Necesita alimentos y medicamentos: “La gente es más solidaria que el Gobierno”

Su situación de vulnerabilidad empeoró en los últimos años, y 32 años después de haber sido acusado de un crimen que nunca existió, tiene que pedirle a la gente que lo ayuden con alimentos, principalmente con leche. También necesita un medicamento: “Neumotide”. Pueden contactarlo al 2664933390.

“Futuro no tengo, lo que tengo es una enfermedad grave. En la Comisaría de Investigación me inyectaron VIH en la espalda, por eso estoy tomando antibióticos”, aseguró Nelson Madaf en declaraciones a El Chorrillero.

En 1989 lo acusaron por la desaparición de Claudia Díaz, a quien dieron por muerta. En 1992 fue condenado y estuvo detenido hasta 1994. En ese tiempo sufrió torturas y contrajo una enfermedad que siempre tiene a su salud pendiente de hilo. El delito que no cometió, prácticamente terminó con su vida. “El Estado me arruinó”, repitió varias veces.

Nueve años después de la acusación, Díaz apareció en Caucete (San Juan), donde había armado su familia. El hecho fue el más grave de la historia policial y jurídica de la provincia, y que al día de hoy tiene repercusión nacional; inclusive intervinieron los organismos de Derechos Humanos. Hay libros que relatan el padecimiento de un joven inocente que tenía 20 años.

“Tendrían que hacerse cargo ellos de mí, pero no, me dieron 140 mil y se borraron todos calladitos la boca”, sostuvo Madaf en relación al Gobierno, desde el patio de su humilde casa ubicada en Santa Fe y Trinidad. Ahí vive con su madre y su hermano, en medio de las necesidades.

Hoy volvió a contar que “pelea día a día” por su vida, y que su médica de cabecera le suele enviar los medicamentos, porque él no tiene con qué movilizarse. Tampoco ve de un ojo, y aunque debe usar anteojos que no los puede comprar. El 17 de agosto cumplió 52 años.

Madaf necesita la cooperación de los sanluiseños para conseguir el medicamento “Neumotide” y alimentos para subsistir.

Sostuvo que el único ingreso que tiene es una pensión de $10 mil. Contó que en su cotidianidad se ocupa de los quehaceres de la casa, por ejemplo lavando la ropa. Su madre sufre de dolores en los huesos “y no puede hacer fuerza”, por eso la ayuda como puede.

“Al tener vitaminas y grasa, los antibióticos me caen mal, porque cuando los tomo con agua al rato me dan unos retorcijones en el estómago”, explicar que necesita consumir leche.

“Son tres los medicamentos que tomo y uno de ellos es una vitamina, pero no la ingiero, porque si no tengo para comer para qué voy a tomar vitamina”, señaló.

Por recomendación de los médicos debería ingerir además licuados y yogurt: “Por ahí no llego con la moneda para comprar fruta, si con la pensión no me alcanza”.

“En aquellos años la Policía me pegó una patada en la cara y me reventaron toda la dentadura, tengo toda la boca rota, ni la carne molida puedo comer”, dijo. Ya perdió muchos dientes y necesita una prótesis.

Explicó que hace un tiempo comenzó a trabajar artesanías pero tuvo que dejar porque en una ocasión se desmayó en su casa y se golpeó la cabeza. Ahí fue cuando se lastimó el ojo izquierdo: “Cuando fui al oculista me mandó a comprar anteojos, pero salen $20 mil”.

Sostuvo que pretende continuar con sus tareas de artesano pero no cuenta con las herramientas necesarias, y reveló que desde el Gobierno de la provincia “nunca” lo llamaron “ni siquiera para acercarle una madera”.

Se acordó y agradeció a todas las personas que todavía le acercan su ayuda: “Son más solidaria la gente que el Gobierno y el Estado”.