“Queremos volver a abrir en el corto plazo”; bolicheros llevaron el reclamo al Gobierno
Es uno de los pocos sectores de la economía puntana que todavía no está habilitado para volver al trabajo. Una de las posibilidades que barajan los propietarios mientras aguardan por la apertura, es la entrada a los locales con un PCR negativo.
Este martes, propietarios de boliches y representantes de la Cámara Única de Lugares Diurnos o Nocturnos con o sin Actividad Bailable, llegaron a la Casa de Gobierno para pedir que se aprueben los protocolos y puedan volver al trabajo.
Finalmente este martes el sector le pudo transmitir al Gobierno la necesidad de poner en marcha sus negocios.
“Empezamos a transitar un camino de diálogo para ver si podemos abrir a corto plazo bajo distintos sistemas preventivos”, detalló el presidente de la Cámara, Diego Astudillo en declaraciones a El Chorrillero.
Al Gobierno le plantearon las fiestas clandestinas que realizan cada semana y que son el reflejo de que “la gente se junta igual”.
“La clandestinidad pone en peligro sanitariamente a todos. A la gente que concurre a todo nivel. No es que si los locales no abren nadie baila, se sigue bailando normalmente, pero fuera de los controles y con un riesgo asombroso”, sostuvo.
Una de las variantes que se maneja por el momento es el ingreso a los espacios bailables con un PCR negativo en la mano. Otra es el uso de la CIPE que contenga la información dentro de un periodo de tiempo específico.
A la hora de calificar la situación de los boliches, Astudillo ejemplificó que “está con respirador artificial y en coma”. En un año de pandemia ya cerraron cinco locales: “Terminaron fundidos”. En toda la provincia hay entre 20 y 25 boliches.
“Están en una crisis total. Colegas han cerrado definitivamente. Aquellos que se mantienen en pie están con muchas deudas de arrastre así que la situación es muy delicada y complicada”, planteó.