Uno de cada tres contagiados por Covid-19 realiza tratamiento psicológico
El autor de la nota afirma además que el 67% que no hace terapia dice necesitarla.
Por Cristian Garay (*)
La evidencia sugiere que la pandemia de Covid-19 se asocia a problemas de salud mental y malestar psicológico significativo.
Desde el Observatorio de Psicología Social Aplicada (OPSA) de la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires nos propusimos estudiar el impacto psicológico de la pandemia de la Covid-19 en Argentina durante 2020.
Para ello, se administró un cuestionario en línea con muestreo incidental y estratificado de acuerdo a las regiones del país a la primera semana (marzo), a la octava (mayo), la decimosexta (julio) y la trigésimo segunda (octubre) de Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio (ASPO).
En total, participaron 10.149 personas de todo el país.
El porcentaje de personas en riesgo de trastorno psicológico se incrementó significativamente de 4,86% (marzo) a 10,24 por ciento (octubre) en toda la Argentina.
En octubre, 80% de los participantes reportó experimentar malestar psicológico, el 54,8% de los participantes reportó consumir alcohol y 46,5% consideró necesario un tratamiento psicológico.
A su vez, quienes presentaron riesgo de trastorno mental reportaron puntajes compatibles con riesgo suicida.
Puede concluirse de estos datos, que el impacto psicológico de la pandemia durante 2020 es altamente relevante y debe considerarse junto con otros aspectos sanitarios.
El estudio del estado de salud mental durante la pandemia es crítico para diseñar intervenciones psicológicas adecuadas.
El acceso de la población a la atención de salud mental es crucial para atenuar el impacto psicológico de la pandemia y prevenir sus secuelas.
En el año 2021, ante las elevadas tasas de contagio, nos propusimos estudiar el impacto psicológico de la enfermedad en personas infectadas por Covid-19.
Con un muestreo incidental, estratificado según regiones geográficas del país, se analizaron los datos de 742 participantes infectados.
El 24% de los participantes reportó sintomatología ansiosa severa y el 56,74 % presentó puntajes compatibles con un Trastorno Depresivo Mayor.
El 39,89% de los participantes reporta haber cambiado su tendencia a pensar en la muerte y/o en el suicidio a partir de la pandemia.
El 64,4% de los participantes reportó fallas cognitivas (entre leves, moderadas y severas).
Según los análisis estadísticos, las personas que han sido infectadas por coronavirus y se perciben de sectores socio-económicos bajos y menor nivel educativo reportan mayores niveles de sintomatología ansiosa, depresiva y riesgo suicida.
Además, quienes experimentaron fiebre, falta de aire y necesitaron asistencia respiratoria reportaron niveles significativamente mayores de sintomatología ansiosa y depresiva.
En tercer lugar, quienes estuvieron internados reportan mayores cambios negativos en su atención y memoria.
Nuestro estudio muestra además que la realización de actividad física se asocia con menores niveles de sintomatología ansiosa, depresiva y riesgo suicida.
Una de cada tres personas infectadas por Covid-19 realiza tratamiento psicológico y dentro de quienes no realizan tratamiento psicológico, el 67% dice necesitarlo.
Como conclusión de estos hallazgos, se recomienda realizar un especial seguimiento del estado psicológico de las personas que sufrieron Covid-19 dentro de las medidas generales del cuidado de su salud.
En general, nuestros estudios muestran que el impacto psicológico de la pandemia es altamente relevante y debe considerarse junto a otros aspectos sanitarios.
Los mismos destacan que el estudio de salud mental durante la pandemia es crítico para diseñar intervenciones psicológicas
adecuadas.
Asimismo, el estudio de intervenciones psicológicas eficaces, efectivas y eficientes es una prioridad de salud mental.
En este sentido, el acceso de la población a la atención de
salud mental es crucial para atenuar el impacto psicológico de la pandemia y prevenir sus secuelas, especialmente en los sectores socioeconómicos menos favorecidos.
A partir de nuestros estudios, se recomienda realizar un especial seguimiento del estado psicológico de las personas que sufrieron Covid-19 y brindar herramientas claras para lidiar con impacto psicológico a la población general.
(*) subsecretario de Investigaciones de la Facultad de Psicología de la UBA y uno de los responsables de los estudios del OPSA. (NA)