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San Luis en manos de un gobernador ausente

Por Daniel Miranda

Imagen captura
Goberndor Alberto Rodríguez Saá.
Actualizada: 18/10/2020 02:53
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El gobernador le sacó la cara a la pandemia, el Comité de Crisis luce cansado y sin reflejos, y la gestión sigue paralizada.

En la semana que termina hay dos registros del gobernador de San Luis: el miércoles firmó los decretos de designación de un juez de la Corte y el procurador y ayer apareció 24 segundos (en dos pasajes de 14 y 10) en el video institucional partidario por el Día de la Lealtad peronista. La presencia en las redes sociales es proporcional: (11 tuits y 11 posteos en Facebook, varios invitan a ver los reportes de COVID-19).

De gestión del Gobierno queda el tardío lanzamiento de la aplicación cedida por la UNSL para la trazabilidad y la presentación de una ambulancia de alta complejidad. En el inventario hay que incluir el recordatorio del calendario de impuestos por parte de la Directora de Rentas. El problema de fondo no es la comunicación a la que los políticos sin distinción de ideologías culpan cuando la consideración va por el tobogán, es el Gobierno que no produce planes ni políticas. Se siente cómodo con un pueblo cada vez más pobre.

En otra semana que la cantidad de infectados de coronavirus creció en forma descontralada, Alberto Rodríguez Saá no se mostró. En el anterior pico de casos que coincidió con la versión de su contagio, apareció por el clima general desfavorable en la ciudadanía.

San Luis tiene un Gobierno indolente que está asfixiando todo.

El Gobierno está reducido al despliegue del repertorio de propaganda (bombardeo de spots por Youtube) y potenciar su capacidad de hacer descansar las responsabilidades en el otro (ahora es el turno de los camioneros y los irreverentes que no se subordinan a las recomendaciones del Comité de Crisis). Hay un reflejo que se mantiene inalterable: hace caja para los dos próximos turnos electorales porque el apetito de perpetuarse en el poder permanece intacto.

La jefa de Gabinete, Natalia Zabala Chacur y el secretario General de la Gobernación, a cargo del ministerio de Obras Públicas, Alberto Rodríguez Saá, uno lleva las riendas de la administración y el otro es el gobernador en las sombras, están ausentes y no tienen iniciativa de gestión. Un lujo inaceptable en un funcionario público. El ministro de Seguridad es un vocero que provoca y agrede. En el otro extremo una excentricidad que define al Gobierno: el ministro de Desarrollo Social está desparecido hace meses. En ese concierto indagar por el derrotero de la ministra y rectora Bañuelos es una pregunta obvia. La respuesta: la escondieron. La secretaria de Medio Ambiente salió quemada por el grado de improvisación que exhibió en las entrevistas radiales amigas concedidas después de meses. La doctora María José Zangla acusa desgaste como portadora de las malas noticias que dejaron en sus manos los funcionarios políticos alejados hoy de las transmisiones de la televisión y las redes sociales.

El Comité de Crisis luce cansado y sin reflejos. Ayer vecinos ansiosos madrugaron para hacerse los testeos y cerca del mediodía les comunicaron en el Hospital del Cerro de la Cruz que se había completado el cupo de 120 PCR. Una falta de respeto a los ciudadanos de a pie porque nunca anticiparon que había un límite.

San Luis tiene un Gobierno prepotente que hace de la mentira una política de estado.

 

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