Eduardo Fernando Rodríguez Saá

Eduardo, hermano querido, hermano con un corazón de oro.

En medio de la tristeza recordamos hoy tantas cosas hermosas

vividas con vos, tu agudeza intelectual, tu don de gente,

tu figura de fino caballero, tu bondad infinita.

***

Quiero decirte que las personas que amamos, como vos flaco, no mueren,

viven en nosotros para siempre, en nuestros recuerdos, en nuestro

corazón. No muere nunca quien es recordado.

***

En un mundo lleno de avaricia, de codicia, donde todo se

compra o se vende, vos con tus actitudes, con tu conducta

siempre honesta, generosa, desinteresada, nos marcaste

un camino, una huella de cómo debe ser el paso por la vida.

***

Fuiste una guía para la familia y tu presencia entre nosotros

seguirá viva para siempre y en nuestros corazones no tendrá fin.

Gracias por compartir y hacer mejores nuestras vidas,

seguirás tomando el café con nosotros con tu proverbial sonrisa.

Dios te tenga en su santa gloria Eduardito querido!

Te recordaremos siempre con cariño.

Hasta siempre flaco querido, hermano del alma.

Daniel, Carolina, Pablo, Julián, Milagros, Coti, Barbi y Germán