Historias de San Luis: otros bares, clubes privados y algunos músicos
En Rivadavia y 9 de Julio, en un amplio local frente al ex bar El Foro, actualmente Buffet, existió una confitería que tenía como decoración una palmera en el centro del salón.
En la última historia pregunté si de verdad existió un lugar llamado The Moscas y si fue así, dónde estaba ubicado.
Y entre otros, Héctor Eduardo Muñoz me envía un mail donde me cuenta que lee las notas todos los domingos “y me lleno de recuerdos y vivencias”.
Responde con exactitud:” el citado The Moscas estaba por la Chacabuco, donde antiguamente funcionó la fábrica de botas de goma y hoy es un negocio dónde se venden zapatillas y productos de una marca deportiva”.
Añade Héctor: “respecto de bares de mi época, luego de Mecano, cuando por sugerencia de algún concejal iluminado los boliches cerraban más temprano de lo acostumbrado, nos íbamos a Nox, a lo que hoy sería un after por la Illia (ex Quintana) frente a la estación de servicio que era del señor Salmerón, ubicada en Chacabuco e Illia.”
Aclara: “eso sí, grupos selectos. Entrábamos al lugar y se cerraban las puertas”. Y dice “no recuerdo haber leído sobre Melody en la galería Sananes”.
Te contesto Héctor: si hemos escrito sobre Melody, partiendo del nombre original que fue Kit Kat, y volveremos a la carga porque el lugar tuvo muchos nombres.
En Rivadavia y 9 de Julio, en un amplio local frente al ex bar El Foro, actualmente Buffet, existió una confitería que tenía como decoración una palmera en el centro del salón. No recuerdo el nombre, pero sí que uno de sus primeros dueños fue un amigo francés llamado Jean Claude, quien cumplió las funciones de director de la Alianza Francesa en San Luis.
También funcionó en la esquina de 9 de Julio y San Martín un bar dónde la especialidad eran las comidas rápidas. No en la esquina del edificio. Enfrente. Allí después se instaló un kiosco.
Y en lo que es la planta baja del edificio de esa esquina, estuvo instalada un tiempo una confitería de la familia Viñals. Muy cuidada decoración.
El Foro, en la esquina de 9 de Julio y San Martín, tuvo sus tiempos de esplendor, hasta que cerró y fue rescatado el lugar por Kiko Amieva y sus hijos, quienes le pusieron por nombre Buffet., si bien para la mayoría es “el bar de Kiko”, por los años que lleva su negocio ubicado al lado de la confitería.
Para la gente es la esquina de Kiko y el kiosco de Kiko y la confitería de Kiko. En la misma calle Rivadavia, pasando Tribunales, se instaló el llamado Open Bar.
Un lugar de excelencia en tragos y comidas rápidas con la mano de Carlitos Pagano (ya fallecido). Hubo otros socios y dueños posteriormente.
Parecido en el formato al Jonás ubicado en Chacabuco al 900, entre Lavalle y Pedernera frente a la Universidad, pero con otra estética.
El Jonás también era de Carlitos Pagano, y luego de su muerte nunca más abrió sus puertas.
Había varios clubes privados, pero para acceder a ellos tenías que pertenecer a un determinado ámbito.
Un club privado que tuvo mucha promoción y no escondía su funcionamiento fue Club 21, que era propiedad del actual gobernador Alberto Rodríguez Saá.
Estaba ubicado donde ahora funciona una casa o tienda de instrumentos musicales.
No había muchas restricciones para pertenecer. Pagar una cuota mensual y nada más.
Pero económicamente no prosperó como estaba planeado.
Y del rubro músicos de las noches de oro de San Luis vamos a ampliar en alguna otra historia, pero quiero recordar por ejemplo a Los Sobrevivientes, de la provincia de Mendoza, y una mujer, que era la cantante del grupo, que se quedó para siempre en estas tierras: Carolina “La Colo” Martín.
Por supuesto el gran maestro Carlitos Granado. Y ni que decir cuándo se unía a otros músicos como el Negrito Acosta en la percusión o Beto Mallugani con su saxo.
Y el maestro Granado tocaba con cualquier músico o cantante que estuviera a mano.
Es una historia en sí mismo Carlos Granado y su piano. Que ya la contaremos.
Todos los músicos merecen historias exclusivas sin dudas.
Hasta la próxima. (ninojromero@yahoo.com.ar)