Historias de San Luis: “No hay que ser rico para ayudar”
La frase del título es de Gabriel Aguilera y me quedó grabada del reportaje que le hice en el programa radial “La Mañana de Dimensión” hace pocos días.
“No hay que ser rico para poder ayudar a los demás”.
Esta historia fue descubierta por mi compañera de trabajo que es corresponsal en Villa Mercedes, Cintia Escudero.
Vale la pena como reconocimiento a tantos Gabriel que hay en San Luis, en el país y en el mundo.
Gabriel es Gabriel Aguilera, tiene 26 años, esposa, dos hijas, una de 3 años y la otra cumple 1 en estos días.
Él es de Villa Mercedes. Junto a su señora se mantenían con una pequeña verdulería, pero la pandemia los fulminó como a tantos otros.
Golpeó puertas dónde debían ayudarlo a mantener su emprendimiento familiar, pero nunca le contestaron, y por supuesto jamás lo ayudaron.
Pasó a ser un desocupado. Con esposa embarazada en ese momento y una pequeña niña.
No conseguía trabajo en ningún lado.
Con una poca plata que le había quedado, decidió comprar 3 kilos de pechuga de pollo, y los ingredientes para hacer algunas milanesas y salir a vender.
El tema era no quedarse paralizado y cruzado de brazos.
Esa idea le dio buenos frutos. Sus milanesas, hechas con excelentes productos y mucha esperanza, se vendieron todas.
Y también le hicieron nuevos pedidos.
Lo que ganó lo invirtió en comprar el doble de kilos de pechuga para hacer una mayor cantidad de milanesas, y también se vendieron todas.
Y la clientela fue creciendo.
Me contó en el reportaje que su sueño de adolescente era “ser rico” para ayudar a los demás, o por lo menos tener mucho dinero para hacerlo.
“Mi idea”, cuenta Gabriel, “era poner comedores para que la gente tuviera lugares dónde encontrar un plato de comida”.
La vida le hizo recorrer otros caminos a Gabriel y le mostró la cruda pobreza y necesidades de niños y adultos, mientras caminaba por las calles buscando trabajo primero y ahora vendiendo sus milanesas.
Eso le despertó una maravillosa idea solidaria:” les dije a mis clientes que, sin ninguna obligación para ellos, no les cobraba el delivery de los pedidos, pero que a cambio que me dieran alimentos no perecederos. Los que pudieran y quisieran”.
Pero si alguien a esta altura del relató pensó que los alimentos eran para él, se equivocó.
Con esas donaciones, Gabriel comenzó a armar bolsones con comida para llevar a los hogares más necesitados que él encontraba.
“Hay mucha gente que no tiene nada Nino, ni siquiera un pedazo de pan para tomar con algo caliente”, me advierte.
Y añade: “fue así que me di cuenta que no tenía que ser rico para poder ayudar a los demás, sino que podía hacerlo desde mi pobre situación con la ayuda de mucha gente solidaria”.
Las fotos de esta historia muestran a Gabriel con sus hijas y algunos productos que le van donando para entregar al prójimo.
Los que quieran ayudar pueden comunicarse con él al 2657-705292.
Menos mal que hay muchos Gabriel en todas partes que no se olvidan del mandamiento:” ama a tu prójimo como a ti mismo”.