A un año de las presidenciales en Francia, Macron apuesta por la derecha
Elegido con un programa centrista en 2017, el presidente francés Emmanuel Macron ha dado un giro a la derecha durante su quinquenio. Una estrategia que debería confirmar durante la campaña presidencial de 2022 en la que aspira a la reelección, pero que no está exenta de riesgos.
Por Clare Byrne
Por ahora, todos los sondeos pronostican que Macron pasaría a la segunda vuelta, donde se enfrentaría a la líder de la ultraderecha Marine le Pen, como sucedió en 2017.
Pero la cómoda ventaja que tenía hace cuatro años (32 puntos) se ha derretido como nieve bajo el sol, y la contienda promete ser mucho más reñida esta vez.
¿Abandonará Macron su credo “ni de derecha ni de izquierda”, con el que se alzó como el presidente más joven de la historia de Francia?
Todo parece indicar que sí. Empezando por las elecciones regionales del próximo mes, en las que su partido apoyará a los candidatos conservadores de Los Republicanos en el sureste de Francia.
Frente a una izquierda dividida e históricamente baja en las encuestas, Macron “sabe que el peligro viene de la derecha y hace todo lo posible para intentar dividirla”, explica Gael Sliman, presidente de la encuestadora Odoxa.
Sus primer ministro, Jean Castex, pertenece a las filas de la derecha, al igual que varios ministros en puestos clave, como el de Interior o el de Economía.
La maniobra parece dar sus frutos: Christian Estrosi y Hubert Falco, alcaldes de derechas de Niza y Toulon (sureste), anunciaron en los últimos días que dejan Los Republicanos para unirse al partido presidencial.
Prioridad a la seguridad
¿Es Francia -que sólo ha tenido dos presidentes de izquierda desde 1945 – un país de derecha? Una encuesta del think tank Fondapol tiende a acreditar esta tesis, ya que el 38% de los votantes se sitúa en la derecha del espectro político (frente a 33% en 2017), y solo el 24% en la izquierda (frente a 25% en 2017).
Si Macron fue elegido en 2017 con una buena proporción de votantes de izquierda, esta vez podrá contar con una reserva de votos de la derecha.
En los últimos años ha adoptado una línea más dura en materia de seguridad, uno de los temas que más genera preocupación entre los votantes y que será por tanto clave en los comicios.
Francia se ha visto especialmente sacudida por una serie de atentados islamistas en los últimos años, incluyendo el año pasado el asesinato de un profesor que murió decapitado en plena luz del día por haber mostrado a sus alumnos caricaturas del profeta Mahoma.
La pérdida de la izquierda
La táctica de Macron, sin embargo, presupone asumir la pérdida de todo o parte del electorado de izquierda, que ya le estampa como “presidente de los ricos” por su política económica en la que redujo los impuestos a los más ricos y su intento de reforma del sistema de pensiones.
“Cuanto más hace esto, más da la sensación a los votantes de izquierda de que es un presidente de derecha, y así se hace muy complicado llamarles a votar por él en la segunda vuelta, si se enfrentara a Marine Le Pen como la última vez”, explica Gael Sliman.
La gestión de la pandemia de covid-19, considerada a veces errática, también añade un poco de incertidumbre a estas elecciones.
En los últimos seis meses, casi dos de cada tres franceses han juzgado duramente su política sanitaria. Aprueban sin embargo mayoritariamente su política de apoyo a las empresas y a los trabajadores afectados por la crisis, con grandes cantidades de dinero público. (AFP)