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La salud en San Luis: dormir en la puerta de los hospitales, “turneros” que cobran hasta $1000 y una atención cada vez más inaccesible

Las redes sociales son eco de muchas problemáticas. Y bastante se sabe a través de ellas de los padecimientos que atraviesan las familias, sobre todo las vulnerables, para que los menores o los abuelitos puedan acceder al derecho de la salud. La falta de especialistas, que hace migrar a los pacientes a otras provincias, y el desborde en los Hospitales de Día reflejan un panorama desolador.

El Chorrilero registró lo que pasa alrededor de la salud pública de San Luis. Las imágenes hablan por sí solas. El problema alcanza a chicos y grandes. Y el escenario es el mismo en cualquier centro de asistencia pública. La realidad una sola: para conseguir turno hay que hacer filas en la madrugada.

“Ha pasado que se hace la fila desde temprano, llega el momento que te hacen pasar y adentro cuando estás haciendo otra fila te dicen que no hay más turnos. Saben dar 10 o 20 turnos, depende del profesional”, dijo María este viernes cuando faltaban 10 minutos para las 7 de la mañana.

Las personas comentaron que mucho antes de las 5 de la madrugada empiezan a llegar los vecinos al Hospital de Oeste, del Sur y del Norte, para aguardar pacientes a la intemperie, en la calle (donde muchos sectores no tienen iluminación), hasta que abran las puertas a las 8.

Pero esta vez no fue así. En todos los lugares que visitó este medio, la apertura se anticipó y los pacientes pudieron aguardar adentro el momento de la atención: “Van a tener que venir todos los días así nos atienden rápido, ahora si nos atendieron antes fue porque los vieron a ustedes”, transmitió a un equipo de El Chorrillero un señor mayor de edad que después de 2 horas parado en el medio del frío le dieron “un lugarcito” para que lo vea un clínico, ese mismo día a las 10 de la mañana.

Esperas por un turno. La realidad de la salud pública.

A un año de la inauguración del Hospital “Ramón Carrillo”, que demandó una inversión multimillonaria, cientos de sanluiseños viven a diario la crisis del sistema de salud pública.

“Llegué a las 5:30 y tuve que estar del otro lado de la reja, ahí me quedé atenta porque está todo oscuro y puede pasar cualquier cosa. A las 6 abrieron la reja y pude pasar acá, adentro no te dejan pasar todavía. El problema es la gente grande que viene sola. Te saben dar cuarto turnos”, explicó una joven que necesita hacerse un control en el Hospital del Norte.

“Acá no hay urgencias”, dijo otra señora que también aguardaba en la misma fila. “Si te pasa algo, tenés que irte a otro hospital”, afirmó.

Esperas por un turno. La realidad de la salud pública.

Casi todos los centros asistenciales de día o los CAPS funcionan de manera similar. Reparten 20, 30 o 40 turnos por día (no se sabe exactamente por qué). Lo hacen bien temprano y por lo general o en el mejor de los casos “son de una semana para la otra”. Abren a las 8, pero algunos testimonios acusaron que hay que ir antes para ganar un lugar. Un detalle: cuando las puertas se cierran (entre las 15 y las 18) solo queda funcionando una guardia donde se atiende por orden de llegada. Y si un menor se accidenta o se enferma lo único que encuentran es un médico generalista. No hay pediatras de guardia.

“Una porquería, tenés que ir a las 6 a pasar frío con el niño para conseguir un turno”, afirmó Mica Gaitán para graficar que esa es la realidad.

“En el Hospital del Sur hace dos meses que intento sacar turno, dan solo 20 por mes para chicos de 10 a 19 años”, dijo Cory Quiroga para pintar otro panorama.

Esperas por un turno. La realidad de la salud pública.

Un viernes de abril, cerca de las 19, en la sala de espera había al menos cuatro adultos con fiebre, una señora mayor con un problema de presión y tres niños también con temperatura. Después fueron llegando otros. Cada uno, como mínimo tuvo que esperar una hora y media. Había un solo doctor.

“La última vez que fui llevé a mis dos hijos, y me pidieron que eligiera uno porque a los dos no los podían atender. Estaba lleno de gente”, relató una mamá para explicar por qué estaba ahí y no en pediatría del Policlínico. “No los dejan que atiendan a menos que sean urgencias porque dicen que sí o sí tenés que ir al hospital de tu zona”, añadió Vero Escudero.

¿Qué pasa con los más chicos?

A través de una relevamiento que propuso este medio en sus redes sociales, muchos padres pudieron contar cómo es la atención de sus hijos en los hospitales públicos que tiene la provincia.

Macarena Vilches contó que vive en el sur de la ciudad de San Luis, y que por eso cuando sus hijos se enferman acude al Hospital de Día de la zona. “Atienden re mal, tengo que llevarlos al Cerro de la Cruz”, criticó.

Eli Becerra se quejó de la atención en el Hospital del Oeste: “Es malísima, vas a urgencia y no te quieren atender, te tienen horas y horas esperando para que no te atiendan y te manden a tu casa, o te dicen sacá un turno para el médico”.

“La atención es buena, lo malo es la espera y la burocracia de los turnos a muy largo plazo”, dijo por su parte Karina Suárez para referirse al sistema en general. Mientras que Mariela García expuso en la misma línea: “Es lerdo. Muy pocos profesionales, excelentes, pero pocos, y mucha demanda”.

Flor Páez apuntó al Policlínico Regional donde antes de la mudanza del equipamiento y del personal al Hospital “Dr. Ramón Carrillo”, era el más grande centro de la atención pública que tenía la provincia. “Lo dejaron en el olvido, tendrían que ser más accesibles con los turnos y poner pediatras”, expuso la mujer.

Hospital San Luis, donde funciona el servicio de Pediatría.

En el viejo hospital, que está ubicado sobre la Avenida Héroes de Malvinas, solo quedó funcionando el servicio de pediatría. Para saber cómo trabaja hay que ir a preguntar, porque no se publica información oficial. “He notado que lo han dejado venir muy abajo, lo veo como muy abandonado por varios sectores y es una lástima. La atención es excelente”, tuvo en cuenta Anahí Elizabeth Sosa.

Por las quejas que los padres transmitieron en el sondeo, se puede interpretar que no hay un equilibrio entre lo que sucede en los Hospitales de Día, y lo que pasa en el Policlínico. Alegaron que la salud que reciben los pequeños es “pésima, mala, un desastre, vergonzosa”. Y que además “te mandan de un lugar a otro por la falta de especialistas”.

“Sabemos que este Gobierno de ‘científicos’ no hace nada con la educación y mucho menos con la salud”, opinó Eduardo Herrera.

Antonella Gatica añadió que es “pésima, tanto la pública como la privada”, y consideró “increíble que no haya neurología infantil “en toda la provincia”. Marcela agregó “que son muchas las especialidades que faltan”.

Un jueves por la tarde, alrededor de las 15, Mariela concurrió al Hospital San Luis y pidió un turno para hacerle el control a su hijo de 5 años. En ese momento el médico estaba a la espera de pacientes. “Puede traerlo ahora si quiere, porque no hay nadie”, le respondieron. La mujer pensó que justo ese día tuvo “suerte” pero ya no le quedaba cómodo ir a buscar al niño, porque debía hacer unos trámites en el centro. Pidió que la anoten para otro día. La suerte es que ahí siempre hay algún pediatra, aunque no todos puedan acceder a ese servicio.

Esa última experiencia se contrapone con muchas otras que pasan en la periferia.

Para Claudia Gil, en ese lugar “los de pediatría son lo mejor, y cumplen con su profesión”. De igual manera lo expuso María Leiva: “Ahí la atención para los niños es excelente”.

Claudia Godoy se quejó porque a su hijo le hicieron “un mal diagnóstico” en el área de traumatología. “Terminó en una doble cirugía en Villa Mercedes, ya que acá no había, hasta el año pasado un traumatólogo de niño. El doctor Muracioli le salvó el brazo a mi hijo. El mejor sin dudas!”.

Y Erika agregó su propia historia. “Llevé a mi hija con fiebre alta, diarrea con sangre y vómitos. Y no me la querían atender. Me tuve que enojar para que le hicieran análisis. La doctora que estaba de guardia me dijo que ella no podía hacer todo lo que yo quería. Después de eso me dijo que mi hija tenía dos cuadros infecciosos y que la iban a subir a pediatría. Si uno no pelea para que nos atiendan a nuestros hijos no les quieren hacer nada y te los mandan a la casa con ibuprofeno”.

Fátima Sosa agregó: “Mi hija se desmayó en el colegio, fui al Policlínico y no la querían atender. Mucha demanda, pocos médicos”.

Cuando un papá concurrió esta semana al Hospital del Norte a solicitar un turno para su hija de 7 años, le pidieron que volviera el lunes “para ver lo que quedaba para el mes de mayo”.

Diego Villodas coincidió en la mala experiencia. “En enero llevé a mis dos nenes más chicos, después de llamar al 107 donde me sugirieron llevarlos. Llegamos con mi señora y desde el vamos rompieron las p…. porque entramos los dos mayores. Después que solo iban a atender a uno de los dos, al que peor de sintiera”, empezó relatando. Luego, cuando logró que los vieran por separado vino el otro reto: “Que por qué habíamos salidos todos juntos y encima en el transporte público”.

“Yo sé muy bien mis derechos y los de mis hijos, y si tengo q dar mi vida para que eso se cumpla lo haré con gusto. Al final me recetó la medicación”, agregó.

Muchas jornadas en el Hospital Cerro de la Cruz se observan largas filas de padres con sus hijos. “La atención es buena, lástima que hay sobredemanda”, dijo un señor mientras esperaba. Para Fabiana Contrera es “muy bueno”, mientras que Macarena Tercero aseguró que es uno de los “mejores” junto con el de Juana Koslay.

Esperas por un turno. La realidad de la salud pública.

“No importa si tengo que esperar cuatro o cinco horas, siempre que usted me asegure que me van a atender a la nena”, dijo resignada una mujer a un personal del nosocomio. Había mucha gente adelante suyo, pero su niña no podía esperar, ya llevaba varias horas con fiebre. La respuesta fue afirmativa, entonces ella se fue hasta un kiosquito, compró una gaseosa y algo de comida, y se sentó en la puerta a esperar que le tocara el momento para entrar. “La gente se acostumbra a esto porque no tiene otra alternativa”, opinó un joven que había ido, también con un cuadro de fiebre.

En San Luis no hay un hospital de niños, no hay especialistas, no hay oncólogos pediatras. “El recurso humano formado, no siempre elige venir a San Luis. No hay neurocirujano infantil, y si se tiene que operar un chico, no hay especialista. No hay traumatólogo para niños”, dijo una fuente consultada con información en el tema. No se sabe oficialmente cuántos pediatras hay trabajando en el sector público, pero no son más de 35 los que abarcan toda la provincia (incluido el sector privado), según los datos recolectados por este medio.

También se sabe que en el interior el tema es un problema.

“Imaginate que en Luján no quisieron atender una mordedura de perro a una nena porque no es pediátrico”, aportó un usuario de Instagram.

“En el Hospital de Merlo hacen todo lo que pueden, pero hay veces que es difícil conseguir turnos por la gran demanda. Faltan más profesionales porque Merlo recibe mucha gente hasta de la provincia limítrofe”, contó Ángeles Pinto.

Y en lo más reciente se supo que la situación alcanza con gravedad a Villa Mercedes. Esta semana los pediatras del Policlínico Regional “Juan Domingo Perón” expusieron el maltrato al que son expuestos mientras hacen su trabajo. El principal motivo que desencadena la violencia tiene que ver “el tiempo de espera” para que los niños reciban asistencia. La grande demanda sobrepasa la cantidad de personal. Aseguraron que “no dan abasto”, y es que solo hay dos médicos por guardia.

Esperas por un turno. La realidad de la salud pública.

Villa Mercedes: también en la madrugada

Esta semana muchos padres salieron a contar cuál es el escenario al que están expuestas las familias que viven en el Barrio La Ribera. Para poder hacer el control del niño sano, las madres tienen que hacer fila desde las 2 de la madrugada. Duermen en la calle porque mientras más temprano vayan, más posibilidades tienen de conseguir un lugar.

Se sabe que esa situación se vive en muchos otros centros públicos. Y que inclusive hay personas que cobran por pasar la noche a la intemperie y sacar turnos a terceros. El Chorrillero confirmó los siguientes datos: cobran entre $700 y $1000 para ir, y para ello el que paga tiene que darle el DNI. “Si sos conocido del personal de Seguridad Comunitaria (porque no hay secretarios) te dan más turnos”, dijo una fuente consultada.

En La Ribera habitan unas 17 mil personas (el complejo tiene 4.500 viviendas), y el hospital entre muy pocos turnos al mes, señalan los vecinos.

“Tenemos que dormir afuera del hospital durante la madrugada”, denunció una mamá.

Entrevistas: Facundo Rebol

Video: Víctor Albornoz

Fotos: Marcos Verdullo

Edición de videos: Gonzalo López

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