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El número de vasectomías se multiplicó por 12 entre 2015 y 2019 en Argentina

De acuerdo a la Dirección de Salud Sexual y Reproductiva del Ministerio de Salud, en 2015 se realizaron una vasectomía 56 personas, cifra que creció hasta las 683 de 2019. El médico especialista Mariano Cohen dio que se trata de una intervención ambulatoria de no más de 40 minutos, de baja complejidad, con anestesia local y reversible en el 80% de los casos.

El acceso a la anticoncepción quirúrgica en sus dos versiones de ligadura tubaria o vasectomía, es un derecho en Argentina a partir de la sanción de la ley 26.130 de 2006.
Actualizada: 16/11/2021 11:00
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El número de vasectomías realizadas en todo el país se multiplicó por 12 entre 2015 y 2019 mientras que las ligaduras de trompas no llegaron a duplicarse en el mismo período, aunque por cada hombre que se realiza una contracepción quirúrgica hay 26 mujeres o personas gestantes que se sometieron a esta práctica, de acuerdo a datos del Ministerio de Salud.

Según el reporte del área de Monitoreo de la Dirección de Salud Sexual y Reproductiva, en 2015 solo 56 personas se habían realizado una vasectomía, cifra que creció año a año hasta las 683 de 2019.

No obstante, la incidencia sería mucho mayor debido al subregistro y a que muchas clínicas privadas realizarían vasectomías bajo otras denominaciones, debido a que es una práctica que se considera mal pagada.

“Estos datos hablan de un cambio cultural en favor de la igualdad, en el sentido de que el hombre se responsabiliza de la anticoncepción en la pareja para evitar que la mujer tenga que someterse a una cirugía compleja con anestesia general o tomar hormonas toda la vida”, dijo a Télam el jefe de la Sección Andrología del Hospital de Clínicas, Mariano Cohen.

En ese sentido, el médico explicó que la ligadura de trompas “no tiene lógica” como método contraceptivo permanente existiendo vasectomía, con la que se consigue el mismo fin de evitar futuros embarazos en una pareja, pero a través de una intervención ambulatoria de no más de 40 minutos, de baja complejidad, con anestesia local y reversible en el 80% de los casos.

Son ventajas de la vasectomía en relación con la ligadura de trompas que “el paciente se va el mismo día a su casa y, dependiendo de la actividad que realice, puede volver a trabajar como tarde al día siguiente”, pero, además, “se utilizan menos recursos a nivel hospitalario” y, si bien todavía ocupa un quirófano, la tendencia es que la esterilización masculina pase a ser una práctica de consultorio como ya ocurre en los países más desarrollados.

“Como pasa en todo el mundo, la vasectomía se hace cada vez más frecuente en la Argentina, con la diferencia que hasta hace 15 años estábamos con una ley muy atrasada y la difusión en los medios de la nueva norma hace que cada vez más gente se la realice”, señaló.

La vasectomía volvió a estar en agenda la semana última a partir del testimonio ofrecido por el periodista especializado en temas económicos, Jairo Straccia, quien contó al aire por Radio con Vos que se realizó esta intervención, tras lo cual le llovieron consultas en redes sociales.

“Estoy sorprendido por el rebote que generó, demuestra que hay muy poca información y mucho prejuicio. Yo lo tomé como ir a sacarme una muela”, dijo en el programa “¿Y ahora quién podrá ayudarnos?” donde es columnista.

La novedad la había publicado en sus redes su compañera Romina Manguel a fines de octubre, posteo que Straccia retuiteó con la siguiente leyenda: “Lo vengo cantando hace mil que lo iba a hacer. Finalmente fue el día y descubro que para mucha gente es importante que se sepa para que se difundan más alternativas de anticoncepción”.

Cohen consideró “excelente” que las personas que se someten a una vasectomía “lo hagan público porque todavía no se conoce lo suficiente” y no es una práctica generalizada como en Estados Unidos u otros países, “donde es lo más común en hombres con uno o dos hijos” que no quieren traer más niños al mundo.

El acceso a la anticoncepción quirúrgica en sus dos versiones de ligadura tubaria o vasectomía, es un derecho en Argentina a partir de la sanción de la ley 26.130 de 2006, cuando esta práctica se integró también al Programa Médico Obligatorio (PMO) con cobertura total.

“En la vasectomía se realizan dos pequeñas incisiones en el escroto para acceder a los conductos deferentes, se los liga y corta por separado para que de esta forma los espermatozoides queden en los testículos y no lleguen al semen”, explicó Cohen.

Son requisitos ser mayor de edad para el pleno ejercicio del derecho a la salud y cuidado del propio cuerpo (es decir, tener 16 años o más según el Código Civil reformado), y firmar un consentimiento informado escrito. En cambio, no es necesario el consentimiento de la pareja, ni haber tenido hijas o hijos y en el único caso en que es necesaria una autorización judicial, es en el de personas que hayan sido declaradas incapaces mediante sentencia de un juzgado civil.

Entre quienes se presentan en el consultorio solicitando una vasectomía predominan las personas con estudios universitarios que ya tuvieron hijos, contó Cohen. “Se trata de un fenómeno vinculado con personas de alto nivel educativo que en un 98% de los casos viene con paternidad previa, pero llaman la atención que haya un porcentaje que lo solicita sin haber sido padres”, relató.

Agregó que “la otra población que se hace mucho la vasectomía, además de quienes lo hacen para planificación familiar, es el paciente que se separa”. También ocurre mucho que las experiencias exitosas cercanas animan al entorno, por lo que “se opera un chico y los amigos vienen después”.

“Ahora nos está ocurriendo que ya viene gente pidiendo revertir vasectomía y de éstos tenemos un caso por mes aproximadamente, vinculado con cambios de pareja, generalmente”, expresó.

El especialista explicó que “hasta los 7 años después de haberse practicado la vasectomía, el éxito de la reversión “es muy buena, de alrededor del 80%”, pero ésta se reduce al 30% después de los 7 años “porque el procedimiento es diferente, más difícil”.

Entre los mitos que aún subsisten, se encuentra la creencia de que puede afectar la vida sexual o que es sinónimo de esterilidad. “Después de la operación, el paciente tiene que realizar cuatro días de abstinencia eyaculatoria no por incomodidad, sino porque el eyaculado prematuro favorece que se reconecten espontáneamente los conductos, lo que ocurre en uno de cada 5 mil pacientes”, precisó.

Pero más allá de esta medida para resguardar la efectividad de la intervención, la vasectomía “no produce disfunción sexual y nadie puede darse cuenta por el eyaculado” que alguien se realizó la vasectomía, y tampoco afecta el deseo sexual o la forma en que se experimenta un orgasmo.

Por otro lado, “el paciente no se convierte en estéril con la vasectomía” porque “no se pierde la posibilidad de procrear sino la espontaneidad”, dado que sigue teniendo la posibilidad de engendrar por fertilización in vitro o recuperar la espontaneidad con la reversión de la esterilización.

El médico explicó que este método anticonceptivo comienza a ser efectivo como tal pasados los primeros tres meses de realizado o de las primeras 20 eyaculaciones, por lo que es importante hacer un espermograma al final de este período para corroborar que el semen no contenga espermatozoides, lo que se confirma en el 95% de los casos.

“El paciente tiene que hacerse una espermograma con resultado cero antes de empezar a cuidarse, porque aparece gente que se hizo una vasectomía pero no había aparecido nunca más para hacerse el control a reclamar por embarazos. La vasectomía es una cuestión de seguridad, pero si no se hace el espermograma, no hay seguridad de nada”, concluyó. (Télam)

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