Deuda pendiente: el Poder Legislativo de San Luis mantiene las puertas cerradas al pueblo
Por Daniel Miranda
Es inaudito que a esta altura del siglo XXI la Casa de las Leyes le niegue a la ciudadanía la posibilidad de conocer en tiempo real lo que hacen los diputados y senadores.
Hoy la Cámara de Diputados debatirá la “ley de leyes”, como se define al Presupuesto General de Gastos y Cálculos de Recursos. El presupuesto es el plan de Gobierno, expresa lo que piensa hacer en un año con los dineros que le detrae a los ciudadanos a través de los impuestos. En comisión el tratamiento estuvo reducido a dos funcionarios y un puñado de diputados. Ni los periodistas ni los ciudadanos pudieron presenciar y escuchar.
Si antes era una deuda pendiente, hoy en tiempos de pandemia es una demanda que no se puede postergar. Hubo momentos que hasta los periodistas tuvieron limitaciones para hacer la cobertura por las restricciones de los protocolos.
Diputados y Senadores están a contramano. Para garantizar la publicidad de sus actos y el acceso a la información se impone darle carácter obligatorio a la transmisión en vivo y en directo vía internet y/o por otro medio de las sesiones y reuniones de comisiones.
La responsabilidad es del oficialismo porque reúne la mayoría y administra ambas cámaras, condiciones necesarias para aprobar y producir cualquier reforma. Tampoco se advierte un fuerte interés de la oposición en alumbrar la necesidad de dejar al alcance de los ciudadanos una herramienta que permita monitorear y hacer el control de la gestión pública.
¿Por qué los legisladores de San Luis se resisten a implementar un plan de modernización y usar las tecnologías?
Hace casi una década que las cámaras legislativas de la Nación emiten por la web (además cuentan con un canal de TV) las sesiones y sus principales actividades. Sin ir más lejos el Concejo Deliberante de San Luis también lo hace.
En estos tiempos tratar el presupuesto cómo se hará hoy es darle la espalda al pueblo.
Es hora además que las áreas de prensa funcionen definitivamente como organismos oficiales de la Cámara de Diputados y la Cámara de Senadores, en lugar de actuar como vocerías de los bloques oficialistas.
Los legisladores tienen la palabra.