Historias de San Luis: Guadalupe
Por Nino Romero
Deseo que cuando esta columna se publique Guadalupe haya podido decirle a su Papá: “Feliz Día”, más allá de cualquier otra historia.
No me puedo abstraer de la realidad. Nos pasa a casi todos.
Por eso deseo que Guadalupe no respete las normas que prohíben los abrazos, y pueda darle uno muy fuerte a su Papá.
Creo que ese deseo nadie me lo puede objetar.
Un abrazo. Mil abrazos. A toda su familia.
Hay tantos abrazos que no nos damos de hace mucho tiempo, o que no podemos darle ya a ese Papá porque no está más en el mundo terrenal.
O porque está internado y con suerte lo vemos de lejos.
Hay mucha muerte dando vuelta. Demasiados dolores y tristezas.
Por eso deseo que Guadalupe salude a su Papá.
Que esa sea la noticia del Día del Padre en San Luis, en Argentina y en el Mundo.
Han pasado varios días que no se ven, que no están juntos.
No me interesa desarrollar los caminos judiciales, policiales y los dimes y diretes familiares.
Me interesa únicamente Guadalupe haciendo realidad este sueño.
Para algunos es una celebración netamente comercial.
Para otros no. Y para varios no representa nada. Respeto todas las posturas.
Pero es bueno celebrar y recordar al Padre o a la Madre.
Y si podemos, darle un abrazo “Al Viejo”.
O dirigir esa mirada hacia el mejor de los recuerdos si no está.
Llevamos demasiado tiempo en que la pandemia nos ha prohibido los abrazos y las cercanías.
Y en muchos casos, nos hemos quedado con las ganas y no vamos a poder hacerlo nunca.
Hay otras situaciones personales que han puesto distancias entre padres e hijos y ojalá hoy se acorten.
Buenos y malos recuerdos son los protagonistas de las historias de este Día del Padre.
Y sin saber que puede pasar, porque este escrito se entrega un día antes de su publicación, sigo firme en mi deseo.
Que Guadalupe pueda abrazar y saludar a su Padre.
Y que esa sea la historia y la noticia del día.
No puedo pensar en otra cosa.
Hasta el domingo que viene.