La Semana Santa no hace mucho tiempo
Por Nino Romero
El cambio de costumbres es vertiginoso y los avances tecnológicos también.
No hace mucho tiempo, las vivencias de Semana Santa eran distintas, al menos para los católicos, apostólicos y romanos.
La religión católica tenía una abrumadora adhesión de fieles, que disminuyó con el correr del tiempo por las más variadas razones, pero ese no es el tema.
Insisto, no hace mucho tiempo, las costumbres de los católicos eran otras.
Recuerdo que, por ejemplo, se sentía realmente una abrumadora tristeza. Había ambiente de duelo. Inclusive en algunos hogares de rezo casi permanente y mucho antes del Viernes Santo.
La participación en las ceremonias del Domingo de Ramos, el Vía Crucis o ir a rezar a la iglesia era algo obligatorio.
En las radios, emitían música sacra. O sea, música litúrgica, religiosa o directamente clásica.
Y los pocos canales de televisión, la Vida, Pasión, Muerte y Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo o películas vinculadas a temas religiosos y vida de santos.
Se creaba un ambiente de profundo recogimiento, de meditación.
La actividad comercial era casi nula. Los comercios estaban cerrados, y se compraban los alimentos necesarios hasta el día miércoles, pues desde el Jueves Santo no era fácil conseguir algún lugar abierto.
En los hogares estaban claras muchas costumbres, fundamentalmente desde el Jueves o Viernes Santo.
No se barría, no se cosía, no se golpeaba, no se hachaba. Nada que fuera a perturbar o que significara ruidos o golpes.
Se evitaba lavar y planchar.
Por supuesto no se jugaba, salvo los más pequeños a quienes no era fácil explicarles lo que sucedía.
Nada de cantar, silbar, reírse o gritar. Ni pensar en una discusión.
O sea, era un ambiente de tristeza por la agonía y la muerte de Jesús.
Comidas livianas y que no debían contener nada de carne era lo que se aconsejaba consumir.
El pescado no tenía tanta popularidad y tampoco era fácil conseguirlo.
Se evitaban las bebidas alcohólicas o gaseosas, o sea lo vinculado a lo festivo.
Se estaba realmente triste por lo que estaba pasando y hasta te sentías desprotegido porque habían matado a Jesús.
Era una ciudad sin movimientos prácticamente, sobre todo desde el Jueves Santo y el Viernes nada de nada.
Los únicos lugares abiertos eran las iglesias.
Los sábados comenzaba el movimiento para recibir el Domingo de Gloria con la familia, música, canto, baile, juegos y todo lo que no habíamos podido hacer.
Este es un pequeño relato de algunas costumbres que se tenían.
No hay juicios de valor si era mejor o peor porque sería de necios negarse al cambio de los tiempos.
Y la tecnología que afortunadamente está ayudando tanto cada día que pasa.
Ni hablar en esta época de pandemia.
Por eso FELICES PASCUAS a todos. A quienes crean o no en esta festividad. Total, se trata de desear lo mejor, buenos deseos y buena vida para todos, sin excepciones.