Citó a una joven con discapacidad y la violó
Sucedió en la provincia de Buenos Aires durante el fin de semana. Según se supo, un chico de 25 años, empleado de una fábrica de aberturas, concretó una cita a través de un app con una joven de 18 años y la violó en su propia casa.
Este fin de semana, David G., de 25 años, oriundo de Merlo, trabajador de una fábrica de aberturas en Moreno, concretó una cita a través de la aplicación Waplog, popular en Android y con una plataforma web. Allí había conocido a una joven de 18 años, vecina de Morón. La cita fue en la casa de la joven. La madre de la chica fue quien le abrió la puerta y lo llevó al cuarto de la joven.
Allí, en el cuarto, según la acusación en su contra, en un lapso de 25 minutos, David supuestamente la violó. Tras supuestamente cometer el hecho, el sospechoso dejó la casa.
Así, la familia de la víctima denunció el hecho en la Comisaría de la Mujer de su zona. La víctima declaró: "Le pedí que parara, me tapó la boca para que no grite", afirmó. Su cuerpo fue analizado. Las lesiones en su vagina eran evidentes, con una laceración intensa que le provocó una hemorragia.
Su testimonio permitió identificar al presunto abusador, conocido apenas por su nombre de pila, con un cotejo a través de redes sociales. Así, personal de la Comisaría 3° de Morón de la Policía Bonaerense lo arrestó esta mañana en un galpón de su lugar de trabajo.
La calificación del expediente del hecho, en manos de la UFI N°8 de Morón a cargo de la fiscal Adriana Suárez Corripio, tiene un agravante: la condición de la víctima, que se encontraba postrada en su cama. Según confirmaron fuentes policiales a Infobae, la joven vive con una discapacidad motriz que incluye un leve retraso madurativo. Usa pañales: no puede girar su cuerpo por sí misma. Su diagnóstico es el síndrome de Pena-Shokeir.
A mediados de la tarde de hoy, David G. fue indagado por la fiscal Suárez Corripio, según fuentes del expediente. Dio su testimonio durante más de dos horas: aseguró, según confirmaron fuentes del caso, que había acordado el encuentro con su víctima con el propósito explícito de tener sexo, que todo fue consentido. El cuerpo de la víctima dice lo contrario.
El caso de David G. plantea una discusión rara vez oída en el sistema penal argentino: el deseo sexual y romántico de mujeres con capacidades diferentes, en ocasiones vulnerables, y los varones que se convierten en sus depredadores y victimarios.
Tras la indagatoria, la fiscal Suárez Corripio pidió la detención formal del acusado, que fue concedida. (El Once)