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Condenaron a 25 años de cárcel a líder religioso por abuso de niños

La fiscalía había pedido 40 años para el pastor Antonio Aguirre. La pena la impusieron los jueces Pablo Busaniche, Sergio Carraro y Pablo Ruíz Staiger después de una semana de juicio oral.

Actualizada: 30/05/2022 12:11
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Entre 2012 y 2017 el pastor evangelista Antonio Aguirre (70) abusó sexualmente de, al menos, siete niñas y adolescentes. Estas menores lo enfrentaron y lo denunciaron dentro del templo Pueblo de Dios ubicado en Gorriti al 4.600 donde ocurrieron muchas de las agresiones y en la Justicia. Durante el juicio oral que ocurrió esta última semana se supo que el religioso las amenazaba con suspenderlas de las actividades de la iglesia y las intimidaba diciéndoles que iba a encerrarlas en un pabellón donde tendrían que hacer ayuno y dormir arrodilladas.

A la investigación la llevó adelante la Unidad Fiscal Especial de Violencia de Género, Familiar y Sexual (GEFAS) del Ministerio Público de la Acusación (MPA). Estuvo a cargo de la fiscal Alejandra Del Río Ayala que pidió 40 años de prisión por la larga lista de delitos cometidos contra las menores. Este lunes a primera hora el tribunal compuesto de los jueces Pablo Busaniche, Sergio Carraro y Pablo Ruíz Staiger decidió otorgarle 25 años de condena de ejecución efectiva.

Lo nombraron autor de los delitos de abuso sexual con acceso carnal calificado (por ser ministro de culto); abuso sexual gravemente ultrajante calificado (por ser ministro de culto); abuso sexual simple reiterado y agravado (por ser ministro de culto); y autor de promoción a la corrupción de menores agravada (en dos casos por amenazas, en otro por abuso de autoridad y en el tercero por violencia).

 

"Se pensó que era impune"

"No estoy conforme", dijo Hernán, padre de dos niñas víctimas y denunciante a UNO luego de la lectura de la sentencia. Manifestó que la cantidad de años le parece insuficiente si se tiene en cuenta que el MPA pidió 15 años más. "Después de tantos años de esperar, con tanto sufrimiento por las nenas más que nada dieron a conocer la condena por los abusos que cometió. Siempre les creí a las nenas, fui el primero que denunció todo esto. Y dieron 25 años. Nunca tendría que haber pasado nada de esto. No me pone ni feliz, ni contento. Para nada. Es lo que dios quiso. Somos fieles creyentes y confiamos en su palabra. Yo confié, fue mi error creer en los seres humanos", agregó.

Asimismo dejó un mensaje para quienes están a cargo de espacios religiosos: "Basta un botón para muestra. Que todos los pastores, los que sean cabezas de iglesias o cualquier persona común y corriente que denuncie porque no tiene que pasar esto. Nadie se tiene que callar más. Como hice yo, que denuncié. A las nenas, a las mujeres, hay que defenderlas de todo. Este tipo era el hermano de sangre de la máxima autoridad del Pueblo de Dios. Se pensó que era impune. Y delante de los ojos de dios somos todos iguales. Era un gran maestro de la palabra de dios pero sus acciones no acompañan lo que dice".

Según relató Hernán, si bien se llevaron adelante actuaciones por el caso de siete nenas que fueron quienes denunciaron y pudieron comprobar los abusos, las víctimas son muchas más: "sabemos que son 18 al menos, de entre 7 y 17 años".

 

Lo atraparon en Misiones

La investigación penal que llevó a cabo el MPA comenzó en abril de 2018 a raíz de la denuncia que hizo el padre de dos hermanas que fueron víctimas, Hernán. Para esa fecha, el ex líder religioso se había ido de la ciudad de Santa Fe. Sin embargo, la Fiscalía libró la correspondiente orden de detención, y el acusado fue detenido en la ciudad de Puerto Iguazú el domingo 27 de octubre de 2019.

La Fiscalía argumentó en su acusación que “el líder religioso cometía los ilícitos a pesar de la resistencia de las menores” y agregó que “en algunos casos utilizó violencia para neutralizar a las niñas, en otros lo hizo abusando de su autoridad religiosa y en otros las amenazó con suspenderlas en la práctica religiosa si no aceptaban ser abusadas”.

Durante el juicio Del Río Ayala relató que en reiteradas oportunidades, Aguirre vulneró la integridad sexual de las víctimas en un inmueble del norte de la ciudad en el que desarrolla sus actividades la iglesia evangélica. Y que en otras ocasiones, el pastor perpetró los delitos a bordo de un automóvil en el que trasladaba a las niñas y adolescentes.

Además se probó que Aguirre amenazaba a las víctimas. Les decía que si no permitían los abusos o si hablaban con alguien sobre sus padecimientos, serían ‘suspendidas’, lo que implicaba que no podrían participar en actividades religiosas vinculadas al canto, a la danza, entre otras. “El accionar delictivo no sólo tuvo consecuencias negativas para las víctimas, sino también para sus familiares y otros integrantes de la comunidad religiosa”, sostuvo la fiscal durante el proceso. (Uno Santa Fé)

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