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Gabriel Barba: “Que el Cristo de la Quebrada reciba la fe de su pueblo, que nos siga alimentando”

El obispo de San Luis presidió la misa de Solemnidad al Cristo. Dos años después de las restricciones por el coronavirus, miles de fieles se acercaron hasta la localidad del departamento Belgrano a pedir, agradecer y cumplir promesas.

Fotos Marcos Verdullo
Monseñor Gabriel Barba.

por Antonella Camargo

elchorrillero.com

Actualizada: 03/05/2022 23:13

24 meses después, Villa de la Quebrada volvió a convertirse en el escenario de miles de personas que fueron movilizadas por la fe. Como cada 3 de mayo, hasta la llegada de la pandemia, los fieles del Santo Cristo llegaron hasta la localidad y participaron de la tradicional misa.

Fue la primera vez que la celebración con público estuvo encabezada por el obispo de San Luis, Gabriel Barba. Pasadas las 15 comenzó la ceremonia principal.

“Comenzaba la homilía recordando la frase de Blas Pascal que decía que ‘hay razones del corazón que la razón no comprende’. Muchas veces nos pasa que queremos poner en palabras o queremos darle entendimiento a cosas que la razón no lo puede abarcar. Algo similar nos pasa con el misterio de Dios”, expresó monseñor en el inicio de la homilía.

Consideró que las personas pueden saber mucho de teología y hasta “haber estudiado maravillosamente bien, con las mejores notas”, y sin embargo “no entender nada de Dios”.

Fundamentó esto en que “los pequeños son los que entienden a Dios”, como lo refleja la Sagrada Escritura.
“En Renca, Villa de la Quebrada, en este mar, en este río de gente y de pueblo, y de gente sencilla se puede ver y palpar esa profundo ser de los pequeños, que no entra en una razón. No nos va a alcanzar para poder explicar porque nos supera, como nos supera el misterio de Dios”, continuó.

Barba pidió dejar que este enigma entre en la comunidad. Y graficó que el Cristo de la Quebrada es “el amor de Dios que lo siente el pueblo sencillo”.

La festividad se concretó luego de dos años suspendida por la pandemia. Foto Marcos Verdullo

“Desde hace cientos de años, por los caminos de tierra, de ripio. Con esas bellísimas fotografías que nos muestran el antiguo pueblo de San Luis, con sus velas, con sus rampillas, con sus calles de tierra, arrodillados y con tantas historias”, de esa forma describió la fe de los fieles que traspasó años a lo largo de la historia.

En otro tramo de la homilía insistió en que la formación no es todo y no permite comprender ese misterio: “¿Qué es la cruz? Sino para los apóstoles el gran fracaso, la gran crisis. Cuando a Jesús lo crucificaron se le vino todo abajo. Volvieron para sus lugares porque no tenían más que hacer porque su esperanza quedó sepultada”.

“Sin embargo, la vida del resucitado empieza misteriosamente a manifestarse y a florecer en los corazones de los apóstoles y discípulos, la esperanza. Esto es lo que nosotros necesitamos. Desde la pequeñez del Cristo crucificado que nuestra fe vuelva a ser sencilla para poder llegar más rápidamente a Dios”, resaltó ante cientos de personas que lo escuchaban atento.

Hizo referencia a que en la Cruz “Jesús perdió todo, hasta la vida”. “No le quedó nada. Torturado, desnudado, crucificado, muerto. Entregó todo él, gran despojo y vaciamiento. Ahí es donde Dios actuó en su plenitud”, indicó.

La festividad se concretó luego de dos años suspendida por la pandemia. Foto Marcos Verdullo

En este sentido, dejó el mensaje para la sociedad de que es necesario vaciarse de “tantas cosas que distraen y atan”.
“Y lo digo como Iglesia de San Luis, debemos liberarnos, vaciarnos de lo secundario para aferrarnos a lo principal, a Dios, a Jesús. Que nos alimenta, anima, da esperanza”, aseveró.

Por eso, consideró que la Villa de la Quebrada y Renca deber ser visitadas más seguido y “aprender de lo más sencillo”. Y planteó que “a lo mejor no darán razones intelectuales de su fe, pero su corazón late con el de Jesús”.

La festividad se concretó luego de dos años suspendida por la pandemia. Foto Marcos Verdullo

“Le pido al Santo Cristo de la Quebrada que reciba la fe de su pueblo, que nos siga alimentando como lo viene haciendo desde hace años. Necesitamos esta esperanza para poder volver a nuestros lugares, no con nuestra fuerza, sino con la de Dios”, exclamó Barba.

Ya en la parte final, hizo alusión a que “Jesús que desde la cruz nos ha amado y nos ha demostrado con hechos hasta que punto nos ama”.

La festividad se concretó luego de dos años suspendida por la pandemia. Foto Marcos Verdullo

“Ponemos a tus pies nuestra vida, nuestras ilusiones, nuestra esperanza, nuestro corazón. Santo Cristo, bendice a tu pueblo, ayúdanos a ser hermanos, cristianos, a ser constructores de un mundo más justo, más humano, más fraterno. Sé Jesús nuestra fortaleza, nuestra esperanza”, concluyó.

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