La historia de los refranes: "Más vale tarde que nunca"
Se lo diga con un gesto de alivio o uno de reproche, este refrán es apto para todo tipo de situaciones. Su contrarrefrán sería la orden bíblica: “No dejes para mañana lo que puedes hacer hoy”. Claro que Noé tenía 600 años cuando Dios lo mandó a construir el arca, no podía perder tiempo.
Por Hugo Paredero (*)
Más vale tarde que nunca
Un refrán que sigue sonando joven, a pesar de tener una antigüedad aproximada de veinticuatro siglos. Se le atribuye al filósofo Diógenes de Sínope, también llamado El Cínico, que vivió entre los años 412 y 323 antes de Cristo… ¡Cómo dónde! ¡En Grecia, dónde iba a ser!…
Una pobreza extrema la de Diógenes: vivía en una tinaja, caminaba descalzo durante las cuatro estaciones del año, y de día andaba por las calles con una lámpara encendida, diciendo “Busco hombres honestos”…
Resulta que, siendo ya anciano, Diógenes decidió -tozudamente- que quería aprender solfeo. Le recriminaron que tenía una edad avanzada como para buscar instruirse en algo nuevo, y ahí fue cuando el filósofo mandó la sentencia: “Más vale tarde que nunca”. La misma sentencia que, más de dos mil años después, seguimos utilizando en todo el mundo, sepamos solfear o no.
A la hora de replicarle a quien correspondiera, Diógenes tampoco llegaba tarde, al contrario, era tan veloz que se le hacía temprano…
Cuenta la leyenda que un día lo visitó Alejandro Magno y le preguntó: “¿Por qué te llaman Diógenes, el perro?”, y el filósofo respondió: “Porque alabo a los que me dan, ladro a los que no me dan y a los malos les muerdo”… Alejandro, como era Magno, no se dejó inmutar por estas respuestas y le dijo: “Pídeme lo que quieras”. Diógenes, sin pensarlo, le respondió: “Quítate de donde estás, que me tapas el sol”… ¿No era un genio?
Según este refrán, siempre será preferible hacer las cosas tarde que no hacerlas. Así que no te enojes con ese amigo de toda la vida que te llamó para desearte Feliz Cumpleaños… ¡tres días después de tu fecha!… “¡Nunca le había pasado, no entiendo!”…
Sssshhh… Más vale tarde, dejalo que termine de cantarte…
Télam (*)