Comercios y manteros: una problemática que crece y un Municipio ausente
Desde ambos sectores han pedido la intervención y una solución de parte de la intendencia. Sin embargo, los cruces crecen con el correr de los días y no hay acciones oficiales.
Desde el incendio que se produjo hace más de un año en el Paseo del Padre, la venta ambulante en la ciudad de San Luis fue en ascenso. Primero debieron recurrir a eso quienes se quedaron sin lugar para trabajar, pero con el correr de los meses la cantidad creció aún más y volvió a poner en escena el malestar de los comerciantes.
Este último sector, expuso a la Municipalidad y el Concejo Deliberante en varias oportunidades preocupación por los manteros. El principal argumento fue una “competencia desleal” debido a que estos no pagan las mismas obligaciones como habilitaciones y alquileres.
Por el lado contrario, quienes ofrecen venden en la calle han apelado a la gestión de Sergio Tamayo para acceder a un espacio físico donde poder hacerlo, como sucedió cuando contaban con el Paseo del Padre, donde además aboban un canon.
En ninguno de los casos, hubo acciones o medidas de la comuna para buscar una solución. Con la llegada de las fiestas y un mayor movimiento en el microcentro el malestar de ambos se elevó y reiteraron la necesidad de que intervengan las autoridades.
Solo al centrarnos en los últimos dos años fueron numerosas las ocasiones donde el tema fue expuesto. Una de ellas fue en mayo del 2020 de parte de la Cámara de Comercio ante concejales de San Luis Unido. El entonces presidente de la entidad, Vito Carmosino se opuso a la modalidad en el marco de la pandemia bajo el fundamento de que no cumplen con “protocolos y requisitos” que debieron implementar los negociantes ante el Gobierno provincial para “mantener el estatus sanitario”.
En esa ocasión, dijo que habían tenido conversaciones con el Municipio “para que se les otorgue un espacio cubierto donde desarrollar su actividad”. Sin embargo, esto no ocurrió.
Tras el incidente que provocó la destrucción de todos los puestos en agosto del 2020, los vendedores volvieron a las calles y se instalaron en las cercanías. Más tarde recibieron una orden de desalojo del juzgado de Faltas. Allí pidieron una audiencia con Tamayo con la intención de “manifestarle la inquietud” y que en el proceso de refacción del lugar, se les asignara un espacio para continuar comercializando sus productos.
Después de una reunión, el intendente les aseguró que serían reubicados para que continúen con sus actividades y que durante 12 meses no se les cobraría el sitio, aunque esto nunca se concretó.
Después de eso, siguieron ubicándose en esa zona del centro y también sobre la peatonal (entre Junín y Pedernera). Los inspectores los corrieron en varias oportunidades y les decomisaron la mercadería. Por eso, hubo manifestaciones y hasta se encadenaron en el edificio de San Martín y Belgrano.
El tiempo pasaba y no veían avances en la remodelación del Paseo del Padre. Pasaron casi 100 días y el lugar permanecía igual. En el cierre del año, hubo otras protestas donde reclamaron al jefe comunal “la certeza escrita” de que volverán a las cabañas y un espacio físico donde puedan comercializar hasta que finalicen las tareas. No lo consiguieron.
Ya en este 2021, hubo al menos una decena de movilizaciones de los vendedores ambulantes. En todas apuntaron a la falta de respuesta de la Municipalidad y las promesas no cumplidas del intendente.
En este contexto, desde el Concejo Deliberante resaltaron la necesidad de dar “una respuesta” a los artesanos y comerciantes que desarrollaban su actividad allí. Tampoco sucedió nada.
En simultaneo, los manteros se expandían por diversas calles del microcentro y también se sumaban más. Hoy se encuentran por ejemplo sobre calle Junín, San Martín, Rivadavia, Pringles y Belgrano.
Fue por esto que ahora decidieron alzar la voz desde la Asociación de Comerciantes y Trabajadores Independientes. Puntualmente apelaron a la Municipalidad para que busquen otro lugar donde desarrollar sus tareas.
El motivo que esbozaron fue “la falta de higiene y la gente sin barbijos”. Sumaron que “ni camiones de caudales, ni las ambulancias pueden pasar porque están estas personas trabajando”. Y también mencionaron la ilegalidad.
Uno de los integrantes de la entidad, Martín Carmona insistió a la comuna “por incumplimiento a sus deberes, porque hay una ordenanza que es clara y dice que está prohibido la venta mantera en el ejido urbano. Por lo tanto, están haciendo caso omiso a la norma vigente”.
En este último caso, el accionar de la gestión de Tamayo sigue sin actuar.
Este panorama, que tiene como punto central el Paseo del Padre, tiene dos realidades. Una de ellas es la de quienes alquilan un local y advierten una competencia desleal que los perjudica de manera directa en sus ingresos. La otra de quienes contaban con un puesto o no pueden afrontar un alquiler y para subsistir deben recurrir a trabajar de manera ambulante.
El punto en común es que ambos han pedido la intervención de la comuna. Y los dos sectores coinciden en que debe ser por medio de un lugar donde los manteros puedan ubicarse. De esa forma, uno y otro podrán desarrollar sus actividades con normalidad y sin perjudicar a otros.
Sin embargo, el municipio parece ajeno a la situación y se mantiene al margen. No hizo lo que se comprometió a implementar tras el incendio y tampoco escuchó a los comerciantes que en diversas ocasiones expresaron preocupación por esto. Esto pese a que es quien tiene toda la facultad de regularlo.