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“Nos juntamos menos, priorizamos y casi no comemos asados”

La suba de la canasta de alimentos afecta de igual manera a todos los argentinos. Una prueba de ellos es cuando se planifican las reuniones con amigos. Pocas salidas, cambio de menú, limitaciones en las compras. Estas son algunas de las experiencias de los sanluiseños cuando organizan sus juntadas.

"Nos juntamos una vez, o dos al mes, porque más no se puede”, aseguran los sanñuiseños.

por Catalina Ysaguirre

elchorrillero.com

Actualizada: 22/05/2022 19:09

Menos carne para el asado (en lo que va del 2022 subió el 23,3% en San Luis) y cero delivery. Esas son solo dos consecuencias de la crisis económica para los sanluiseños que respondieron a una encuesta de El Chorrillero.

La pandemia trajo una tormenta que “no se va” y que tiene a las familias contra las cuerdas. Las privaciones alcanzan diferentes aspectos de la vida cotidiana. Muchos plantearon “el andar lo menos posible en auto por lo cara que está la nafta”, o la imposibilidad de comprarse la ropa que le gusta o ir al cine. Pero la alimentación es lo que encabeza las preocupaciones de una familia, y por eso priorizar es una necesidad. Ajustar los gastos para alcance la comida de cada día, y dejar un poquito de lado los momentos de ocio, es lo que está pasando.

Las restricciones de la pandemia afianzaron costumbres que prevalecen, como por ejemplo las celebraciones de los cumpleaños o los encuentros con amistades en los domicilios particulares. Y persisten en gran medida por una crisis económica que en los últimos dos años se profundizó sin dar respiro. Para citar el primer ejemplo: en diciembre de 2021 el asado valía $928,93, y en abril de este año llegó a $1145,64.

Seguidores de El Chorrillero en Instagram respondieron de qué cosas se tienen que privar cuando planifican algún momento de vida social, o sea qué cosas ya no se pueden hacer como antes. Participaron casi 800 personas. El 33% dijo que resignó el asado, el 41% salir, el 15% pedir delivery, y el 11% ir a un bar.

Cada vez menos asado.

“Cervezas, Coca Cola y vinos finos”, “cenar afuera, porque te salís del presupuesto, y cada vez te limitás más”, “nos reunimos menos, casi nada”, “no poder cocinar pucheros, milanesas, estofados, milanesas, asado, ni pensar en delivery o salir”, “nos juntamos una vez, o dos al mes, porque más no se puede”, “no comemos asado”, “consumimos menos bebidas o menos comida, priorizamos”, “todo reducido, hasta el pan”. De ese modo expresaron los lectores sanluiseños cómo se vieron afectados por la inflación.

Martín graficó cuál es su experiencia: “Antes nos juntábamos a comer un asado, ahora nos juntamos después de comer”. Por su parte Jorge agregó: “Directamente ya no nos podemos juntar”.

“No podemos organizar nada porque todo se fue por las nubes”, aportó María Villegas. En la misma línea añadió Claudio: “Ya ni me junto”. Y luego ironizó: “Viva Perón”. Javier sostuvo: “Me privo de juntarme. La plata no alcanza y creo que este es el peor momento de nuestra Patria desde que tengo noción”.

“Algunos de mis amigos no pueden ir a los cumpleaños del grupo porque no les alcanza la plata. En mi caso tengo que limitar la cantidad de salidas, ya que no puedo salir a todas las invitaciones”, opinó Gastón.

Florencia contó que se sigue juntando con amigos, pero que lo hacen “con menor frecuencia y compartiendo el dinero que se gasta en las compras”; y agregó: “Al boliche no vamos”.

“Juntarse cada 15 o 20 días, comer algo en una casa y repartimos los gastos. Imposible salir, el peso no alcanza”, escribió Pablo Anello. “El alcohol y menos salidas. Solo comidas baratas”, expuso Lucía Silvestri.

En el caso de Fernando tuvieron que “dejar de lado” la carne y el delivery. “La Coca Cola, ahora se está volviendo un lujo”, sostuvo Ariel. “A la canasta, todo un poco de comida que se organiza, y cada uno lo que va a tomar”, agregó Matías. Moly dijo que tuvieron que “reducir todo, hasta el pan que está a $250 el kilo”.

“De juntarnos casi a diario y los fines de semana con las familias, ahora si es una vez al mes es mucho”, relató Mar Garzulo. Vicky Castreje contó que se reúne “menos, casi nunca”, y Rocío Mendoza que comparten la cuenta “entre todos”.

Este mes la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina (FADA) difundió una encuesta que refleja la vertiginosa inflación que padecieron los argentinos del 2017 hasta la fecha. Para graficar el escenario se centró en la pizza, un símbolo de muchas juntadas entre amigos.

En base al siguiente ejemplo de que cuatro adultos que se juntan a comer y cocinan dos pizzas, una especial y una de palmitos, el costo es seis veces más. Por la inflación se perdieron siete pizzas caseras, 79 kilos de harina, casi seis de queso, 33 paquetes de aceitunas y 180 vasos de bebida para compartir.

En el estudio, el economista y jefe de la entidad, David Miazzo explicó que al comparar diciembre 2017 y marzo 2022, los salarios reales promedio cayeron un 21%.  Los trabajadores del sector privado registrado perdieron un poder de compra promedio del 17% y los del sector público, 18%, mientras que los no registrados un 34%.

Un par de pizzas caseras, dos cervezas, una gaseosa y un helado costaban $580 en 2017: hoy todo eso sale $3.400, según el informe.

"Si nos gusta la de palmitos, en cuatro años perdimos 43 sachets de salsa golf y 22 latas de palmitos. Si vemos las bebidas, nos perdimos 180 vasos entre gaseosa y cerveza. Con el helado quedaron los cuatro potes en el camino, no nos alcanza ni para uno", expuso por su parte Natalia Ariño, también economista e integrante de FADA.

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