Condiciones laborales al límite e incumplimientos salariales, el reclamo de docentes de la cárcel

Desde hace cinco años docentes que cumplen tareas en el establecimiento educativo ubicado dentro de las instalaciones de la Cárcel Pampas de las Salinas reclaman que el ministerio de Educación de la provincia les otorgue las bonificaciones que les corresponde.

Concretamente, no reciben el pago de lo que se conoce como “la zona” al ser considerada como “inhóspita” y desde este mes no reciben el plus por encontrarse desempeñándose en un establecimiento “de riesgo”.

Pese a que las insistencias fueron constantes y múltiples nunca recibieron una respuesta positiva por parte de la cartera educativa pese a mantener reuniones con funcionarios.

Si bien durante el año pasado habían pedido una audiencia con el ministro Andrés Dermechkoff, nunca pudieron tenerlo frente a frente y solo fueron recibidos por el jefe del programa Control de Gestión, Mariano Barrera que recepcionó el pedido, solicitud que nunca fue contestada.

Lo cierto es que muchos de ellos viven en localidades lejanas como San Francisco, Quines o Luján y deben viajar 100 kilómetros o incluso más para llegar a la penitenciaría de alta seguridad de La Botija.

En declaraciones a El Chorrillero, dos profesionales del lugar contaron la situación por la que atraviesan.

Una de ellas es Carolina Amaya, maestra de primaria. Relató que deben hacer 250 km todos los días, ida y vuelta, para trabajar y que jamás les “arreglaron el pago de la zona”.

“Hasta hace poco el único porcentaje por ley que cobrábamos era el riesgo por cumplir tareas en una escuela en contexto de encierro, de violencia y de hasta de enfermedades. Este mes nos quitaron ese porcentaje también. Nadie nos atiende ni dan respuesta alguna. Nos han quitado todos los derechos que nos corresponden por ley y el ministro de Educación no nos atiende”, aseveró.

Según detallaron, en un día de cierta normalidad, la tarea implica la presencia de seis docentes y aproximadamente 50 internos por turno, más un agente penitenciario.

Dicho esto, ¿qué dice la normativa? El artículo Nº 63 del Estatuto Docente reglamenta las diferentes escalas de las bonificaciones que deben recibir los profesionales, aplicadas sobre el cargo. Son seis:

-Escuelas urbanas 10%.

-Escuelas suburbanas 20%.

-Escuelas de riesgo 40%.

-Escuelas de ubicación desfavorable 60%.

-Escuelas de ubicación muy desfavorables 80%.

-Escuelas de ubicación inhóspita 100%.

“A todo docente por trabajar en el campo se le debe pagar un porcentaje adicional al sueldo por el hecho de trabajar en un lugar inhóspito como este, además del gasto de combustible que eso implica ya que viajamos en vehículos particulares porque no hay medios de transporte hacia allá”, explicó Amaya.

Y añadió que la mayoría tiene hijos y que no pueden quitarle parte de su sueldo “si nadie sabe cómo vive cada docente”.

“Vivimos con lo justo. No sé contentaron con jamás pagarnos lo que por ley nos correspondía sino que también nos modificaron el sueldo sacando nuestro dinero sin aviso. Esto es una estafa, un abuso de poder”, puntualizó.

A la falta de pago de las retribuciones, se le suma las condiciones laborales. Desde el ingreso de tierra destruido por pozos hasta dentro del edificio, la cárcel presenta graves problemas, según manifestaron.

La profesora de geografía, Johana Castro señaló los graves inconvenientes: “En época de lluvias no se puede ingresar, no tenemos calefacción, ventiladores o sala de profesores”.

“No tenemos cocina y tenemos que llevar nuestra propia pava eléctrica para tomar algo caliente porque en este lugar el frío es increíble”, subrayó y contó que la falta de mantenimiento edilicio fue advertida al programa Infraestructura Escolar ¿El resultado? El mismo, no hubo respuesta.

Como si fuera poco deben pagarle a un interno para que haga la limpieza en la escuela.

Con todo este escenario, viajarán hasta Casa de Gobierno en búsqueda de soluciones. Acudirán el miércoles a las 9 de la mañana.

“Espero que se conozca nuestro caso ya que nadie sabe que siquiera que existimos y la situación llega al límite de lo inhumano”, concluyó Amaya.