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Historias de San Luis: amores de La Porteña

Por Nino Romero.

imagen ilustrativa
José Aníbal Lucero, alias “El Súper” y su historia de amor.
Actualizada: 04/10/2020 03:06
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El pasado domingo contamos brevemente en El Chorrillero la historia de La Porteña, el mítico lugar de la esquina de General Paz y Junín, y fue generadora de comentarios y de aportes. Como ocurre siempre con estas columnas. Gracias a todos los lectores, que en definitiva son quienes van armando lo que escribimos.

El mismo día de publicación de la nota, me llama un amigo que me dice: “Yo trabajé allí cinco años y en ese lugar conocí a un ser humano excepcional, con el que terminamos formando matrimonio y familia”.

Y añadió: “así que mirá, gracias a La Porteña tenemos tres hijos y cuatro nietos”.

Esa conversación me llevó al fantástico mundo del amor e imaginar cuántas parejas se habrán conocido en bares, restaurantes, confiterías, bailes, boliches bailables o cualquier lugar público, y a partir de ese momento armaron sus vidas.

Pero no crea que lo voy a dejar con el resumen del llamado de mi amigo.

Es una historia con nombres y apellidos.

Él es una persona que desde hace varios años se ha dedicado a compartir sus conocimientos de la música tradicional cuyana y la cultura popular en distintos ámbitos, y también en medios de comunicación.

Presentó proyectos que significaron el reconocimiento para muchas personas de la actividad artística y cultural, tanto en el Concejo Deliberante de San Luis como en la Cámara de Diputados.

Está jubilado y tiene muchos kilómetros de peñas, festivales y encuentros con amigos en su vida. Como el dicho popular: “tiene más noches que la luna”.

Me refiero a José Aníbal Lucero, alias “El Súper”.

Él es uno de los protagonistas de esta historia. Y ahora aparecerá Ella, por supuesto.

Me dice “El Súper” que entre los 15 y 20 años de edad trabajó en La Porteña, hasta que tuvo que renunciar para cumplir con el servicio militar obligatorio.

Cuenta: “un día estaba limpiando los vidrios, cuando fue al negocio a comprar una vecina de la calle Junín, joven y muy linda, a quién había visto varias veces”.

“Ella era y es Marta Graciela Rodríguez, quién en esa época era alumna del Colegio Nacional Juan Crisóstomo Lafinur”.

“Se acercó y me preguntó si yo era José Aníbal Lucero y a mi respuesta afirmativa me dice: tengo una carta para vos de una compañera mía del colegio”.

“La carta no la tenía en ese momento, pero prometió llevármela”.

“Por supuesto me consultó si yo conocía a esa chica y si andaba noviando con ella y lo reconocí. Amores de jóvenes de otras épocas”.

“Pero la verdad, mi querido Nino, es que me llamó mucho la atención esa joven. Había algo distinto en ella”.

Sigue el relato contándome que hubo otros encuentros cuando ella iba al negocio, y que siempre le decía: “en cualquier momento te traigo la carta que te mandan. Es que me olvido”.

Pasa el tiempo y esos encuentros ocasionales en la pizzería se transformaron en citas personales.

Y según sus propias palabras “pude gambetear el casamiento hasta que tuve 27 años, y con Marta dijimos el Sí en la Iglesia Catedral y hubo una gran fiesta en La Rinconada”.

“Gracias a la vida y a ese encuentro en La Porteña, somos padres de tres hijos fantásticos y cuatro nietos maravillosos”, dice orgulloso el amigo Lucero.

Y después comenzó a contarme de sus serenatas cantando tonadas con su padre Modesto Lucero, que era guitarrero. De sus anécdotas cuando tocaba el güiro en el conjunto de música tropical “Mario y sus Muchachos” integrado por Mario Sosa, Mario Albornoz y Alfredo Becerra. Recordaba que el próximo 7 de octubre es un aniversario más del fallecimiento de Pedro Palacio “El Beazleño” y de golpe lo paré en seco en su verborragia.

Así como gambeteó algunos años el casamiento, me estaba gambeteando una respuesta:

¿Qué pasó con la famosa carta que le habían mandado y que tenía que entregarle Marta?  ¿Te la entregaron? ¿Qué decía?

Y la contestación fue: “Mi estimado Nino, nunca pero nunca me dieron ninguna carta. Jamás vi esa famosa carta”.

ninoromero@gmail.com/info@elchorrillero.com

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