Así viven las familias a las que el funcionario K de “Pipi” Alí les robó el plan social
Gabriela López y Johana Ceratto viven en condiciones de precariedad, junto a sus tres hijos. Los chicos son menores, presentan discapacidad o son pacientes oncológicos. Habitan construcciones precarias, sus techos se llueven y las instalaciones eléctricas los ponen en riesgo de forma permanente. Facundo Devia las engañó y se quedó con el beneficio.
Extrema es la vulnerabilidad en la que se encuentran las dos familias que decidieron dejar al miedo y reclamar por lo que les quitaron a sus hijos: la posibilidad de acceder a lo esencial. Gabriela López y Johana Ceratto son vecinas de La Toma, que tras el dolor, denunciaron a un funcionario de la Municipalidad que les arrancó beneficios sociales con los que llevaban el plato de comida a su hogar.
Meses atrás, ambas fueron víctimas del entonces responsable del área de Desarrollo Social (oficina de empleo) y Centro de Asistencia Municipal, Facundo Devia. El funcionario del gabinete del intendente K Ernesto “Pipi” Alí les robó la identidad y durante varios periodos percibió los planes nacionales por ellas. La excusa que usó fue una actualización y por medio de ella les sacó sus datos y escaneó los rostros con el celular.
Hace unos días, la verdad salió a la luz y la impotencia se apoderó de ellas. Durante tres y cuatro meses debieron privarse de cuestiones básicas porque supuestamente habían dejado de percibir el plan. Si bien el dinero era depositado en sus cuentas, apenas esto sucedía Devia lo transfería y cuando al cajero todo estaba en “cero”.
López fue a hablar con él en numerosas oportunidades para saber qué estaba pasando y con preocupación porque no tenía “plata para darle de comer a los chicos”. Tiene tres hijos: Cristian de 26 años con disminución visual, Leila de 21 que tiene un tumor en el pecho y debe ser operada, y Luz María de 13, quien nació con quistes en los riñones y al poco tiempo le detectaron cáncer de vagina, por eso es paciente oncológica.
Ceratto habita en una habitación que le prestó su madre y su padrastro, junto a su marido (que está desempleado) y a sus tres hijos de 15, 13 y 11 años. Buscaba alquilar un hogar con mayores comodidades, pero sin el beneficio fue imposible concretarlo.
Al recorrer sus pequeños hogares, queda expuesta la realidad de necesidades que enfrentan y lo importante que era para ellas el dinero que recibían de la Nación. “No es mucha plata, pero tiraba para comprar los alimentos”, planteó Gabriela.
En los dos casos, carecen de una vivienda propia, mas allá de integrar grupos prioritarios debido a la cantidad de hijos y a que uno de ellos presenta discapacidad. Las construcciones que las cobijan son precarias, los techos son de chapa y las condiciones climáticas son la suerte a la que deben enfrentarse a diario.
Johana se encuentra hace dos años en esa habitación ubicada en la calle Balcarce al 250. Diferentes puntos del techo se llueven. Los cableados para la energía eléctrica son externos. La división entre el comedor y el sector donde duermen está realizada por cortinas y sábanas.
“Mi marido cuando hacía frío ponía nylons en el techo”, contó a los enviados especiales de El Chorrillero. Las altas temperaturas tampoco son consuelo debido a que por dentro todo se agrava.
Ceratto resumió lo que implicó la estafa del funcionario k: “Se llenó los bolsillos mientras yo pasaba hambre y frío; me robaba la plata que era para mis hijos. Esto me dolió mucho”.
“Mi marido estaba sin trabajo y mi mamá nos ayudó para poder comer. Tengo un `Plan Solidario` (de la provincia) y eso es lo único que entró acá en este tiempo”, continuó.
López también transmitió la sensación de indignación: “Él sabía que mis hijos estaban pasando hambre. Vino una noche acá a traerme la garrafa, sabiendo que la plata estaba en su bolsillo (…) Duele, porque siempre se agarran de la gente que más necesita”.
La mujer es madre soltera y en este tiempo pudo subsistir gracias a las pensiones de dos de sus hijos. Pero eso no alcanzaba y sus padres la ayudaban con mercadería.
“Son jubilados los dos. No llegaba al mes porque la pequeña necesita comer todo sin sal porque tiene un solo riñón, y es paciente oncológica. Se me hacía más complicado todavía”, graficó.
Hace seis años alquila una propiedad ubicada en la calle Inti Huasi al 900. Si bien se anotó a planes de viviendas y le prometieron que accedería a una casa porque Cristian es discapacitado, esto nunca se cumplió.
El techo de su hogar tiene agujeros en varios sectores, donde el agua ingresa en cada lluvia. Con las tormentas, la intranquilidad se acrecienta y debe implementar maniobras que ya tiene asumidas: “Luz viene a dormir conmigo, tengo que correr la cama bien contra la pared porque en la de ella se llueve”. Además, su hijo tiene que ponerla de un costado para no mojarse.
La construcción es antigua, las paredes están agrietadas, la conexión eléctrica es precaria y los enchufes están sueltos. Con cada precipitación el primer cuidado es desconectar todo. En el baño, ha realizado un injerto improvisado para que el agua caiga en la ducha.
“Vivimos esperando que Dios me ilumine”, expresó ante el riesgo que debe enfrentar a diario debido a los peligros que enfrentan. Pero no pierde la esperanza de acceder a un techo propio.
Alí le soltó la mano a su funcionario ultrakirchnerista que ahora está detenido. Quedó en manos de la Justicia que hasta ahora solo le apuntó a Devia por los delitos que cometió desde la Municipalidad.
Videos: Víctor Albornoz
Edición: Gonzalo López