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Los talibanes confían en su victoria en Afganistán tras la retirada de las tropas de EEUU

Para ellos, es sólo una cuestión de tiempo. Los talibanes, que se congratulan de haber "derrotado" a los estadounidenses, se preparan para retomar el control de Afganistán y restaurar un régimen ultrarrigorista.

El mulá Misbah, comandante talibán, en Andar, Afganistán.
Actualizada: 16/06/2021 11:23
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"Estos estadounidenses arrogantes pensaban que podrían eliminar a los talibanes", se burla el mulá Misbah, comandante de los insurgentes en la provincia de Ghazni, devastada por los combates en el centro este del país.

"Pero los talibanes han derrotado a los estadounidenses y sus aliados. Y si Alá lo quiere, se establecerá un régimen islámico en Afganistán cuando los estadounidenses se hayan ido", dice a la AFP quien se presenta como el responsable de salud pública para los insurgentes en Ghazni.

Las negociaciones interafganas, que empezaron en septiembre en Catar, están estancadas. Entretanto, los talibanes aprovechan que las fuerzas estadounidenses se están retirando para ganar terreno.

Desde el lanzamiento de una nueva fase de operaciones a principios de mayo, se han hecho con el control de al menos una treintena de distritos, de unos 400.

El apoyo aéreo de Estados Unidos se va reduciendo. Y las fuerzas afganas luchan para abastecer a las numerosas avanzadillas, rodeadas de insurgentes, lo que lleva a las tropas a abandonar sus posiciones, sobre todo en las zonas rurales.

Los talibanes se han apoderado de dos distritos de Ghazni, una provincia clave situada entre dos carreteras importantes que unen Kabul y Kandahar (sur).

Están presentes en casi todas las provincias y tienen rodeadas varias grandes ciudades.

Esta estrategia preocupa mucho porque es la misma que llevaron a cabo en los años 1990 para controlar casi todo el país e instalar su régimen, que cayó con la intervención estadounidense en 2001.

– "Ni cinco días" –

Muchos temen que preparen una gran ofensiva contra las ciudades tras la retirada de las tropas estadounidenses y de sus aliados, un proceso que en teoría debe finalizar antes del 11 de septiembre.

El gobierno asegura que el ejército es capaz de frenarlos y recuerda sus puntos débiles: falta de armas pesadas y la imposibilidad de resistir a los bombardeos afganos.

Pero esto no preocupa al mulá Misbah.

"Cuando los estadounidenses se hayan ido, (el gobierno) no resistirá ni cinco días", asegura el comandante.

Lleno de orgullo, muestra a la AFP una clínica capturada por los insurgentes, donde todavía se ven en los muros rastros de los combates.

"Cuando sus jefes serán derrotados, los esclavos no podrán luchar más contra el Emirato Islámico", dice el talibán, con su turbante blanco, hablando del ejército afgano.

El ministerio de Defensa no quiso hacer comentarios.

– Formación de la Cruz Roja –

Detrás del frente, los talibanes gestionan el día a día de las zonas que controlan.

El mulá Misbah dirige desde hace dos años, con la ayuda del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), mediante la Media Luna Roja, la clínica arrebatada al gobierno.

En el centro, los habitantes reciben tratamiento y medicamentos. También son tratados los insurgentes heridos.

La clínica propone formaciones de primeros auxilios, realizadas por trabajadores del CICR, que también forman a las fuerzas afganas en Ghazni, conforme a los principios de neutralidad de la organización.

"Así, nosotros podemos ayudar a los heridos en el campo de batalla", comenta un combatiente talibán.

Con sus largas barbas y sus fusiles de asalto, estos milicianos se mezclan entre la población.

Todas las mujeres que se pueden ver llevan burka, una especie de larga túnica de la cabeza a los pies que tiene una abertura con una rejilla a la altura de los ojos.

La presencia cada vez mayor de los talibanes cerca de Ghazni hace temer un posible asalto contra la capital de provincia.

"Los talibanes están muy cerca de la ciudad", se preocupa Ahmad Rahim, un comerciante. "Aquí no hay seguridad", se lamenta.

La ciudad sigue, sin embargo, a su ritmo habitual, con los mercados y los atacas. Pero por la noche la mayoría de las tiendas están cerradas y se oyen a lo lejos disparos y bombardeos.

"Pronto los afganos podrán vivir felices y libres", promete Qari Hafizulá Hamdan, un comandante talibán del cercano distrito de Qarabagh.

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