X

El patoterismo de Rodríguez Saá

Por Daniel Miranda

foto ansl
Gobernador Alberto Rodríguez Saá.
Actualizada: 28/01/2021 09:42
PUBLICIDAD

La prepotencia exhibida por el ministro de Seguridad escoltado por la cúpula de la Policía en la Mesa de Entradas de la Municipalidad de Merlo, forma parte de los modales del gobernador de San Luis para subyugar y tener bajo la suela del zapato a autoridades, instituciones y también a los medios que no puede controlar.

La incursión del ministro, Luciano Anastasi; el jefe de la Policía, Darío Neira; el jefe de la Unidad Regional y el jefe de Operaciones no fue una decisión propia como responsables operativos del sistema de Seguridad de San Luis con intención de resolver los graves problemas que afectan a la villa y toda la provincia.

A esta altura nadie se sorprende de que ambos funcionarios llegaron con expresas instrucciones y un mensaje a una ciudad gobernada por un dirigente de la oposición. Se presentaron sin aviso justo en un momento que el intendente se encontraba fuera de la Municipalidad.

Rodríguez Saá está obsesionado con Villa de Merlo y avanza a fuerza de patoterismo.

En lo que va del verano el Gobierno embistió una y otra vez contra el municipio y desairó al intendente.

Juan Álvarez Pinto no fue invitado al acto de firma del convenio entre la Nación y la Provincia para el uso del aeropuerto del Valle del Conlara para vuelos de aeronaves de la Fuerza Aérea y antes lo dejaron mal parado al firmar un convenio con la ANAC para un plan de emergencia para los vuelos. Previamente el intendente había denunciado que la Policía dejó “liberada la zona” para que se desarrolle una protesta sindical en el interior de la intendencia.

Hasta ahora ante cada ofensiva albertista, Álvarez Pinto puso la mejilla.

Ya en la cuarentena el Gobierno de Rodríguez Saá había responsabilizado a los ciudadanos de Villa de Merlo por los problemas que se presentaban.

Ahora el Gobierno pide que reemplacen los focos del alumbrado público y corten los yuyos como fórmula para bajar el índice de inseguridad. Para una puesta en escena el ministro y el jefe de la Policía viajaron 200 kilómetros con las cámaras de los medios oficiales. Entregaron una nota.

Más que funcionario público, Anastasi actuó como un patético patotero y los ciudadanos pudieron verlo. En ese derrotero está a punto de convertirse en un cachivache, más allá de que su estadía en la función pública puede ser prolongada.

Lo acontecido ayer en Merlo se encuadra en el repertorio de Rodríguez Saá para domesticar a quienes no se alinean con los mandatos del feudo y le sirve para que el resto vea que lo mismo le puede ocurrir.

Está en el manual del gobernador. Lejos de avergonzarlo lo envalentona el enfrentamiento en esos términos.

En Merlo la historia se repite.

El padre de Álvarez Pinto también fue intendente por el radicalismo y resistió con personalidad durante los dos mandatos entre 1995 y 2003 los embates de Alberto Rodríguez Saá que todavía no era gobernador, pero estaba al frente del acoso oficial al municipio. Le impuso a Jorge Timoteo Álvarez el apelativo “El Malevo” para desprestigiarlo.

El intendente Juan Álvarez Pinto con la jefa del Gabinete, Natalia Zabala Chacur en Terrazas del Portezuelo el 22 de diciembre. Firmó un convenio por el plan de vacunación de Covid-19.

Es el mismo Rodríguez Saá que pactó con un sector de la Unión Cívica Radical en la capital por la presidencia del Concejo Deliberante.

Rodríguez Saá está enojado con Merlo porque el electorado le da la espalda. En el departamento Junín, donde está la villa, se produce un fenómeno llamativo: la ciudadanía vota y hace ganar a los candidatos de la oposición y luego algunos se transforman en colaboracionistas del rodriguezaismo.

En las ciudades San Luis y Villa Mercedes la inseguridad es alarmante, pero como son gestionadas por dirigentes albertistas para el Gobierno no hay focos quemados y tampoco malezas para arrancar.

El Gobierno no disimula la prepotencia.

 

 

PUBLICIDAD

EN PORTADA EL CHORRILLERO

SUBIR