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Historias de San Luis y del hospital: “Voy a esperarte”

Por Nino Romero

El doctor Clarke con su paciente.
Actualizada: 11/10/2020 00:05
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Sin dudas es un título que inmediatamente uno relaciona con una historia de amor.

Pero No. Esta es una historia de lealtad, de fidelidad, de confianza de una paciente con su médico.

Esto sucedió y sucede acá en San Luis.

Juan José Clarke es un médico que trabaja en la salud pública provincial y su especialidad es la traumatología.

Gabriela T. es su paciente que está lista y esperando para que Juan José le realice el reemplazo total de cadera que ella necesita.

7 de enero de 2020. Juan José en su moto y un automóvil que hace una maniobra imprudente y prohibida.

La colisión es inevitable.

Y las fracturas y lesiones en las dos manos de Juan José, también son inevitables.

Si. En sus manos. Las manos de un cirujano.

El doctor Clarke fracturado luego del accidente.

La noticia llega a Gabriela T y ella sin dudarlo le dice a Juan José: “te voy a esperar lo que sea necesario. Quiero que seas vos quien me opere”.

Me cuenta Juan José que fueron en vanos los intentos de convencerla que lo hiciera con algún otro profesional.

“No pude hacerle cambiar de idea”, relata Juan José.

Y estalla en lágrimas cuando me dice:” decidió quedarse en silla de ruedas para esperarme. Se prohibió caminar esperando mis manos”.

El doctor Clarke fue operado en San Luis, y posteriormente debió trasladarse para completar las cirugías y rehabilitación en Mendoza.

“Y mientras me desesperaba por recuperarme rápido me retumbaban las palabras de Gabriela: te voy a esperar a vos, no quiero derivaciones”, cuenta Juan José.

Esto le hace reflexionar que a pesar de lo que se pueda decir, la mayoría de la gente elige a los profesionales de San Luis y hay muchas historias de lealtades entre los pacientes y los médicos. Como esta.

Y por algo se inician estas relaciones.

A punto de regresar ya a San Luis, el doctor Clarke tiene un problema complejo con la instalación eléctrica de su auto. No podía viajar y los tiempos apremiaban por los permisos de la cuarentena.

Suena el celular. Era Gabriela T para preguntar cómo andaba la rehabilitación de sus manos y entonces Juan José le cuenta lo que estaba pasando con su auto.

Y Gabriela T le aporta la solución: ella tiene contactos en Mendoza que en un rato le solucionaron el problema y él pudo viajar.

Caminos que se cruzaron para ayudarse, para apoyarse.

Y más coincidencias de la vida. Una de las fotos muestra al médico internado en el Hospital en el aislamiento N°3 cama 316 con las manos enyesadas luego del accidente en el mes de enero de este año.

En el mes de octubre, o sea 10 meses después, a Gabriela T la internan en el aislamiento N° 3 cama 316. El mismo lugar donde estuvo su médico.

Lealtad y confianza en las relaciones humanas.

Tal vez, si todo andaba de acuerdo a lo planeado, Gabriela T ya tenga colocada su prótesis en la cadera y haya comenzado su rehabilitación.

Y me contaron que la intervención quirúrgica fue un éxito.

Tal vez Juan José haya realizado otras operaciones después de haber salvado su vida en un accidente tan grave como el que sufrió.

Gabriela T hubiera podido operarse en cualquier lado y con otros profesionales. No le faltaban recursos para hacerlo.

Prefirió estar 10 meses en silla de ruedas, pero esperando las manos que la iban a operar para que volviera a caminar.

Historias de lealtades. Y cumplió. Lo esperó. –

ninoromero@gmail.com/info@elchorrillero.com

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