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Coronavirus: la Iglesia expresó su alarma por la “inequitativa distribución de las vacunas”

A través de una carta, la Conferencia Episcopal Argentina pidió al Gobierno “acordar las acciones necesarias para proteger a la población más vulnerable mediante el esfuerzo común con la campaña de vacunación”.

La Iglesia expresó su alarma por la “inequitativa distribución de las vacunas”.
Actualizada: 13/04/2021 16:51
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A través de un comunicado, la Comisión Nacional de Justicia y Paz de la Conferencia Episcopal Argentina expresó su “profunda preocupación y pesar por el difícil momento que atraviesa la comunidad mundial como consecuencia del recrudecimiento de la pandemia de Covid-19″ e hizo especial hincapié en la “inequitativa distribución de las vacunas y la falta de compromiso de los grandes estados con la iniciativa de Naciones Unidas”. En sintonía con esto, recordó el pedido del papa Francisco para que las dosis “lleguen a todas las naciones en forma igualitaria y sin discriminación”.

“Esta segunda y más grave ola de la pandemia ha llegado a nuestra patria y nos afecta significativamente, tanto en la cantidad de personas contagiadas como de personas fallecidas. Ante ello, elevamos nuestras oraciones por los que han partido y por sus familias y por la sanación de los contagiados”, sostuvo la Iglesia, que desde el comienzo de la pandemia alerta sobre la necesidad de acuerdos nacionales para combatir el coronavirus.

En esta misiva, reforzó el pedido: “Creemos que es urgente y necesaria una concertación de todas las fuerzas políticas de gobierno y oposición a nivel nacional, provincial y municipal, para establecer una política común frente al grave desafío. Y en particular acordar las acciones necesarias para proteger a la población más vulnerable mediante el esfuerzo común con la campaña de vacunación, la observación de los protocolos sanitarios y el desarrollo de las medidas de asistencia económica y social. Para ello es imprescindible olvidar diferencias y unirnos como pueblo, haciendo de la salud una política de Estado”.

Asimismo, la Conferencia Episcopal pidió a la sociedad “retomar todos los recaudos de cuidado (distancia social, desinfección y lavado de manos, uso correcto de barbijos adecuados), que son fundamentales para vencer a la pandemia” y realizó un llamado de atención a los medios de comunicación: “Pedimos que profundicen la información sobre la necesidad del cuidado personal y el distanciamiento personal porque son las medidas más efectivas de prevención, junto al avance de la vacunación. Y también que no difundan campañas contrarias a la preservación de los ciudadanos”.

Y completó: “Pedimos a todos nuestros dirigentes políticos, sociales, económicos, sindicales, que, con la grandeza que requiere este grave momento, fortalezcan los mecanismos de consulta federal y cooperen con responsabilidad en la necesaria unidad de todos los argentinos en función del bien común”.

Por último, desde la Iglesia agradecieron “la gran vocación de servicio de todos los agentes de salud, trabajadores de la educación y agentes de seguridad que están realizando un formidable esfuerzo en la lucha contra la enfermedad”.

Un mes atrás, Francisco ya había reiterado su crítica a los gobiernos, funcionarios y empresarios que “acaparan vacunas” y se centran en la “propiedad intelectual” para negar una distribución universal de las dosis: “Comparto la preocupación” planteó el Papa en una carta que había enviado al juez Roberto Andrés Gallardo, quien lidera el Comité Panamericano de Jueces. El organismo encabeza a nivel mundial un pedido a la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la de Comercio (OMC) para que garanticen la distribución “universal, equitativa y asequible” de vacunas contra la COVID-19.

En la misiva, Jorge Bergoglio apoyó la lucha del Comité para poner en discusión la “revisión de los mecanismos de producción, comercialización y distribución de vacunas”, e insistió en su planteo de que haya campañas de vacunación “independientemente del país al que pertenezcan” los fármacos. El comentario se produjo luego de que algunos países, especialmente europeos, vetaran la aplicación de vacunas que no hayan sido desarrolladas en el Viejo Continente o los Estados Unidos.

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