Se repite la historia en San Luis: el Comité de Crisis le rechazó siete veces el ingreso y tampoco puede ver a su padre que agoniza
Sin derecho a despedirse. Su hija Celia está varada en Mendoza y atraviesa un calvario. En el caso de las hermanas Garay no alcanzaron a encontrarse con el padre porque murió anoche.
“Quiero estar con mi papá, no sé cuánto tiempo le quedará”, dijo entre llantos Celia Segura.
La mujer le contó anoche su historia a El Chorrillero mientras Victoria y Antonela Garay recorrían los casi 3200 kilómetros que separan Tierra del Fuego de Quines para ver a su padre Martín. Las hermanas no lograron reencontrarse con él porque murió a la medianoche en momentos que ellas estaban en la ruta. No tuvieron el derecho a despedirse porque el Gobierno puntano les rechazó diez veces el permiso para entrar a la provincia y recién ayer se los concedió con la condición de que hicieran cuarentena en las residencias de la ULP.
Segura es una bioquímica que hasta el año pasado prestaba servicios en el Hospital de Niños “Dr. Ricardo Gutiérrez”, en la ciudad de Buenos Aires. Al jubilarse decidió regresar a San Luis donde vive su padre, y así acompañarlo en esta etapa de enfermedad que le toca sobrellevar.
Oscar Adán Segura tiene 93 años, es un paciente diabético insulino dependiente y padece cáncer de próstata terminal en grado cuatro. Hace varios años que esta radicado en la capital puntana junto a toda su familia.
Su hija, por trámites de su jubilación, a principio de marzo viajó a Buenos Aires y desde allí se dirigió a Mendoza para operarse de cataratas.
El 19 de marzo le dieron el alta, justo cuando comenzó la cuarentena por el avance del Covid-19 en Argentina. En todo este tiempo envió al Comité de Crisis siete solicitudes que fueron denegadas con la justificación de que “el documento de identidad tiene domicilio en Buenos Aires”.
“Hasta ahora no me han permitido ingresar, tengo residencia allá porque el año pasado me jubilé y aún no realicé el cambio de domicilio, en agosto cuando finalizó mi labor me fui vivir a San Luis con mi papá”, explicó Segura.
Mencionó que envió todos los certificados médicos correspondientes y que está dispuesta a “realizar la cuarentena e ingresar con el PCR negativo” como lo determinan los protocolos.
“Quiero poder abrazar a mi padre nuevamente, necesito cuidarlo y contenerlo. Viví desde pequeña en San Luis, pero cuando me recibí me surgió la posibilidad de trabajar en otro lado; pero nunca dejé de visitar el lugar donde me crié”, señaló.
Recién este lunes por la tarde, Segura mantuvo una comunicación con el Comité de Crisis y le expresaron la “posibilidad de ingresar a la provincia”, siempre y cuando “cumpla con la cuarentena obligatoria de 14 días” en un hotel a designarse.
El problema no se soluciona todavía. “No tengo movilidad propia por lo que averigüé un taxi que me podría llevar hasta Desaguadero, pero después de ahí no sé cómo trasladarme, estoy buscando una solución”, expresó.
Mientras, espera ansiosa que llegue el día del reencuentro, y que no sea demasiado tarde.
Esta es una de las historias que trascendieron días después que el país se conmoviera con la muerte de Solange Musse (que tenía cáncer) y que no pudo ver a su papá porque no lo dejaron entrar a Córdoba.