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El guiño del Banco Central a las casas de cambio

Por un lado podrán adquirir divisas, al precio oficial, y de manera legal, habilitadas por el directorio del autoridad monetaria, pero por el otro y, de manera no oficial, podrían operar como los "arbolitos" de la city vendiendo dólares en el paralelo.

Los otros factores que terminaron por devaluarlas fue la falta de operaciones de cambio, la eliminación de cupos para comprar divisas, el auge del home banking y las operaciones bursátiles para hacerse de dólares.
Actualizada: 10/12/2020 21:59
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Por Antonio D’Eramo

Caminar por la city hace tan sólo un mes atrás, en tiempos de pandemia y cuarentena, era como trasladarse por un set de filmación de una ciudad fantasma post apocalíptica donde sólo faltaba que aparezcan cantos rodados como en los pueblos desolados de las películas del viejo oeste. Y, parte de esa escenografía involuntaria, la aportaron las persianas bajas de las casas y agencias de cambio que conocieron tiempos mejores con filas interminables para conseguir ese pasaporte al ahorro seguro que los argentinos identifican con la moneda estadounidense.

Antes de la cuarentena, las casas y agencias de cambio pertenecían a un sector de las finanzas que empleaba a 5.000 personas y contaba con 250 operadores. Hoy, que se abandonó el aislamiento por el distanciamiento, han sobrevivido menos de la mitad de esos operadores con el cierre incluido de emblemáticas casas de cambio como: Mazza; Maxinta; Valuar; Transcambio y Cardiff, por citar algunas que exhibían a diario las cotizaciones del dólar, el euro y el real en sus vidrieras.

Desde luego, que los otros factores que terminaron por devaluarlas fue la falta de operaciones de cambio, la eliminación de cupos para comprar divisas, el auge del home banking y las operaciones bursátiles para hacerse de dólares, y la ausencia de turistas que llegaran hasta estas costas para hacer operaciones.

En medio de estas pálidas para la actividad, el directorio del Central parece haberse apiadado con las sobrevivientes y emitió una comunicación, que reproducimos, donde habilita a los operadores a retomar las actividades y abrir sus sucursales, únicamente, para comprar divisas, ahora que algún turista del exterior comienza a arriesgarse a viajar hacia el sur del planeta, y también, para la venta de moneda de países limítrofes y arbitrajes con instrumentos habilitados. Desde luego, deberán observar “el estricto cumplimiento de las normas sanitarias para preservar la salud de los clientes y trabajadores bancarios y no bancarios, garantizando la provisión al personal de todo el material de seguridad e higiene necesario para poder desarrollar su tarea”.

Competencia con el arbolito de la esquina

Desde luego que los turistas “no comen vidrio” dice una operadora de la city mientras se ocupa de poner el salón en condiciones para recibir clientes en el microcentro. “Imaginate que no van a desprenderse de sus dólares al oficial, cercano a los 82 $ para la compra cuando el tipo que está acá a la vuelta le ofrece 140 $ por unidad”. Comentario que revela que si se realiza alguna operación de ese tipo tendrá su componente legal en una pequeña porción pero los operadores trabajarán, mayoritariamente, con los precios que determine, al menos, el mercado bursátil, el denominado dólar bolsa.

La actividad de las casas de cambio fue uno de los sectores más golpeados por el Covid. Tanto como la actividad artística. En la Cámara Argentina de Casas y Agencias de Cambio de la Argentina (Cadeac), Mario Mochetti, expresaba hace unas semanas a los periodistas financieros “al sistema cambiario se lo excluyó de cualquier tipo de beneficio, no hubo préstamos ni asistencia para sueldos, porque se lo igualó, en un comienzo, al resto de las entidades financieras, que fueron declaradas esenciales”. Además, de recibir numerosas inspecciones por la actividad de los coleros presenciales que generaron muchos dolores de cabeza en los meses de Julio y de Agosto.

En esos meses entraron en vigencia nuevas regulaciones como las que había impuesto el gobierno de Cambiemos, capitales mínimos para operar y se restringió la posibilidad de que las agencias de cambio tengan actividades complementarias como ofrecer servicios impositivos para atravesar esta crisis.

Algunos operadores, a fines de agosto y comienzos de septiembre, mientras el cepo se cerraba cada vez más, agudizaron el ingenio y comenzaron a hacer delivery, como en el sector gastronómico. Ya existía esa modalidad en los restos pero se terminó de imponer con la cuarentena de 234 días y algo similar comenzó a ocurrir con el delivery de divisas. Cambio Posadas, a través de sus ejecutivos, llegó a diseñar en agosto pasado, un manual normativo; una app para smartphones, donde los clientes podían acceder al mercado libre desde sus hogares, y fortalecer su página web para realizar operaciones como las que se hacen a través de los home banking. Una manera que hallaron de competir con los Druber, especie de Uber del dólar y el euro, donde uno compra de manera digital y lo que adquirió lo transportan los druber con unas scooter eléctricas.

Pero las restricciones y la falta de voluntad para adaptarse en situaciones de tanta inestabilidad llevaron al cierre, por ejemplo, de Cambios Mazza después de operar durante 65 años y atravesar todo tipo de crisis económicas y financieras del país. Un comunicado a sus trabajadores indicaba que el cepo cambiario “… afecta el desenvolvimiento normal del mercado de cambios, sumado a la pandemia de Covid-19, son razones suficientes para reorganizar la empresa y modificar su matriz de negocios”. La idea es volcar los recursos humanos a la actividad turística cuando esta se relance y explorar otras líneas de negocios en el interior del país.

Si para las casas de cambio grandes y con trayectoria se hizo difícil para los medianos lo que más se escuchó por estos días es “estamos aguantando”. Algunos operadores que están leyendo con atención la circular del día de hoy dijeron a noticiasargentinas.com.ar “nosotros tenemos permiso para manejar la mesa de operaciones desde nuestras casas. Puro home office, y podemos operar con otras entidades a través de transferencias. Pero eso lo hacemos porque no tenemos mucho personal y, en muchos casos, operan los propios dueños de las agencias”.

Vale una aclaración, la diferencia entre una agencia de cambio y una casa de cambio es que la última (25% del sector) puede realizar transferencias internacionales y operaciones de comercio exterior, mientras que la primera, sólo puede comprar y vender moneda extranjera. Juntas, antes de la debacle de la pandemia y las restricciones, tenían el 8 % del mercado que, en general, es monopolizado por los bancos. El “estamos aguantando” se escucha mucho en esa porción restante del mercado mayoritario del 75% que componen las agencias y que ya empiezan a estudiar como ingresar al competitivo mercado del “arbolito de la esquina”.

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