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Ciro y los Persas; el placer de bailar como si fuera la última noche

Andrés Ciro Martínez cantó dos horas y convenció a todos por qué tiene que venir más seguido a San Luis.

foto municipalidad merlo
La banda brindó un movido recital en Merlo.

por Catalina Ysaguirre

elchorrillero.com

Actualizada: 17/04/2022 13:10

No necesita carta de presentación ni debe hacer algo en particular para demostrar por qué su nombre es tan famoso; solo hacen falta un par de canciones piojosas para entenderlo todo. La música que es historia y que le da sentido a eso que es, uno de los artistas más populares del rock argentino. Nadie está dispuesto a renunciar por ciertas canciones suyas en un recital, aunque hayan pasado 30, 20 o 10 años.

Andrés Ciro Martínez subió al escenario a las 23:26 del sábado después de una seguidilla de bandas locales. Chingones se encargó de dejar el ambiente caliente, y fue un digno representante del rock local. Y por eso hace falta un paréntesis. Con papel picado, con globos, con vestuario y con banderas lograron llamar la atención del público y se llevaron a casa unos merecidos aplausos de regalo. En sus canciones le hacen tributo al Valle que los vio nacer, al río Conlara y Antonio Esteban Agüero. Inclusive mostraron su compromiso social: se preguntaron ¿Dónde está Guadalupe Belén Lucero? (la niña que lleva 10 meses desaparecida en San Luis), recordaron a Florencia Magalí Morales (la mujer que murió en la comisaría de Santa Rosa, a solo 15 kilómetros de Merlo) y no se olvidaron de Alejandro "Bebo" Ochoa, el trabajador rural asesinado en Cortaderas, por el que tampoco todavía hay justicia.

El grupo repasó clásicos entre su repertorio. (Foto Municipalidad Merlo).

"No entiendo por qué venimos tan poco", dijo Ciro para recordar que en 10 años tocó solo dos veces a San Luis. Está vez a Merlo trajo la banda que formó hace 13 años después de Los Piojos. "Todo un papado. Esto no puede ser, voy a tener que hablar con mi manager", ironizó. Con el comportamiento, la gente le dio la razón y le demostró que le hace falta noches como esas, que se extrañaban mucho. Que en la previa del Domingo de Ramos esa música fue como curar los dos años de pandemia sin poder ver rock al aire libre y en medio de una multitud.

Las calles de la ciudad fueron un caos. Viajar de San Luis, de Villa Mercedes, y de cualquier lugar de Córdoba valía la pena. Y el balneario de Merlo se llenó. Los cortes de tránsito y los controles en los ingresos fueron, tal vez, parecidos a cualquier otro espectáculo que siempre tiene a ese lugar como punto de reunión, pero adentro hubo una convocatoria inédita para el Festival Valle del Sol: una revolución.

"Taxi boy", "Canción de cuna", "El Farolito" y "Verano del 92″, rememoraron a Los Piojos, y enloquecieron. Con "Héroes de Malvinas", Ciro trajo el homenaje a los veteranos, a 40 años de la guerra. Y por eso subieron al escenario tres integrantes del Centro de Ex Combatientes del Valle del Conlara. Selló una foto y un abrazo que lo pintan de cuerpo entero; sensible, sencillo y popular.

Le siguieron "Juira", "Tan solo", "Qué placer verte otra vez", "Vas a bailar" y "Me gusta". Con "Pistolas", se puso en escena Alejandro, el hijo más chico, que le hace los coros y que nació artista, cantando y tocando instrumentos junto al padre. Y también con "Como Ali" agitaron el pogo.

Fueron unas 25 canciones. Nadie quería irse. A las 00:51 comenzó a despedirse, pero él tampoco tenía ganas. Y entonces vinieron otros éxitos: "Insisto", "Astros" y "Mírenla". Ya cerca de la 1:20 el público volvió a explotar con "Pacífico". Y cuando parecía que no había más, interpretó el Himno Nacional con la armónica: la frutilla del postre.

Ojalá que no pase tanto tiempo para volverlo a ver.

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