Rodríguez Saá te vacuna (contra la esperanza)
Por Daniel Miranda
La vacunación VIP en San Luis es una manifestación de la concepción de quien gobierna: si el Estado es mío, la vacuna también es mía.
El gobernador Rodríguez Saá maneja la cosa pública como propia.
Es lo que pasa acá.
El sistema paralelo de vacunación a políticos y amigos del poder también existió en San Luis. ¿Sigue existiendo?
A nivel nacional Horacio Verbitsky contó una mañana que se había vacunado en una dependencia del ministerio de Salud, a cargo de su “viejo amigo” Ginés González García que a las pocas horas debió irse por la puerta de atrás por el vergonzoso escándalo. El presidente se vio obligado a echarlo y pasada la tormenta le agradeció “los valiosos servicios prestados”
Unos días antes de que le explotara en la cara el vacunatorio VIP al Gobierno, el propio Ginés González García reaccionó con lenidad frente a los militantes de La Cámpora que se exhibían por las redes sociales vacunándose con los dedos en V: “Claramente, en un país tan grande, con tantas jurisdicciones, bueno, alguna travesura de este tipo…”
San Luis no es otro país.
El kirchnerismo y el rodriguezaismo son lo mismo.
A esa altura el gobernador Rodríguez Saá había implementado un circuito de privilegio para que políticos y funcionarios accedieran saltando la fila a inmunizarse antes de tiempo.
La jefa de Gabinete, Natalia Zabala Chacur fue comisionada para ofrecer la primera dosis de la Sputnik V por encima del cronograma de prioridades estipulado por el ministerio nacional. Lo confirmó públicamente el senador Nacional, Claudio Poggi que rechazó la invitación.
Con el correr de las horas Walter Ceballos y Claudia Rocha, dirigentes de la Unión Cívica Radical, admitieron por distintas vías que se vacunaron. El senador Nacional, Adolfo Rodríguez Saá está en la misma lista.
El gobernador hace alarde de la transparencia de la campaña de vacunación y esconde los nombres del “personal estratégico” inmunizado. Impunemente se ocultan, pero ya quedan pocas dudas que en ese registro están los vacunados VIP.
Por esos días Rodríguez Saá también aseguraba que todo el personal de salud estaba vacunado.
La realidad acaba de darle una noticia que lo desmiente y desvanece el discurso oficial. La montaña de fondos públicos de la pauta dedicada a medios y redes sociales no podrá taparla.
El viernes murió de coronavirus el odontólogo Mario Rodríguez que trabajaba en un hospital público. Dos días antes de la fecha que se le había asignado para inmunizarse se contagió y no pudo recibir la dosis.
La vacunación VIP es una de las tantas cuentas pendientes de Rodríguez Saá.
Rodríguez Saá maneja la campaña como si fuera el dueño de las vacunas. Sin transparencia y discrecionalidad para inmunizar, la vacuna es la esperanza para una minoría que puede sacar ventaja gracias a la impunidad de quien está sentado en el poder.