El reclamo de los peloteros: “El casino está abierto y a los chicos no los dejan jugar una hora”

En la mañana de este jueves, los dueños de los tres peloteros que pudieron sobrevivir a la pandemia, repartieron globos en el microcentro de la ciudad. Eligieron ese modo para exponer la crisis económica que está haciendo desaparecer al sector: siguen inhabilitados para trabajar.

Desde este lunes el Gobierno flexibilizó nuevas actividades, pero volvió a dejar afuera a los salones de cumpleaños y fiestas infantiles. Y otra vez generó el disgusto de los que siguen esperando que los dejen trabajar. Volvieron a reclamar que los establecimientos “no son foco de contagios”.

“Llevamos 13 meses con los locales cerrados, solo pudimos trabajar dos y no entendemos por qué somos el único rubro con impedimentos”, manifestó Pablo Magallanes, dueño del salón “Un Lugar Ideal” en declaraciones a El Chorrillero.

Magallanes contó que hace poco tuvo que cerrar su otro establecimiento, “Play House”, que se encontraba en las instalaciones de La Joaquina Open Mall: “Vendí todo lo que tenían y con ese dinero estoy subsistiendo”.

Los dueños de los tres emprendimientos que resisten a la crisis siguen esperando un llamado oficial. El jefe del programa Industria, Agroindustria y Comercio, Paulino Gómez Miranda, se había comprometido a acercarles una respuesta este martes, pero no llegó.

José Morán, de “Castillo Encantado”, tiene más de 20 años en el rubro. Mencionó que cuando abrieron en febrero tuvieron que abonar alrededor de $120 mil en impuestos y más $80 mil para dejar los locales en condiciones: “Nosotros volvimos a apostar, porque además somos fuente de trabajo de más de 20 personas”.

Destacó además que durante el tiempo que pudieron cumplir con sus funciones obtuvieron “excelentes resultados porque no hubo contagios”.

Defendió que los peloteros cumplen con los protocolos y que al permanecer cerrados los cumpleaños se realizan en los domicilios particulares donde no hay un control de las normas sanitarias.

En medio de esto le propusieron al Comité de Crisis dos opciones: que se continúe con el protocolo ya establecido, el cual les permitía la permanencia de hasta 25 personas y un solo evento por día; o que los dejen trabajar con capacidad reducida de 10 personas “para poder pagar los gastos básicos”.

“Los casinos están abiertos, van a ingresar al menos 300 personas y a los chicos no los dejan jugar una hora en el pelotero”, apuntó Morán.

“Ya pasamos por todas las instancias, ya esperamos y vimos cómo en diciembre del 2020 los lugares de vacaciones estaban explotados de gente, incluso los bares. No queremos terminar como nuestros colegas que tuvieron que cerrar”, precisó Mariela Micarelli de “City Games”, haciendo referencia a sus colegas.

Por ejemplo, Mario Sosa de “Copo Verde”, quien hace 15 días cerró sus instalaciones definitivamente tras 26 años de pertenecer al sector.

“Los niños no son el problema”, insistió Micarelli.

Antes de la pandemia había 20 salones. La pandemia los pasó por encima y hoy solo quedan tres. La conclusión es incertidumbre ¿Es el final de los peloteros”.