió que su historia se hiciera pública. Quiere que llegue a las autoridades y que puedan gestionar una acción humanitaria.

Con quien se va cruzando, le tiende una mano. El gorrito y el cuellito de lana que viste se lo hizo su sobrina, acá en la ciudad.

Juana quiere volver a su casa, y aunque sabe que desde San Luis podría conseguir el permiso para cruzar el límite (porque ya se informó en el pueblo de Renca), por el momento no hay ninguna posibilidad de que alguien la busque y la lleve a su ciudad.

Las horas pasan y la angustia no se calma. En medio de la crítica situación sanitaria que vive la provincia donde está radicada, pudo saber que el Gobierno solo está permitiendo el ingreso a personas con vehículos particulares (los cuales son encapsulados y trasladados a los lugares donde deben hacer la cuarentena).

Pero Juana no tiene esa posibilidad: llegó en un micro de larga distancia y en lo mismo imaginó volver. Entonces, con este escenario, se tiene que quedar con los brazos cruzados. Recién esta semana logró un contacto para que el Gobierno mendocino le diga si la van a poner en una lista para ser una posible repatriada (hay una opción para los que no tienen auto). Por estas horas, solo está esperando respuestas.

“Sé que tengo que hacer cuarentena, y la haré donde me digan. Pero necesito que me busquen en Desaguadero. Si consigo que alguien de mi familia lo haga, sea quien sea tiene que hacer cuarentena conmigo. Y no puedo permitir que pierdan el trabajo por mí”, contó.

"Lo único que quiero es volver a mi casa. No me importa si es en algún colectivo que yo tenga que pagar o como sea. Es lo único que pido", aseguró.

En este tiempo tuvo que abandonar sus controles médicos, y tiene encima sus problemas de salud. Tiene hipotiroidismo, insuficiencia venosa y arterial.

“Si me dicen que tengo que estar en mi casa, me encierro y no salgo para ningún lado. Hago lo que me digan y lo que corresponde. Ya pasó mucho tiempo, y no sé cuánto más debo esperar”, añora con un poco de esperanza.

Si hay gente que quiera acercarle una ayuda puede contactarla al: 261-3833265.

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