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Inseguridad en San Luis: vecinos del barrio 500 Viviendas Norte dicen que viven con miedo

Hace unos días, una patota destrozó una casa mientras los dueños estaban adentro. Aseguran que la zona “es tierra de nadie”.

Los vecinos afirman que no se puede vivir con tranquilidad.
Actualizada: 30/08/2020 18:23
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Los vecinos del barrio 500 Viviendas Norte están cansados de los hechos de inseguridad que sufren a menudo y afirman que la Policía "no hace nada".

El pasado fin de semana una familia vivió un momento de tensión y miedo cuando más de 10 delincuentes destrozaron su casa ubicada sobre la manzana 139. Adentro estaban una pareja, dos adolescentes y un bebé de un año.

“Estamos abandonados, sin seguridad y siempre son los mismos los que hacen esto”, contó en diálogo con El Chorrillero una vecina que pidió reserva de su identidad “por temor a represalias”.

La mujer explicó que entre las 00:30 del sábado y 1 de la madrugada del domingo la familia estaba festejando un cumpleaños cuando los malvivientes intentaron ingresar a la casa: “Hubo un cruce de palabra con uno de los dueños y como no los dejó entrar, agarraron palos, piedras y comenzaron a romper todo”.

Plantearon que “desde hace tiempo este tipo de hechos se han vuelto frecuentes”, sobre todo los fines de semana. Incluso dijeron que están identificados los integrantes de la patota.

Por el hecho, la casa terminó con roturas en las ventanas y vidrios, rejas dobladas, también arrancaron una de las hojas del portón y con un block de cemento destrozaron la puerta del frente.

Al escuchar los ruidos, los vecinos llamaron a la Policía: “Vinieron dos efectivos caminando y ahí escaparon. Pero cuando los efectivos se fueron del lugar, los malvivientes regresaron y terminaron su trabajo".

Por los últimos hechos es que los vecinos solicitan “mayor seguridad” en la zona: “Estas personas se juntan a tomar, todo el barrio los conoce. Algunos han estado presos, pero los dejan libres y andan armados”.

“Estamos cansados, es tierra de nadie este barrio”, planteó la mujer.

A pesar de que ya hay varias denuncias en la Comisaría 38°, sostienen que la respuesta siempre es la misma: “que no tienen móviles y no hay efectivos en la dependencia”.

“Todos vivimos con miedo por esta situación y nadie se anima a hablar porque temen alguna represalia”, expuso al final.

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