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Mandaron a la cárcel a la ex pareja de Abel Ortiz por intentar matar a tiros a un menor en Villa Mercedes

María Alejandra Espinosa y su hija Verónica Villegas fueron procesadas por este martes por el juez Leandro Estrada. Están acusadas por el mismo delito.

Este martes al mediodía el juez Penal N°2 de Villa Mercedes procesó a María Alejandra Espinosa y su hija Verónica Villegas.
Actualizada: 01/09/2021 12:14
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La peluquera que está involucrada en la desaparición de Abel Ortiz (su ex pareja) volvió a la Penitenciaría Provincial este martes, pero por otro hecho: la agresión que el 20 de marzo de 2014 sufrió Agustín Figueroa, quien por entonces tenía 17 años.

La causa tomó relevancia el pasado 22 de agosto cuando el juez Leandro Estrada ordenó la detención de María Alejandra Espinosa y su hija Verónica Dayana Villegas. Desde entonces el magistrado tomó una serie de testimoniales con las que reconstruyó un episodio que tuvo entre los protagonistas a Abel Ortiz, el cual consideró que tiene “relación” con la desaparición.

Este martes al mediodía el juez Penal N°2 de Villa Mercedes procesó a madre e hija como coautoras del delito de “homicidio simple calificado por el empleo de un arma de fuego en grado de tentativa”. Así, se dispuso el traslado inmediato a la cárcel de San Luis.

El conflicto que enfrentó a las familias se inició cuando Espinosa descubrió que de su casa había desaparecido un pen drive que guardaba fotos y video de ella manteniendo relaciones sexuales con Ortiz. Atribuyó esa pérdida a su vecino, Agustín, y comenzó con los reclamos a la madre del chico porque lo quería recuperar. Fue en marzo de 2014, en el Barrio Eva Perón 1.

“Me dijo que si no aparecía al otro día tenía toda la policía en mi casa y me armaba una causa”, rememoró Ana Figueroa ante el juez.

Agustín reconoció que le había sacado el dispositivo a la peluquera y que se lo vendió a un vecino porque se había quedado “sin plata para comprar pastillas”. También recordó lo que Espinosa le dijo en el momento que lo enfrentó: “Que si no se lo daba le iba a pasar algo a alguien de mi familia, que había cosas importantes que podían perjudicar a ella. Yo se le devuelvo y ahí me dice que si alguna foto o video se viralizaba en la calle me iba a mandar a matar”.

Espinosa recuperó lo que quería, pero la persona que lo compró ya había borrado toda la información que a ella le interesaba. El conflicto no terminó ahí, sino todo lo contrario.

Unos días más tarde. Espinosa acusó a uno de los hermanos de Agustín (Juan Pablo) de haber “abusado” de su hijo de 8 años. Y por eso organizó una “pueblada” contra la casa de los Figueroa. La propiedad fue atacada con piedras y la prendieron fuego.

Consta en el auto de procesamiento que en el momento que Agustín salió a buscar “apoyo a vecinos de otros barrios” fue alcanzado por un disparo (ejecutado con un arma 9 milímetros), el cual le ingresó por el glúteo derecho. Y además comprueba que, mediante el dermo test, el disparo lo hizo Villegas: había residuos de plomo en su mano izquierda.

El caso fue instruido por la Comisaría 9° que tenía como jefe al comisario Marcelo Acevedo, también involucrado en la desaparición de “Pochi” Ortiz.

Para Estrada “llama la atención” que los procedimientos se realizaron varios días después de ocurridos los hechos, concretamente 6 días posteriores. Y que del mismo modo se allanó la propiedad de la familia Figueroa, sin justificativo en el sumario policial.

Detalló que no se hizo una pericia por el incendio a la propiedad, ni tampoco  se instrumentó una inspección ocular en el lugar o “rastrillaje” con el fin de secuestrar proyectiles o vainas servidas; “bombas caseras” u otros que provocaron el fuego.

El herido tampoco fue revisado por el médico policial, un protocolo que se cumple en todos los sumarios donde una persona resulta lesionada.

Estrada tuvo en cuenta que esas “omisiones” no solo “exceden el marco de la negligencia”, sino que representan la “intención de beneficiar a las imputadas”.

Ante el magistrado, Espinosa se sacó de encima la responsabilidad e involucró a Ortiz. Lo señaló como el responsable de provocar el incendio a los vecinos y también de dispararle al joven. Otras tres testigos también lo hicieron: Yamila Barrios, Rosa López y Luciana Mardone. Declararon que Abel fue quien disparó.

El juez indicó que ninguna de las tres testigos observaron “de manera directa” que Ortiz haya ejecutado los tiros, y además consideró: “Introducen una falsedad, pues indican que los disparos fueron efectuados desde el techo, que según refieren en el mismo relato, tenía una altura de dos metros y medio a tres”. La referencia fue considerada “materialmente imposible”, ya que la bala que ingresó al cuerpo de chico “tuvo un recorrido ascendente”.

En este punto fundamentó que el disparo se produjo cuando el joven estaba de espaldas “sin posibilidades de defensa”, y en un contexto “generalizado de violencia y agresión” del que participó un número importante de personas.

Al final tuvo presente que los hechos de violencia no finalizaron ese día, y que obligaron el traslado de la familia a otro barrio.

Tras la resolución, y con Espinosa otra vez en la cárcel, a Estrada solo le tocará definir qué día y a qué hora la llamará otra vez a indagatoria: aunque ahora será directamente para que responda por la desaparición de Ortiz.

El pasado 18 de agosto notificó que se abriría un nuevo capítulo en la instigación por el hombre al que le perdieron el rastro hace 7 años. La indagará por “asociación ilícita” en el marco de esa desaparición. Y por el mismo delito llamará al policía Acevedo y a dos amigas de ella: María Vázquez y Marcela Rodríguez.

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