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"Salsa Criolla", la obra que catapultó al éxito a Enrique Pinti

La obra, que fue vista por más de tres millones de espectadores en diez temporadas, fue estrenada el 15 de marzo de 1985 en el Teatro Liceo, donde la gente iba a escuchar los monólogos del humorista sobre la actualidad del país.

Pinti se subía a una bicicleta fija para representar la "bicicleta financiera".
Actualizada: 27/03/2022 11:09
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La obra "Salsa Criolla", en la que Enrique Pinti brilló con sus monólogos, fue la que lo llevó al actor a la consagración y a generar un gran éxito en el público, con diez temporadas en escena, unas 3.000 funciones que incluyó la de marzo a octubre en la Ciudad de Buenos Aires y temporadas de verano en Mar del Plata y más de tres millones de personas que se deleitaron con ella.

"A raíz de la dictadura, todavía no me había atrevido a contar la historia argentina. Ya tenía los esquemas bien armados y entonces me animé a contarla. Así nace Salsa criolla", recordó Pinti en una entrevista.

Sin embargo, el arranque no fue color de rosa, porque si bien la obra fue estrenada el 15 de marzo de 1985, con texto, letras, dirección y protagónico del capocómico y música de Gregorio Vatenberg, coreografía de Juan Carlos Iglesias y producción de Buddy Day, estuvo repleta de complicaciones.

"Enrique había escrito Salsa criolla, y yo fui con ese proyecto a verlo a Alberto González al teatro Maipo, fui a ver a Julio Gallo al Astral, pero nadie, ningún empresario me quería dar una sala para Enrique Pinti porque no creían en el proyecto", recordó Cipe Fridman, su mano derecha, persona fundamental en la carrera de Pinti.

En ese sentido, explicó: "“En aquel momento yo trabajaba con los dos, con Antonio Gasalla y con Enrique. Pinti ya había hecho Pan y circo en 1982 dirigido por Antonio Gasalla y se había hecho en el Liceo. Entonces me llegó el rumor, a través de un técnico del Liceo, que Buddy Day –dueño ese teatro en aquel entonces– estaba buscando un espectáculo. Lo invité a Buddy a mi casa, le conté de qué se trataba y me dijo que le interesaba, que él la iba a producir".

"La producción, la verdad, hay que decirlo, fue paupérrima. En el momento en el que en la obra aparecía el personaje de Evita, la actriz (Patricia Browne) usaba un vestido rosa de la mujer de Buddy Day que era cantante de ópera. Todo el vestuario se hizo con ropa usada y la escenografía consistía en pequeños cuadritos que ilustraban la época. Era más parecida a una obra de fin de curso. Pero fue la única manera que tuvimos de estrenar", indicó.

El elenco original lo completaban Omar Lopardo (por aquel entonces Sergio Lupardo), Juan Carlos Iglesias, Mirta Wola, Patricio Vargas, Patricia Browne, Patricia Sánchez, Ariel Tejada, Juan Carlos Carbajal, Guillermo Ortiz y Zoraida Fontelara.

También fueron parte del repertorio Gustavo Moro, Mirta Wola, Reynaldo Arias, Mario Suárez, Juan Carlos Carabajal, Marcela Castro, Valeria Robles, Diego Funes, entre otros.

El día del estreno todos quedaron encantados con la obra, con los cuadros musicales, con el texto, con las coreografías, pero todos coincidieron en que el monólogo final estaba de más, que no le sumaba nada al espectáculo.

"Todos menos Tato Bores, quien le dijo que no toque eso. Y sí, el éxito de Salsa criolla se debió en gran medida al último monólogo porque la gente iba a ver la obra una vez por año para escuchar lo que Pinti iba agregando y actualizando a medida que la realidad cambiaba", reveló Fridman, quien aseguró que las condiciones de la obra no cambiaron a pesar del éxito descomunal, que incluía la tertulia (parte más alta de la sala), esa herradura de madera superior en la que entraban unas 64 personas extras que durante años no había estado habilitada.

El 7 de enero de 1994 la obra fue llevada a Mar del Plata por primera vez.

Uno de los monólogos en "Salsa Criolla" Pinti lo hacía pedaleando en una bicicleta fija, en alusión a la "bicicleta financiera", durante casi diez minutos: "Así se hace mierda un país, con la plata dulce, con la bicicleta financiera".

"Fue un sueño estar en una obra así tan exitosa. De martes a domingos estaba lleno. Para conseguir entradas había que sacarlas con un mes de anticipación. Además, Enrique le daba espacio al ballet, no era habitual. Siempre lo caracterizó su generosidad. Siempre tenía palabras de aliento", recordó Gustavo Moro, reconocido bailarín, coreógrafo y transformista.

Además, añadió: "Yo entré como bailarín, pero si él veía algo más en vos, te daba textos, destaques. Ahí empezó a interesarme la actuación. El de Salsa criolla era el mejor ballet de la época. Al tiempo empecé a trabajar como transformista y, para llegar a tiempo a los shows en los boliches, Pinti me dejaba hacer el saludo final con una base de maquillaje".

Pinti estrenaba sus obras en enero y continuaba sin parar hasta octubre con esas ocho funciones semanales repletas.

Asimismo, durante los domingos de verano, que la obra comenzaba más temprano, a las 19:00, ya había gente haciendo cola para poder entrar, con 35 grados de calor.

De las 3.000 funciones hechas, solo suspendió una sola y fue por una afonía.

En ese aspecto, Pinti hizo funciones enfermo aunque dijo ser una persona muy sana que jamás tenía fiebre. "La última vez que levanté fiebre fue en 1994 y fue feroz. Así que tal vez eso me inmunizó para siempre. La voz me la cuidaba mucho. Gracias al Nuevo Teatro, donde tuvimos una profesora alemana que era espectacular y nos enseñó a colocar la voz con una técnica infalible", contó el Capocómico. (NA)

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