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Rodríguez Saá e Insfrán, dos caras de una misma moneda

Por Daniel Miranda

San Luis y Formosa están indisolublemente emparentadas por los designios de sus gobernantes que eligieron los mismos métodos para vincularse con la sociedad en la emergencia. Las controvertidas fórmulas de prevención de la pandemia traspusieron sus fronteras a raíz de denuncias por el carácter autoritario y violación de los derechos humanos.

En ambas provincias desde la declaración de la pandemia ciudadanos, ONGs y dirigentes políticos denunciaron malas condiciones sanitarias, hacinamiento, duración arbitraria del confinamiento en los centros de aislamiento para portadores de coronavirus y casos de contacto, y avasallamiento sobre las libertades individuales.

Formosa está ahora en el ojo de la tormenta. Hasta Amnistía Internacional y el prestigioso diario francés Le Monde se ocuparon en la última semana de lo que acontece en la provincia que gobierna ininterrumpidamente desde hace 26 años el caudillo peronista Gildo Insfrán.

La organización reclamó a las autoridades que todas “las medidas para combatir la pandemia del Covid-19 sean respetuosas de los derechos humanos”.

Amnistía Internacional recibió denuncias sobre las condiciones en que se desarrollan las cuarentenas obligatorias en los Centros de Atención Sanitaria (CAS). Los hechos cuestionados:

-Se obliga a permanecer en los centros de aislamiento a personas con Covid-19 positivo (con síntomas leves o asintomáticas) con personas que no tienen Covid-19, exponiéndolas al contagio.

-En muchos casos, a las personas no se les brinda información de su situación de salud, o se lo hace de palabra sin tener acceso a los resultados de sus test Covid-19, se les harían varios hisopados sin que se le pida consentimiento, resultando todo ello violatorio de su derecho a la información, al consentimiento informado, a la salud, entre otros.

-La duración de las cuarentenas en los centros de aislamiento en algunos casos habría excedido los 14 días, llegando incluso a los 30 días. Además, las personas no tienen suficiente acceso a información sobre el tiempo que permanecerán alojadas ni sobre los criterios científicos que se aplican en un momento dado para decidir su alta de la cuarentena o el aislamiento.

– Los centros de aislamiento, localizados en escuelas o estadios, no cumplirían con condiciones higiénicas y de salubridad recomendadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para evitar la propagación del virus y respetar la dignidad de las personas, permaneciendo más de 200 personas en un estadio, sin intimidad, ventilación, espacios de recreación y compartiendo los sanitarios. En muchos casos, esos espacios resultan contraproducentes para evitar la generación del virus y exponen a las personas al contagio.

– Muchas personas son obligadas a permanecer allí, sin brindar su consentimiento. Algunas han sufrido crisis, angustia y depresión y no han sido atendidas adecuadamente.

Muchas de las cosas que se denunciaron en los últimos días en Formosa y repercutieron en el orden nacional e internacional no son extrañas para los puntanos. Acá además se levantaron barricadas mortales y cavaron zanjas para asegurar el encierro. Y no hay que dejar de mencionar las muertes en comisarías.

San Luis permaneció varios meses sin contagios. Cuando el virus se desbocó el gobernador reconoció “hemos perdido, luchamos enormemente para no llegar a este punto pero llegamos”. A continuación desapareció juntos a los funcionarios y quedaron los técnicos en la línea de fuego.

A mediados de año el gobernador Alberto Rodríguez Saá ordenó el confinamiento involuntario y obligatorio en los centros de aislamiento (ex Scac, La Pedrera, autódromo Rosendo Hernández, ZAL, etc) como política sanitaria. A poco de andar el alojamiento se dejó sin efecto porque se multiplicaron las denuncias públicas en la capital, Villa Mercedes, Merlo y Tilisarao y porque ya había circulación comunitaria.

La mastodóntica maquinaria del Estado incurrió una y otra vez en excesos y abusos que tomaron estado público a pesar de la presión sobre los medios de comunicación.

El rodriguezaismo ha sido un adelantado y un espejo para otros caudillos con ambiciones de perpetuarse en el poder.

El férreo control sobre la prensa y la Justicia son una realidad.

El actual gobernador lleva cuatro mandatos y su hermano mayor fue electo antes en cinco oportunidades.

Tienen todos los resortes del poder.

En la pandemia Rodríguez Saá también fue un adelantado con determinaciones desproporcionadas. Ahora medidas idénticas y parecidas se aplican en Formosa.

Formosa es la jurisdicción con menor número de muertos por coronavirus y menos casos positivos.

El rodriguezaismo gobierna San Luis desde 1983 (con dos interregnos entre 2001 y 2003 de Alicia Lemme, retirada de la vida pública, y de 2011 a 2015 de Claudio Poggi, líder opositor).

Insfrán fue electo gobernador en 1995 y reelecto en seis oportunidades. Fue diputado provincial entre 1983 y 1987 y dos veces vicegobernador.

Ambos caudillos compiten de igual a igual por eternizarse en el poder. Emplean las mismas recetas para enraizarse.

En el libro Hybrid Regimes within Democracies. Fiscal Federalism and Subnational Rentier States (Cambridge University Press), el politólogo Carlos Gervasoni dice que en la Argentina hay provincias "híbridas" cuyos regímenes oscilan entre la democracia y el autoritarismo. Se debe a que, si bien cumplen con ciertos requisitos democráticos como la realización de elecciones periódicas o el funcionamiento de sus cuerpos legislativos, el poder del gobernador está tan extendido que prácticamente no hay una oposición consolidada, existen pocos medios críticos e independientes y la alternancia en el poder es casi nula o inexistente. Consultado en su momento por el diario La Nación, el politólogo consideró que “las provincias con menor calidad democrática o dudosamente democráticas son Formosa, Santa Cruz, La Rioja, San Luis y Santiago del Estero…”.

En tiempos extraordinarios se pueden ver otras semejanzas.

Insfrán cierra los reportes epidemiológicos con la frase: “En Formosa, no se rinde nadie”.

Rodríguez Saá lo hace con la arenga: “Fuerza San Luis”.

 

 

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