La velocidad de circulación del dinero cayó a los niveles más bajos desde 1975
Los pesos en poder del público y los depositados en cuentas corrientes y cajas de ahorro "cambiaron de manos" en julio a casi la mitad de la velocidad con la que lo habían hecho en marzo, informaron el Banco Central y entidades privadas.
Por Alejandro Tejero Vacas
La velocidad de circulación del dinero, el modo en el que se mide el tiempo en que tarda el dinero de cambiar de manos en una economía, se redujo durante la cuarentena a los niveles más bajos para la Argentina desde 1975, lo cual explica el bajo nivel de inflación a pesar de la fuerte emisión de pesos, según datos del Banco Central y del sector privado.
Concretamente, los pesos en poder del público y los depositados en cuentas corrientes y cajas de ahorro (M2) "cambiaron de manos" en julio a casi la mitad de la velocidad con la que lo habían hecho en marzo, su registro más bajo de los últimos 45 años.
La importancia de este fenómeno radica en que, a pesar de la histórica caída en la actividad (26% en abril) y que el volumen de M2 creció un 49,4% durante 2020, el aumento de precios se vio limitado, justamente, por la baja circulación del dinero.
"La velocidad de circulación cae por una combinación de alta incertidumbre y restricciones físicas de la gente para acceder y hacer uso de los fondos. Esto hace que los pesos giren menos", explicó a Télam Gabriel Caamaño, economista de la Consultora Ledesma.
Al respecto, un informe reciente de la consultora reveló que la circulación de dinero en la economía argentina fue un 20% más baja en julio que en el promedio de los últimos 15 años y que, sumado al registro del mes anterior, es la más baja en ese mismo período.
Sin embargo, advirtió Caamaño, los pesos quedaron en su mayoría en cuentas a la vista -cajas de ahorro y cuentas corrientes- por lo que "es plata que está parada en la línea de largada, lista para volcarse al mercado".
"Por ahora no hubo una presión sobre los precios pero, con algo menos de restricciones y más previsibilidad, en julio se empezó a ver más presión sobre los dólares paralelos", aseguró.
En este sentido, si en los próximos meses empieza a recuperarse el ritmo de movimiento de dinero, la única forma de evitar que afecte de lleno en precios, según Caamaño, es que se haga "en forma lenta y esté acompañado por un repunte en la actividad económica".
"Por eso es necesario que la gente esté tranquila y que no vaya corriendo a sacarse la plata de encima. Eso generaría una aceleración de la inflación muy disruptiva. De ahí la importancia de generar expectativas y dar un horizonte", sentenció.
Haciendo historia
Según un informe de la Subgerencia General de Investigaciones Económicas del BCRA, la relación entre circulación monetaria y nivel de inflación ha tenido un estrecho vínculo en la historia económica argentina.
El documento, que analiza el comportamiento de ambos fenómenos entre 1970 y 2005, destaca que el primer hito de fuerte aceleración del "cambio de manos" de los billetes se produjo en 1975.
Aquel año, el Gobierno llevó adelante el fallido plan de estabilización económica conocido como el "Rodrigazo", que duplicó el precio de los combustibles, las tarifas de servicios públicos y el dólar y llevó a la inflación de ese año hasta casi el 200%.
Durante ese período las hiperinflaciones de 1989 y 1990 mostraron picos históricos en el comportamiento del "cambio de manos" del dinero, pero con "la fuerte reducción de la inflación que siguió al establecimiento del régimen de convertibilidad (1991), la velocidad de circulación mostró una tendencia predominantemente decreciente".
"Esta trayectoria decreciente acentuó después de la crisis financiera de 2001 y persiste", afirma el documento.
En ese sentido, si bien la crisis de 2001 profundizó una tendencia que se venía dando, ni siquiera en el punto más álgido de aquel entonces se observó que la gente hiciera circular el dinero a una velocidad igual a la registrada en 1975.
En tanto, la situación actual -de bajo nivel de circulación de dinero- con la pandemia y la cuarentena para morigerar el contagio del Covid-19 llevó a los argentinos a recuperar comportamientos que no tenían desde hace ya casi medio siglo.