Eduardo Mones Ruiz insistió que Alberto Rodríguez Saá tiene como fin "el continuismo de la dinastía autoritaria"
El dirigente difundió un nuevo documento donde dio su mirada crítica de la realidad de San Luis donde pasan “cosas extremadamente graves”.
“¿Qué pasa en San Luis?”, así encabezó el ex intendente de Villa Mercedes, Eduardo Mones Ruiz un agudo texto sobre la realidad de la provincia.
El dirigente que en los últimos tiempos compartió otros dos análisis, se detuvo ahora a señalar: “En San Luis votan alrededor de 300.000 ciudadanos; número muy reducido que, con alguna " `habilidad`, el Gobierno puede manejar de una manera u otra siempre que se posean los recursos suficientes. Esta artimaña ha comenzado a perderse”.
Planteó que favorece a “la dinastía autoritaria” de Alberto Rodríguez Saá “el manejo de los tres poderes (Ejecutivo, Legislativo y Judicial) y la mayor parte de las intendencias municipales”.
“Esta ‘capacidad dominante’ adquiere un agotamiento y un temor que pueden más que cualquier otra lealtad (sea institucional, partidaria o personal)”, aseveró Mones Ruiz, padre del actual vicegobernador de San Luis.
A partir de esto, aseguró que el objetivo perseguido por el Gobierno provincial es “el continuismo de la dinastía/autoritaria".
El dirigente insistió en que esta “dinastía” que administra la provincia desde hace 37 años “hizo del pueblo un convidado de piedra (que solo puede asentir)” y “se convirtió en una casta de semidioses (que cree que todo lo puede)”.
“Lo primero que facilitó tal situación, fue la reforma constitucional de 1987 que instauró la ‘reelección indefinida’, antes expresamente prohibida”, continuó.
Mones Ruiz afirmó de igual manera que luego de un tiempo “se acrecentó y sacralizó el empleo del ‘estado de excepción’ como paradigma normal de gobierno”.
“Así, los sanluiseños hemos vivido los últimos 20/30 años de emergencia en emergencia (económica, social, financiera, sanitaria, educativa, judicial, previsional), hasta llegar a la actual pandemia de Coronavirus”, subrayó.
En el mismo sentido, manifestó en que lo anterior permitió “poner y mantener en las sucesivas leyes de presupuestos- una cláusula que autoriza al poder ejecutivo a mover partidas según sus exclusivos deseos o intereses, con una discrecionalidad y arbitrariedad inauditas”.
“Tal reiteración fue posible por las constantes mayorías parlamentarias, provistas por el sistema dispuesto en la Constitución para la Cámara de Senadores (sin minorías), siendo la guillotina de la democracia”, finalizó.